El Vaticano permanece en alerta terrorista máxima, al ser considerado un objetivo sensible por las ocasionales referencias que hacen a él los yihadistas en sus mensajes. Las autoridades italianas están monitorizando el peligro.
Tras las informaciones publicadas en Italia sobre posibles atentados, el Vaticano mantiene la alerta terrorista "máxima", si bien "no ha habido ninguna novedad sobre amenazas" precisas tras los atentados de París, y la alarma "todavía no se ha confirmado".
El ministro del Interior italiano, Angelino Alfano,
dijo que lo que sí es real es que "desgraciadamente" el Vaticano "ha sido más veces citado y evocado en los mensajes del autoproclamado 'califato' (yihadista), y la bandera negra sobre la cúpula de San Pedro no es un signo difícil de interpretar" que, dijo, él no ve "como algo simbólico". Es por ello por lo que el Ministerio del Interior no subestima ningún indicio ni hipótesis, "ni siquiera las aparentemente más efímeras".
El portavoz vaticano, Federico Lombardi,desmintió que el Estado haya recibido "señales de riesgo específico de los servicios de seguridad de otros países". Apuntó que se mantiene "la atención y una prudencia razonable", pero insistió en que "no existen señales de motivos concretos ni de riesgo específico".Por ello, instó a no alimentar lo que denominó como "preocupaciones infundadas" que, según dijo, podrían "inútilmente turbar la vida, el clima de trabajo e incluso los intereses de tantos peregrinos y turistas que visitan el Vaticano diariamente".
Por otra parte y en relación con toda esta complicada problemática, conviene recordar que el pasado 28/11/2014 el Papa Francisco visitó Turquía, país en el que la comunidad cristiana cayó del 32% al 0,2% del total nacional en un siglo.
El contexto mundial, antes de los luctuosos sucesos de París, sigue estando afectado por el terrorismo de impronta islámica: el 80% de los atentados ocurridos durante el 2013 tuvo lugar en cinco naciones musulmanas -Afganistán, Irak, Nigeria, Pakistán y Siria- y el 66% de las víctimas fatales fue ocasionado por cuatro grupos fundamentalistas islámicos -Estado Islámico, Boko Haram, Talibanes y Al-Qaeda y afiliados-.
En su viaje, el Papa se reunió con el presidente turco, Erdogan y otras autoridades políticas y religiosas, recibió a refugiados y oró junto al mufti. En diferentes discursos recordó los puntos que unen a cristianos y musulmanes y condenó cualquier justificación religiosa para la violencia: “la violencia que busca una justificación religiosa merece la más enérgica condena, porque el Todopoderoso es Dios de la vida y de la paz”; denunció el fundamentalismo y señaló la necesidad de que musulmanes, judíos y cristianos, "gocen – tanto en las disposiciones de la ley como en su aplicación efectiva – de los mismos derechos y respeten las mismas obligaciones".
En su vuelo de regreso a Roma, en diálogo con periodistas Francisco aseguró:
“Yo le he dicho al presidente Erdogan que sería bonito que todos los líderes islámicos, ya sean líderes políticos o religiosos, digan claramente que condenan el terrorismo. La mayoría del pueblo islámico agradecería oír eso por boca de sus líderes religiosos, políticos y académicos. Todos nosotros necesitamos una condena mundial. Es importante que los islámicos que tienen una identidad digan que el Corán no es eso”.
Tal como hiciera Benedicto XVI en 2.006, Francisco ha puesto el dedo en la llaga y ambos, con estilos y matices personales distintos han dejado muy clara la exhortación en torno a la violencia perpetrada por extremistas en nombre del Islam y el llamamiento a los moderados de esa fe para que los denuncien claramente.
Así ambos papas exponen una línea doctrinal inequívoca que orienta toda la diplomacia papal hacia el Islam, evidente para quien lo quiera ver.
F.J.de C.
Madrid, 14 de enero de 2.015