Recordando a San Francisco Javier en su octava.
Francisco de Jasso Azpilcueta Atondo y Aznáres de Javier, más conocido como Francisco de Javier o Francisco de Jasso (* 7 de abril de 1506 –† 3 de diciembre de1552) fue un religioso y misionero navarro de la Compañía de Jesús nacido en el Castillo de Javier de la Villa homónima y fallecido en la isla de Sanchón (China).
Fue canonizado por la Iglesia Católica con el nombre de San Francisco Javier.
Francisco de Javier fue un relevante misionero jesuita, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola http://fj-lasideasdejeugenio.blogspot.com/search?q=SAN+IGNACIO+DE+LOYOLA.
Se destacó por sus misiones que se desarrollaron en el oriente asiático y en el Japón. Recibió el sobrenombre de Apóstol de las Indias.
El castillo natal de Francisco Javier
Donde el río Aragón empieza a regar las fértiles tierras de la ribera de Navarra existía un castillo medieval, edificado en el siglo XIII sobre otro más antiguo y renovado por sus padres.
Coronado de macizas torres y rodeado de un foso con altos muros y puentes levadizos, demostraba a las claras su carácter defensivo frente al vecino Reino de Aragón.
Francisco Javier en París
París siempre ha tenido fama de ciudad alegre y divertida; pero ninguno de sus barrios era tan bullicioso y jaranero como el Latino, donde se hacinaban los cincuenta colegios que componían la Universidad.
La sociabilidad innata de Javier unida a su jovialidad será una constante hasta el fin de su vida.
La extrema severidad de los reglamentos de esos Colegio Mayores no era obstáculo para Javier para escapar del colegio de noche y respirar un poco de libertad por las timbas y tabernas, que tanto abundaban en el barrio Latino.
A Javier le gustaba beber, jugar a las cartas y, sobre todo, cantar, pero sin caer en obscenidades.
Y así hasta tropezar con Iñigo de Loyola.
La conversión de Francisco Javier
Un buen día Javier se encuentra con un estudiante guipuzcoano, cojitranco, reconcentrado y muy devoto, con 16 años por encima de los suyos: era Ignacio (Iñigo) de Loyola.
Y providencialmente acabaron hospedándose en la misma habitación del Colegio Mayor de Santa Bárbara.
Mientras Javier era un joven fogoso, de porte distinguido y apuesto, con anhelos de gloria, queriendo brillar en el mundo... Ignacio sólo ambicionaba glorificar a Dios y servir a la Iglesia.
Pero Javier ante la reiterada pregunta de Ignacio "¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?" terminó por renunciar al mundo y hacerse jesuita jurando sus votos.Posteriormente
viajó, viajó siempre, durante toda su vida de activo misionero. Enseñaba, bautizaba, confesaba, creaba fe, esperanza, amor. La Iglesia crecía cada día, viéndole a él, escuchándole. Para él no existía el país imposible. Y un día quiso conquistar la inmensa China. Navegó, llegó a una isla, veía la costa del continente firme. Se sintió enfermo.
(*) Nota: José María Pemán,(Cádiz, 1987 - Cádiz, 1981) poeta,dramaturgo, escritor, articulista y orador español católico entre sus numerosísimas obras destaca El Divino Impaciente que estrenada en 1.934 en Madrid obtuvo un clamoroso éxito en pleno auge de la II República.