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jueves, 8 de abril de 2021

Carlos, Pablete y la escoria.

 

Me complace reproducir íntegramente del digital VozPopuli (*) el artículo de este título cuyo autor es Miquel Gimenez:

Y claro, eso es ser Torrebruno y pretender ganarle un pulso gitano al primo de Zumosol, no sé si me entienden. Porque, dejando cuestiones físicas aparte, Herrera tiene dialéctica, argumentario y razones más que suficientes como para dejar al maletilla de Galapagar en cueros y silbando. Todo viene del monólogo que hace diariamente el Mito Viviente, léase Herrera, en su programa matinal de Cope. Dijo el periodista: “Sánchez ha optado por Podemos, Bildu, ERC, y el PNV por ahí detrás… Sánchez ha optado por la escoria. Cada uno elige lo que más le gusta”. Vamos, vamos, como se ha puesto el líder de la coleta. Imaginen cómo será que ha grabado un vídeo y lo ha colgado en su cuenta de Twitter. Yo no lo he podido ver pues tengo el honor de estar bloqueado por ese archipámpano de las Indias, que diría el capitán Haddock, pero ahí está.

Pablete dice que la ultraderecha y la Iglesia le pagan a Herrera por tamaño odio y agresividad, que a nadie le sorprenda luego si ven cómo queman las sedes a Podemos o que se insulte por la calle a los gais, los negros o los de izquierdas, que eso no es un calentón sino fruto de una estrategia igual que la de Abascal yendo a Vallecas, que si quieren generar miedo y tensión y que - aquí hace de futurólogo el muchacho - en los próximos días se producirán ataques de la derecha mediática de una agresividad sin límites. Ea. Y todo porque la derechona ultra mega fascista cargadita de colesterol sabe que va a perder Madrid. Recuerden los despistados, este lumbreras daba clase de políticas en la Universidad Complutense.

Vamos a ver, nene, aquí el que tiene más miedo que vergüenza sois tú y tu panda, que sabéis que la gente está hasta los gladiolos de vuestra demagogia apocalíptica y embustera, que los que te votaron de buena fe porque en la anterior crisis vieron cómo los poderosos se lavaban las manos ante su desgracia y miseria han visto que vosotros habéis hecho lo mismo y, ahí te duele, que sea una mujer, Ayuso, la que te va a pasar la mano por el lomillo el cuatro de mayo. Sí, querido, a ti eso te repatea. Ayuso es mujer y ya sabemos cómo va ese asunto en tu partido, de ahí que sea lo que más te moleste. Bueno, y que además ha gestionado más que correctamente una papeleta, la de la pandemia, con acierto, que ha sabido ofrecer soluciones a problemas que desde Moncloa no sabíais, que mientras tú pasabas de visitar residencias -te recuerdo, tu responsabilidad como vicepresidente de Asuntos Sociales –y estabas cómodamente viendo series, Ayuso y Almeida estaban con la gente, construyendo en tiempo récord un hospital, habilitando un lugar para los cientos y cientos de muertos, en fin, ofreciendo un ejemplo de todo lo que se debe hacer no por ser de derechas o de izquierdas, sino simplemente por humanidad y sentido común.

A ti te hacen llorar Castro, Guevara, Chávez, pero no has derramado ni una sola lágrima por nuestros muertos. A ti te emociona la Internacional, la república sovietizante y Stalin, pero eres incapaz de sentir la menor empatía por los miles de autónomos que han tenido que cerrar sus pequeños negocios. Hablas del ingreso mínimo vital y lo único que has sacado de tu paso por el Gobierno es un pastón por estar en el Consejo de Estado. Prometías viviendas dignas y una nueva ley y el único que tiene un casoplón de vértigo eres tú. Y te juntas con los de Bildu, compadreas con los amigos de ETA, alternas con los separatistas, en fin, vas en cuadrilla de la mano de todo aquel que quiere cargarse a este país y hundirlo para que no se levante jamás.

Muchacho, me parece que el líder se quedó corto. Ah, y para que se lo digas a los trolls que han esparcido su semilla de rencor amarillento, escoria va con H, que se os tiene que decir todo. Madre mía, comunistas y, encima, ágrafos. Claro que igual lo uno va con lo otro porque ya lo dijo el filósofo, si eres buena persona serás un mal comunista y si eres buen comunista tendrás que ser una mala persona.

Por la transcripción:

F.J. de C.

Madrid, 8 de abril de 2021

(*) https://www.vozpopuli.com/opinion/carlos-herrera-pablo-iglesias.html




miércoles, 1 de julio de 2015

El derribado Muro de Berlín que algunos aspiran hoy reconstruir.


El Muro.

El periodista Carlos  Herrera (Cuevas del Almanzora, 1956) ha sido galardonado con el premio Mariano de Cavia por su artículo «Muros de ayer y hoy», publicado en ABC el pasado 7 de noviembre.


Carlos Herrera, fotografiado en su domicilio sevillano

Dicho premio es el que cuenta con mayor prestigio en las letras españolas dentro de su especialidad.
Carlos Herrera lleva más de treinta y cinco años en la trinchera del periodismo, tanto en la radio, donde es lider de audiencia en las mañanas como en sus artículos de opinión. Desde la atalaya que le proporciona la veteranía, despojado de prejuicios, se confiesa liberal y creyente en la integridad y el ser humano, por encima de todo.
Entrevistado por  Inés Martín Rodrigo reproduzco, resumidos, algunos párrafos de dicha entrevista que se puede leer íntegra en:


“.....Llegó un momento en el que algunos querían distorsionar la historia del derrumbe del muro de Berlín, que yo creo que había que recolocar en su sitio. Esa era la intención del artículo: contestar a los que consideraban que era una anécdota en la historia, que el muro cayó por una inanidad de los tiempos. Fue una de las grandes barbaridades de la historia, que creó el comunismo y que todos los comunistas del resto del mundo, justificaban como podían. No es aceptable que, una vez pasados los años, algunos quieran lavarle la cara al muro.”“...De Gaulle ...fue el único, con voz y autoridad, que se atrevió a decir: Eso es una barbaridad y, además, acabará barrido por la historia.”“...Todos los que añoran la regulación de lo colectivo son individuos de los que tenemos que sospechar….”“... Yo soy liberal; a mí me gustaría ser socialdemócrata, porque siéndolo todo es mucho más cómodo, lo tienes todo pagado e, ideológicamente, no eres sospechoso; siendo socialdemócrata llega un día que te invitan en la barra de los bares, pero no lo soy. Y, como liberal, considero que el ejercicio de la libertad de los individuos lleva a que cada uno muestre lo que lleva dentro, y algunos lo que llevan dentro es una escombrera ideológica o un vertedero de ideas…”“....El populismo consiste en aspirar al poder para, después, utilizarlo en su propio beneficio. Las armas que utiliza son las ideas simples para problemas complicados, y las del rencor de todos aquellos que son desfavorecidos por épocas crueles, como la que estamos viviendo. Surge en Europa cuando una dificultad social permite que algunos aparezcan como salvadores, que argumenten barbaridades en forma de eslogan, y haya quien lo compre. Luego llega al poder y cambia las reglas de juego, impide la libertad de expresión, para perpetuarse. Es lo que tenemos que denunciar permanentemente. El populismo ha llegado a su máxima expresión con la puesta en escena de algunas políticas de la extrema izquierda española….””…...sustituir el lenguaje de las ideas por silbatos habla mucho de quienes lo utilizan…”….es el intento de levantar nuevos muros, que en un momento como el que estamos viviendo me parece no sólo suicida, sino deleznable
….”

Seguidamente, el texto íntegro del artículo premiado:

«Muros de ayer y hoy»

Parece mentira, pero hace de aquello veinticinco años. Creo que en Europa sólo De Gaulle había sido lo suficientemente valiente para anticipar el fracaso del comunismo y la caída, ladrillo por ladrillo, de los regímenes del Este, en los años sesenta, que es cuando tenía mérito, y no cuando se veía la carcoma de los sistemas absurdos, dictatoriales e inútiles de más allá de Berlín. Hermann Tertsch lo ha descrito a lo largo de todos estos años con precisión de relojero. Recuerdo cada una de sus crónicas sobre el derrumbe de los fantoches socialistas que manejaron al capricho de Moscú las vidas de los pobres desgraciados de aquellos lares. Los relatos acerca de la caída y muerte de los Ceauscescu, por ejemplo, desde los tumultos de Timisoara hasta las revueltas de Bucarest, son historia del periodismo europeo, español. Muchos creían en su buena fe que aquello no iba a ocurrir nunca: estaban convencidos de la viabilidad de sistemas centralizados, liberticidas, planificadores de la realidad como si esta no dependiese del libre albedrío de los hombres. Eran artificiales operativos de felicidad programada que sólo fueron capaces de distribuir miseria y terror a partes iguales. Como es sabido, el error de un portavoz alemán oriental precipitó la masiva presión de berlineses sobre las inexpugnables y asesinas fronteras de cemento con las que se simbolizaba la división de Europa. Egon Krenz, sucesor agónico del malvado Honnecker, no tuvo más remedio que autorizar la apertura de lo que ya estaba abierto por la presión popular, con lo que la llamada República Democrática de Alemania se disolvió como un azucarillo en el caliente café de la libertad. Todos los que apenas unos meses antes seguían defendiendo la rocosa firmeza de los sistemas comunistas del Este no tuvieron más remedio que aceptar a regañadientes su derrota; buscando, eso sí, todo tipo de excusas para justificar el fracaso palmario de sus ideales.Veinticinco años después nadie en su sano juicio quisiera volver a aquella tragedia colectiva que fue el comunismo en la Europa sojuzgada por Stalin y sus continuadores en el Oriente continental. Un puñado de nostálgicos reivindica cada cuanto la vida placentera que para ellos significaba un régimen de privilegios, pero nadie les hace caso. Es la Europa occidental, la que se libró del martillo socialista gracias a los soldados de la libertad, americanos, franceses, ingleses fundamentalmente, la que alberga el renacimiento de un leninismo arcaico, una rabia bolchevique, absolutamente paradójica en pleno siglo XXI. La pobre República española, sometida a tensiones extremistas desde ambos lados del arco ideológico, pudo caer del lado estalinista. Ello no ocurrió y sobrevino un régimen como el franquista que, evitando una dictadura comunista al servicio y gloria de la práctica soviética, instauró un régimen autoritario no solventado hasta que la biología hizo su trabajo. La Transición hizo el trabajo pendiente a mediados del siglo anterior y puso en marcha España cuando quedaban veinticinco años para traspasar las fronteras del siglo XXI. Cabe poca discusión acerca de ello.Hoy, veinticinco después de derribar el hormigón que hería a Europa como una cicatriz retráctil, hay fuerzas políticas empeñadas en levantar muros tanto físicos como ideológicos. Desde aquellos que padecen la ensoñación de un nuevo orden justiciero basado en igualitarismos estériles, hasta aquellos otros que aspiran a elevar hormigones de separación en territorios y personas que llevan viviendo juntos desde hace muchos más años de los que su memoria cultural puede evocar. Resulta sarcásticamente doloroso que cinco lustros después haya quien quiera que Europa viva una extirpación quirúrgica absolutamente absurda y contraproducente en función de aspiraciones decimonónicas y supuestos beneficios delirantes más propios de egoísmos infantiles que de análisis serenos de conveniencia.
Carlos Herrera.

Nota :
En este blog hemos dedicado varios artículos a conmemorar la destrucción del Muro:
F.J. de C.
Madrid, 30 de junio de 2.015

miércoles, 19 de enero de 2011

Carlos Herrera, periodista censurado por El Pais

Carlos Herrera  www.carlosherrera.comes un gran periodista. Hombre fundamentalmente de radio, comenzó su carrera profesional en Radio Sevilla allá por el año 1977.
Actualmente, tras un breve paso por los Estados Unidos de América dirige en Onda Cero Radio “Herrera en la Onda
Colabora con diversos medios escritos en su faceta de columnista.
Así escribe semanalmente en ABC y EL SEMANAL, tal como vino haciendo en DIEZ MINUTOS, DIARIO 16 y CAMBIO 16.
Es autor de varios libros.
Recientemente a petición del diario "independiente" de la mañana, El Pais, escribió un artículo que nunca vió la luz en el mencionado diario "independiente", dado que se negaron a publicarlo con la disculpa de que no está en su línea editorial.
Seguidamente lo transcribo íntegramente:
Aún soy incapaz de prever si la aplicación de Ley Antitabaco promulgada por el gobierno socialista español derivará en un recalentamiento del malestar producido por sus evidentes excesos, con protestas, insumisión y “revuelta” incluidos, o si, finalmente, será deglutida sin más problemas que algunos chispazos iniciales por la totalidad de la población. No fumar en los bares hará que los fumadores permanezcan menos tiempo en ellos, pero también que los no fumadores lo hagan de forma más satisfactoria. No hacerlo en los restaurantes provocará que aquellos que gozan de un cigarrillo tras la comida dejen de pedir el café y la copa y se busquen la vida en el exterior. Mientras haya terrazas y el frío –o el calor— no sean extremos, los aspiradores de humo tendrán una salida, siempre que no acaben prohibiendo hacerlo también ahí, cosa que no habría que descartar. Quien les habla, ex fumador de cigarrillos y ocasional fumador de puros no tiene problema por ello: España no es Noruega y goza de un clima lo suficientemente benigno como para aliviarse en el exterior de un local. Lo particularmente rechazable de su concepción proviene de aspectos concretos altamente absurdos: no poder fumar en las terrazas de bares que estén relativamente cerca de un puñado de toboganes –a los cuales no llegaría el humo ni con cañones de nieve artificial--  es una estupidez de corte neoyorquino, ciudad en la que a un amigo le llamaron la atención por fumarse un cigarrillo cerca de las puertas giratorias de un hotel; según el estólido conserje podría entrar alguna brizna de humo por el revoloteo de la puerta y alcanzar el interior del Hall. Si a ello se suma la absurda invitación a la delación efectuada por la ministra de la cosa, se presume en el ambiente ese escenario tan del gusto del gobierno de nuestras carnes: el enfrentamiento de ciudadanos. Teóricamente, ni siquiera podría un sujeto fumarse un cigarro en su balcón si éste es un primer piso y está próximo a los dichosos “parques infantiles”. Ya ven.
No soporto los moralismos sobrevenidos ni los integrismos irritados, y esta ley, en lugar de conciliar intereses, aviva no pocos demonios irascibles. Muy acorde con un gabinete que dice proteger a la infancia pero sólo si ha salido ya del canal del parto.
CARLOS HERRERA.