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viernes, 2 de diciembre de 2016

Flos Sanctorum: San Francisco Javier, “El Divino Impaciente”.


Dedicado especialmente a todos mis lectores - tocayos que celebran el día 3 de Diciembre su Santo patrón.

Francisco de Jasso Azpilcueta Atondo y Aznáres de Javier, más conocido como Francisco de Javier o Francisco de Jasso (7 abril1506 – 3 diciembre1552) fue un religioso y misionero navarro de la Compañía de Jesús nacido en el Castillo de Javier de la Villa homónima y fallecido en la isla de Sanchón (China).


En Roma, en la iglesia del Gesú, se puede ver la imagen del Santo,  su brazo derecho levantado, agotado, como  si estuviera dando la absolución, bendiciendo o bautizando.

Javier murió a los 46 años. Fue canonizado por el papa Gregorio V, con el nombre de San Francisco Javier en 1.622 y en el año 1657, el papa Alejandro VII, le incorporó como patrono del Reino de  Navarra  que a partir de entonces comparte con San Fermín.

Francisco de Javier fue miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola, destacando  por su labor como misionero en el Oriente asiático, el sur de la India, Ceilán, Malaca, llegando  a Kagoshima, Japón.
Falleció en la isla de Sanchón, frente a las costas de China y en 1904 San Pío X le nombra Patrono de las Misiones y  recibió el sobrenombre de Apóstol de las Indias.


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El castillo natal de Francisco Javier.
Donde el río Aragón empieza a regar las fértiles tierras de la ribera de Navarra existía un castillo medieval, edificado en el siglo XIII sobre otro más antiguo y renovado por sus padres.
 Coronado de macizas torres y rodeado de un foso con altos muros y puentes levadizos, demostraba a las claras su carácter defensivo frente al vecino Reino de Aragón.

El Divino Impaciente.

José María Pemán, (Cádiz, 1987 - Cádiz, 1981) brillante intelectual, escritor, poeta, dramaturgo, y orador entre sus numerosísimas obras destaca El Divino Impaciente obra teatral estrenada en 1.934 en Madrid en pleno auge de la II República.
obteniendo un clamoroso éxito; en esta obra, Pemán,describe muy bien, en sus sonoros versos, la biografía de San Francisco Javier  y su relación con su amigo San Ignacio de Loyola:

Dice Ignacio a  Javier:


“Te quiero siervo de Dios... / ¡pero sin jugar a santo!... Lo has de ser con menos brío: / cuando suena mucho el río / es porque hay piedras en él. / Virtud que se paladea / apenas si es ya virtud. /  No hay virtud más eminente / que el hacer sencillamente / lo que tenemos que hacer.../ El encanto de las rosas / es que, siendo tan hermosas,  / no conocen que lo son…..
…. “Pídele a Dios cada día / oprobios y menosprecios, / que a la gloria, aun siendo gloria / por Cristo, le tengo miedo... / Ni el rezo estorba al trabajo, ni el trabajo estorba al rezo. / Trenzando juncos y mimbres / se pueden labrar, a un tiempo, / para la tierra un cestillo / y un rosario para el cielo…


Dice Javier, en el epílogo de la obra,agotado, hablando con Dios:

 
….. “Postrado a tus pies benditos,/ aquí estoy, Dios de bondades, / entre estas dos soledades / del mar y el cielo infinitos.../ Vencida de tanto hacer / frente al mar y a su oleaje, / ya va a rendir su viaje la barquilla de Javier.../  No puse nunca, Señor,/ la luz bajo el celemín... / Me diste cinco talentos /y te devuelvo otros cinco... / Cuida a mi gente española... / Y si algún día mi casta / reniega de Ti y no basta,/ para aplacar tu poder,/  en la balanza poner sus propios merecimientos.../ pon también los sufrimientos / que sufrió por Ti Javier... / Sí... no me ocultes tu rostro... / Ya va a buscarte tu siervo...” (Javier va dejando caer la cabeza...). ...Señor, en Ti espero/Sí... no me ocultes tu rostro/Ya va a buscarte tu siervo...In te, Domine, speravinon confundar in aeternum!

Sin duda, Francisco de Javier fue el Impaciente, pero un impaciente divino, que conmovió el mundo, los siglos y la historia habiendo vivido solamente cuarenta y seis  años.

F.J.de C.

Madrid, 2 de diciembre de 2.016

martes, 8 de diciembre de 2015

Flos Sanctorum: Vida de San Francisco Javier.

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Francisco de Jasso Azpilcueta Atondo y Aznáres de Javier, más conocido como Francisco de Javier o Francisco de Jasso (7 abril1506 – 3diciembre1552) fue un religioso y misionero navarro de la Compañía de Jesús nacido en el Castillo de Javier de la Villa homónima y fallecido en la isla de Sanchón (China).

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El castillo natal de Francisco Javier.
Donde el río Aragón empieza a regar las fértiles tierras de la ribera de Navarra existía un castillo medieval, edificado en el siglo XIII sobre otro más antiguo y renovado por sus padres.
 Coronado de macizas torres y rodeado de un foso con altos muros y puentes levadizos, demostraba a las claras su carácter defensivo frente al vecino Reino de Aragón.
Fue canonizado por la Iglesia Católica con el nombre de San Francisco Javier.

Francisco de Javier fue un relevante misionero jesuita, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola.

Se destacó por sus misiones que se desarrollaron en el oriente asiático y en el Japón. Recibió el sobrenombre de Apóstol de las Indias.
El papa Alejandro VII, en el año 1657,  incorporó como patrono del reino de  Navarra  a San Francisco Javier que a partir de entonces comparte con San Fermín.

Cronología del Santo:

7-4-1506. Nace en el Castillo de Javier (Navarra, España).

1525. Marcha a París para estudiar en la Sorbona.

15-8-1534. Hace los votos de Montmartre con Ignacio y otros cinco compañeros.

24-6-1537. Ordenado sacerdote en Venecia.

1540. Destinado a las Indias.

7-4-1541. El mismo día de su 35 cumpleaños sale de Lisboa.

6-5-1542. Llega a Goa. Desde allí, durante unos 7 años evangeliza buena parte del sur de la India, Ceilán, Malaca, etc.

15-8-1549. Llega a Kagoshima, Japón.

1551. Regresa a la India y hace nuevos proyectos.

3-12-1552. Muerte en la isla de Sanchón, frente a las costas de China.

12-3-1622. Es canonizado junto a San Ignacio, Santa Teresa, San Isidro Labrador y San Felipe Neri por el Papa Gregorio XV.

1904. San Pío X le nombra Patrono de las Misiones.

Francisco Javier en París.

París siempre ha tenido fama de ciudad alegre y divertida; pero ninguno de sus barrios era tan bullicioso y jaranero como el Latino, donde se hacinaban los cincuenta colegios que componían la Universidad de la Sorbona.
 La sociabilidad innata de Javier unida a su jovialidad será una constante hasta el fin de su vida.
 La extrema severidad de los reglamentos de esos Colegio Mayores no era obstáculo para Javier para escapar del colegio de noche y respirar un poco de libertad por las timbas y tabernas, que tanto abundaban en el barrio Latino.
 A Javier le gustaba beber, jugar a las cartas y, sobre todo, cantar, pero sin caer en obscenidades.
 Y así hasta tropezar con Iñigo de Loyola.

La conversión de Francisco Javier.

Un buen día Javier se encuentra con un estudiante guipuzcoano, cojitranco, reconcentrado y muy devoto, con 16 años por encima de los suyos: era Ignacio (Iñigo) de Loyola.
 Y providencialmente acabaron hospedándose en la misma habitación del Colegio Mayor de Santa Bárbara.
 Mientras Javier era un joven fogoso, de porte distinguido y apuesto, con anhelos de gloria, queriendo brillar en el mundo... Ignacio sólo ambicionaba glorificar a Dios y servir a la Iglesia.
 Pero Javier ante la reiterada pregunta de Ignacio "¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?" terminó por renunciar al mundo y hacerse jesuita jurando sus votos.

Posteriormente viajó, viajó siempre, durante toda su vida de activo misionero. Enseñaba, bautizaba, confesaba, creaba fe, esperanza, amor. La Iglesia crecía cada día, viéndole a él, escuchándole. Para él no existía el país imposible. Y un día quiso conquistar la inmensa China. Navegó, llegó a una isla, veía la costa del continente firme. Se sintió enfermo.
Javier fue probablemente el poeta que cantó esos versos del más puro acto de amor a Jesucristo:

“No me mueve, mi Dios, para quererte / el cielo que me tienes prometido. / Ni me mueve el infierno tan temido / para dejar por eso de ofenderte. / Tú me mueves, Señor, muéveme el verte / clavado en una cruz y escarnecido. / Muéveme el ver tu cuerpo tan herido. / Muévenme tus afrentas y tu muerte. / Muéveme, al fin tu amor,  y en tal manera, / que, aunque no hubiera cielo,  yo te amara, / y, aunque  no hubiera infierno, te temiera. / No me tienes que dar porque te quiera. / Pues, aunque lo que espero, no esperara, / lo mismo que te quiero te quisiera”.

El Divino Impaciente.

José María Pemán, (*) en su inmortal obra, “El Divino Impaciente” describe muy bien, en sus sonoros versos, la biografía de San Francisco Javier  y su relación con su amigo Ignacio de Loyola:

DE IGNACIO A JAVIER:
“Te quiero siervo de Dios... / ¡pero sin jugar a santo!... Lo has de ser con menos brío: / cuando suena mucho el río / es porque hay piedras en él. / Virtud que se paladea / apenas si es ya virtud. /  No hay virtud más eminente / que el hacer sencillamente / lo que tenemos que hacer.../ El encanto de las rosas / es que, siendo tan hermosas,  / no conocen que lo son. / Pedro Fabro: en Javier fundo / mi ilusión y mi placer; /  que si yo gano a Javier, Javier me ganará un mundo... Vencida su inexperiencia / domada su vanidad / de él espero, si me es fiel, / milagros de santidad...”
IGNACIO A JAVIER QUE MARCHA HACIA LAS INDIAS
“Pídele a Dios cada día / oprobios y menosprecios, / que a la gloria, aun siendo gloria / por Cristo, le tengo miedo... / Ni el rezo estorba al trabajo, ni el trabajo estorba al rezo. / Trenzando juncos y mimbres / se pueden labrar, a un tiempo, / para la tierra un cestillo / y un rosario para el cielo... / Mientras tanto, Javier mío, / porque no nos separemos, / llévame en tu corazón, / que en mi corazón te llevo”.
JAVIER, AGOTADO, VA HABLANDO CON DIOS, en el EPILOGO de su obra: “Postrado a tus pies benditos,/ aquí estoy, Dios de bondades, / entre estas dos soledades / del mar y el cielo infinitos.../ Vencida de tanto hacer / frente al mar y a su oleaje, / ya va a rendir su viaje la barquilla de Javier.../  No puse nunca, Señor,/ la luz bajo el celemín... / Me diste cinco talentos /y te devuelvo otros cinco... / Cuida a mi gente española... / Y si algún día mi casta / reniega de Ti y no basta,/ para aplacar tu poder,/  en la balanza poner sus propios merecimientos.../ pon también los sufrimientos / que sufrió por Ti Javier... / Sí... no me ocultes tu rostro... / Ya va a buscarte tu siervo...” (Javier va dejando caer la cabeza...).

En Roma, en la iglesia del Gesú, se puede ver la imagen del Santo,  su brazo derecho levantado, agotado, como  si estuviera dando la absolución, bendiciendo o bautizando. Javier murió a los 46 años.  Sin duda fue el Impaciente, pero un impaciente divino, que conmovió el mundo, los siglos y la historia habiendo vivido solamente cuarenta y seis  años.
F.J.de C.
Madrid, 8 de diciembre de 2.015

(*) Nota: José María Pemán,(Cádiz, 1987 - Cádiz, 1981) poeta,dramaturgo, escritor, articulista y orador español católico  entre sus numerosísimas obras destaca El Divino Impaciente que estrenada en 1.934 en Madrid obtuvo un clamoroso éxito en pleno auge de la II República.

viernes, 1 de agosto de 2014

San Ignacio de Loyola, en su fiesta del 31 de julio.




La Iglesia celebra la festividad de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, el día 31 de julio.
Iñigo López de Loyola,  nació en Loyola (Guipúzcoa) en 1491 y murió en Roma en 1.556. Recibió una educación  elemental,aunque con una base religiosa sólida.  Dedicado a la milicia, tuvo una intensa actividad tanto militar como cortesana.En mayo de 1521, se encontró defendiendo como soldado la fortaleza de Pamplona contra los franceses; durante la batalla, una bala de cañón le alcanzó, hiriéndole en una pierna y rompiéndole la otra,como consecuencia de la cual tuvo que guardar una penosa y larga convalecencia; esta circunstancia dio un giro radical a su vida pues durante ese tiempo tuvo la oportunidad de leer la «Flos Sanctorum» (Vidas ejemplares de Santos), la «Vita Christi» de Rodolfo de Sajonia, y el «De imitatione Christi» de Thomas Kempis. Estas lecturas y su afición por los libros de caballería le llevaron a perfilar un nuevo ideal caballeresco dentro de su época: el de caballero de Cristo, un caballero andante en defensa de Dios. Y de acuerdo con dicho ideal, decidió romper con su vida anterior e irse a los Santos Lugares.Más tarde,viajó a París, ciudad en la que permaneció entre 1528 y 1535. Se matriculó en la Sorbona y durante este período acabó de perfilar lo que iba a ser la Compañía de Jesús. Conoció, entre otros, a Pedro Fabro, Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Bobadilla y Rodríguez, hombres que se constituirían en los futuros pilares de la nueva "Compañía de Jesús".

En 1.534 funda la Compañía de Jesús.

José María Pemán, en su obra  “El Divino Impaciente”  (dedicada a San Francisco Javier) narra con verso ágil las andanzas en París de este grupo insigne de los primeros seguidores  del de Loyola, dedicando  unos versos  a narrar la biografía de Iñigo de Loyola:  

“....En el cerco de Pamplona, siendo mozo,
le alcanzó una bala la canilla,
y aunque le desjarretó los huesos todos,
libró del trance por maravilla.
Sólo un vicio le quedó del que no pudo librar:
una indecisa cojera que le da cierta manera
casi graciosa de andar....”

y sigue Pemán:

“... Estando herido, en Loyola,
el Flos Sanctorum leía,y
en leyéndolo, le hervía
su buena sangre española
de tal modo, que ya ansia,
calzando siempre más puntos que el que más,
llegar a ser más Santo
que fueron juntos todos los Santos de ayer.
Según ha dado a entender,
ahora anda en trance de ir a Roma,
con intención secreta de conseguir
licencia de Fundación,
pues, según parece,
sueña no sé qué empeño futuro.
Y triunfará, de seguro;
que cuando en algo se empeña,
paso a paso, bien o mal,
repartiendo por igual la suavidad con el mando,
cojeando, cojeando, llega siempre hasta el final........”

Para enmarcar históricamente su biografía,subrayemos que el Concilio de Trento donde ya destacan algunos de los  nuevos teólogos jesuitas citados mas arriba, se celebra en Trento (Italia) entre 1.545 y 1563.
En  1.492 Colón descubre América; en 1502, llega allí, Francisco Pizarro y hacia 1.520 se produce la conquista del Perú.
Las misiones jesuíticas en América, entre las cuales se destacan, “Las reducciones de Paraguay” fueron poblados indígenas organizados y administrados por los misioneros jesuítas en el Nuevo Mundo como parte de su obra civilizadora y evangelizadora.
Mucho después, ya en el siglo XX, también veremos a algunos jesuitas liderando la controvertida “Teología de la Liberación”, pero ese tema ya se sale del contenido de este artículo.
Resultan ser especialmente significativas las actividades de la Compañía de Jesús en el ámbito de la enseñanza. La nueva orden religiosa nace y se desarrolla con un selecto grupo de compañeros universitarios de Ignacio, formados todos en la Universidad de París y sus nuevas vocaciones se reclutan en residencias universitarias cercanas a los centros docentes mas famosos de la época: París, Padua, Coimbra, Lovaina, Colonia, Valencia entre los años 1540 y 1544.
En España además de sus centros de enseñanza medias tiene algunas de las universidades privadas mas prestigiosas como la Universidad Pontificia de Comillas de la cual dependen centros como la ingeniería ICAI (Madrid), economía y derecho ICADE (Madrid) y Deusto, Instituto Químico de Sarria, Cataluña, etc.etc.
Finalmente, permítanseme dos anécdotas personales:
La primera, quiero recordar aquí mis felices años de niñez en los años 50 del siglo XX cuando pasaba con mis padres y hermanos largos veranos en San Sebastián; en contra de lo que sucede ahora, las iglesias se llenaban incluso en días laborables y no digamos los domingos y festivos con los fieles llegando hasta la calle pues no cabían materialmente en el templo; el dia de San Ignacio, 31 de julio, se celebraba la festividad del Santo,en toda Guipúzcoa,y particularmente en la iglesia de los Jesuitas de San Sebastián, de forma tan solemne como apoteósica y se cantaba al final de cada misa, con gran devoción, el himno de San Ignacio, en vascuence por cierto, alguna de cuyas estrofas todavía recuerdo:
“Ignacio gure patroi handia /Jesusen Compañía/ fundatu….”.
En segundo lugar, recordar a un excelente catedrático de matemáticas, ya fallecido, de la Facultad de Físicas de la Universidad Central, el Padre Alberto Dou Mas de Xesás,(Olot 1915- San Cugat del Vallés 2.009), sabio jesuita y excelente matemático e ingeniero de caminos, uno de los primeros que introdujo en España los abstrusos conceptos de la Matemática moderna.
F.J.de C.
Madrid, 31 de julio de 2014

 


lunes, 17 de diciembre de 2012

Vidas de Santos: San Francisco Javier





Recordando a San Francisco Javier en su octava.

Francisco de Jasso Azpilcueta Atondo y Aznáres de Javier, más conocido como Francisco de Javier o Francisco de Jasso (* 7 de abril de 1506 –† 3 de diciembre de1552) fue un religioso y misionero navarro de la Compañía de Jesús nacido en el Castillo de Javier de la Villa homónima y fallecido en la isla de Sanchón (China).
Fue canonizado por la Iglesia Católica con el nombre de San Francisco Javier.
Francisco de Javier fue un relevante misionero jesuita, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola http://fj-lasideasdejeugenio.blogspot.com/search?q=SAN+IGNACIO+DE+LOYOLA.
Se destacó por sus misiones que se desarrollaron en el oriente asiático y en el Japón. Recibió el sobrenombre de Apóstol de las Indias.
El castillo natal de Francisco Javier
Donde el río Aragón empieza a regar las fértiles tierras de la ribera de Navarra existía un castillo medieval, edificado en el siglo XIII sobre otro más antiguo y renovado por sus padres.
 Coronado de macizas torres y rodeado de un foso con altos muros y puentes levadizos, demostraba a las claras su carácter defensivo frente al vecino Reino de Aragón.
Francisco Javier en París
París siempre ha tenido fama de ciudad alegre y divertida; pero ninguno de sus barrios era tan bullicioso y jaranero como el Latino, donde se hacinaban los cincuenta colegios que componían la Universidad.
 La sociabilidad innata de Javier unida a su jovialidad será una constante hasta el fin de su vida.
 La extrema severidad de los reglamentos de esos Colegio Mayores no era obstáculo para Javier para escapar del colegio de noche y respirar un poco de libertad por las timbas y tabernas, que tanto abundaban en el barrio Latino.
 A Javier le gustaba beber, jugar a las cartas y, sobre todo, cantar, pero sin caer en obscenidades.
 Y así hasta tropezar con Iñigo de Loyola.
La conversión de Francisco Javier
Un buen día Javier se encuentra con un estudiante guipuzcoano, cojitranco, reconcentrado y muy devoto, con 16 años por encima de los suyos: era Ignacio (Iñigo) de Loyola.
 Y providencialmente acabaron hospedándose en la misma habitación del Colegio Mayor de Santa Bárbara.
 Mientras Javier era un joven fogoso, de porte distinguido y apuesto, con anhelos de gloria, queriendo brillar en el mundo... Ignacio sólo ambicionaba glorificar a Dios y servir a la Iglesia.
 Pero Javier ante la reiterada pregunta de Ignacio "¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?" terminó por renunciar al mundo y hacerse jesuita jurando sus votos.Posteriormente
viajó, viajó siempre, durante toda su vida de activo misionero. Enseñaba, bautizaba, confesaba, creaba fe, esperanza, amor. La Iglesia crecía cada día, viéndole a él, escuchándole. Para él no existía el país imposible. Y un día quiso conquistar la inmensa China. Navegó, llegó a una isla, veía la costa del continente firme. Se sintió enfermo.
Javier fue probablemente el poeta que cantó esos versos del más puro acto de amor a Jesucristo:
“No me mueve, mi Dios, para quererte / el cielo que me tienes prometido. / Ni me mueve el infierno tan temido / para dejar por eso de ofenderte. / Tú me mueves, Señor, muéveme el verte / clavado en una cruz y escarnecido. / Muéveme el ver tu cuerpo tan herido. / Muévenme tus afrentas y tu muerte. / Muéveme, al fin tu amor,  y en tal manera, / que, aunque no hubiera cielo,  yo te amara, / y, aunque  no hubiera infierno, te temiera. / No me tienes que dar porque te quiera. / Pues, aunque lo que espero, no esperara, / lo mismo que te quiero te quisiera”.

El Divino Impaciente
José María Pemán, (*) en su inmortal obra, “El Divino Impaciente” describe muy bien, en sus sonoros versos, lo que Ignacio le iba diciendo y descubriendo a Javier:

DE IGNACIO A JAVIER:

“Te quiero siervo de Dios... / ¡pero sin jugar a santo!... Lo has de ser con menos brío: / cuando suena mucho el río / es porque hay piedras en él. / Virtud que se paladea / apenas si es ya virtud. /  No hay virtud más eminente / que el hacer sencillamente / lo que tenemos que hacer.../ El encanto de las rosas / es que, siendo tan hermosas,  / no conocen que lo son. / Pedro Fabro: en Javier fundo / mi ilusión y mi placer; /  que si yo gano a Javier, Javier me ganará un mundo... Vencida su inexperiencia / domada su vanidad / de él espero, si me es fiel, / milagros de santidad...”

IGNACIO A JAVIER QUE MARCHA HACIA LAS INDIAS

“Pídele a Dios cada día / oprobios y menosprecios, / que a la gloria, aun siendo gloria / por Cristo, le tengo miedo... / Ni el rezo estorba al trabajo, ni el trabajo estorba al rezo. / Trenzando juncos y mimbres / se pueden labrar, a un tiempo, / para la tierra un cestillo / y un rosario para el cielo... / Mientras tanto, Javier mío, / porque no nos separemos, / llévame en tu corazón, / que en mi corazón te llevo”.

JAVIER, AGOTADO, VA HABLANDO CON DIOS, en el EPILOGO de su obra, JM Pemán dice:
“Postrado a tus pies benditos,/ aquí estoy, Dios de bondades, / entre estas dos soledades / del mar y el cielo infinitos.../ Vencida de tanto hacer / frente al mar y a su oleaje, / ya va a rendir su viaje la barquilla de Javier.../  No puse nunca, Señor,/ la luz bajo el celemín... / Me diste cinco talentos /y te devuelvo otros cinco... / Cuida a mi gente española... / Y si algún día mi casta / reniega de Ti y no basta,/ para aplacar tu poder,/  en la balanza poner sus propios merecimientos.../ pon también los sufrimientos / que sufrió por Ti Javier... / Sí... no me ocultes tu rostro... / Ya va a buscarte tu siervo...” (Javier va dejando caer la cabeza...).

En Roma, en la iglesia del Gesú, se puede ver la imagen del Santo,  su brazo derecho levantado, agotado, como  si estuviera dando la absolución, bendiciendo o bautizando. Javier murió a los 46 años.  Sin duda fue el Impaciente, pero un impaciente divino, que conmovió el mundo, los siglos y la historia habiendo vivido solamente cuarenta y seis  años. 
Recomiendo a los lectores de este blog, la lectura de esta magistral obra de José Mª Pemán.
F.Javier de C.

(*) Nota: José María Pemán,(Cádiz, 1987 - Cádiz, 1981) poeta,dramaturgo, escritor, articulista y orador español católico  entre sus numerosísimas obras destaca El Divino Impaciente que estrenada en 1.934 en Madrid obtuvo un clamoroso éxito en pleno auge de la II República.