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viernes, 8 de noviembre de 2019

9 de noviembre 1989, destrucción del Muro de Berlín.


Este artículo, complementa el anterior de este mismo blog, fechado el 29 de octubre 2019: https://fj-lasideasdejeugenio.blogspot.com/2019/10/recordando-el-muro-de-berlin.HTML y también:



Se reproduce el interesante video de la BBCmundo, 
donde se explica con todo detalle la historia de la construcción, vicisitudes  y posterior destrucción del Muro después de 30 años de  ignominiosa tiranía comunista.
F.J. de C.
Madrid, 8 de noviembre de 2.019

miércoles, 1 de julio de 2015

El derribado Muro de Berlín que algunos aspiran hoy reconstruir.


El Muro.

El periodista Carlos  Herrera (Cuevas del Almanzora, 1956) ha sido galardonado con el premio Mariano de Cavia por su artículo «Muros de ayer y hoy», publicado en ABC el pasado 7 de noviembre.


Carlos Herrera, fotografiado en su domicilio sevillano

Dicho premio es el que cuenta con mayor prestigio en las letras españolas dentro de su especialidad.
Carlos Herrera lleva más de treinta y cinco años en la trinchera del periodismo, tanto en la radio, donde es lider de audiencia en las mañanas como en sus artículos de opinión. Desde la atalaya que le proporciona la veteranía, despojado de prejuicios, se confiesa liberal y creyente en la integridad y el ser humano, por encima de todo.
Entrevistado por  Inés Martín Rodrigo reproduzco, resumidos, algunos párrafos de dicha entrevista que se puede leer íntegra en:


“.....Llegó un momento en el que algunos querían distorsionar la historia del derrumbe del muro de Berlín, que yo creo que había que recolocar en su sitio. Esa era la intención del artículo: contestar a los que consideraban que era una anécdota en la historia, que el muro cayó por una inanidad de los tiempos. Fue una de las grandes barbaridades de la historia, que creó el comunismo y que todos los comunistas del resto del mundo, justificaban como podían. No es aceptable que, una vez pasados los años, algunos quieran lavarle la cara al muro.”“...De Gaulle ...fue el único, con voz y autoridad, que se atrevió a decir: Eso es una barbaridad y, además, acabará barrido por la historia.”“...Todos los que añoran la regulación de lo colectivo son individuos de los que tenemos que sospechar….”“... Yo soy liberal; a mí me gustaría ser socialdemócrata, porque siéndolo todo es mucho más cómodo, lo tienes todo pagado e, ideológicamente, no eres sospechoso; siendo socialdemócrata llega un día que te invitan en la barra de los bares, pero no lo soy. Y, como liberal, considero que el ejercicio de la libertad de los individuos lleva a que cada uno muestre lo que lleva dentro, y algunos lo que llevan dentro es una escombrera ideológica o un vertedero de ideas…”“....El populismo consiste en aspirar al poder para, después, utilizarlo en su propio beneficio. Las armas que utiliza son las ideas simples para problemas complicados, y las del rencor de todos aquellos que son desfavorecidos por épocas crueles, como la que estamos viviendo. Surge en Europa cuando una dificultad social permite que algunos aparezcan como salvadores, que argumenten barbaridades en forma de eslogan, y haya quien lo compre. Luego llega al poder y cambia las reglas de juego, impide la libertad de expresión, para perpetuarse. Es lo que tenemos que denunciar permanentemente. El populismo ha llegado a su máxima expresión con la puesta en escena de algunas políticas de la extrema izquierda española….””…...sustituir el lenguaje de las ideas por silbatos habla mucho de quienes lo utilizan…”….es el intento de levantar nuevos muros, que en un momento como el que estamos viviendo me parece no sólo suicida, sino deleznable
….”

Seguidamente, el texto íntegro del artículo premiado:

«Muros de ayer y hoy»

Parece mentira, pero hace de aquello veinticinco años. Creo que en Europa sólo De Gaulle había sido lo suficientemente valiente para anticipar el fracaso del comunismo y la caída, ladrillo por ladrillo, de los regímenes del Este, en los años sesenta, que es cuando tenía mérito, y no cuando se veía la carcoma de los sistemas absurdos, dictatoriales e inútiles de más allá de Berlín. Hermann Tertsch lo ha descrito a lo largo de todos estos años con precisión de relojero. Recuerdo cada una de sus crónicas sobre el derrumbe de los fantoches socialistas que manejaron al capricho de Moscú las vidas de los pobres desgraciados de aquellos lares. Los relatos acerca de la caída y muerte de los Ceauscescu, por ejemplo, desde los tumultos de Timisoara hasta las revueltas de Bucarest, son historia del periodismo europeo, español. Muchos creían en su buena fe que aquello no iba a ocurrir nunca: estaban convencidos de la viabilidad de sistemas centralizados, liberticidas, planificadores de la realidad como si esta no dependiese del libre albedrío de los hombres. Eran artificiales operativos de felicidad programada que sólo fueron capaces de distribuir miseria y terror a partes iguales. Como es sabido, el error de un portavoz alemán oriental precipitó la masiva presión de berlineses sobre las inexpugnables y asesinas fronteras de cemento con las que se simbolizaba la división de Europa. Egon Krenz, sucesor agónico del malvado Honnecker, no tuvo más remedio que autorizar la apertura de lo que ya estaba abierto por la presión popular, con lo que la llamada República Democrática de Alemania se disolvió como un azucarillo en el caliente café de la libertad. Todos los que apenas unos meses antes seguían defendiendo la rocosa firmeza de los sistemas comunistas del Este no tuvieron más remedio que aceptar a regañadientes su derrota; buscando, eso sí, todo tipo de excusas para justificar el fracaso palmario de sus ideales.Veinticinco años después nadie en su sano juicio quisiera volver a aquella tragedia colectiva que fue el comunismo en la Europa sojuzgada por Stalin y sus continuadores en el Oriente continental. Un puñado de nostálgicos reivindica cada cuanto la vida placentera que para ellos significaba un régimen de privilegios, pero nadie les hace caso. Es la Europa occidental, la que se libró del martillo socialista gracias a los soldados de la libertad, americanos, franceses, ingleses fundamentalmente, la que alberga el renacimiento de un leninismo arcaico, una rabia bolchevique, absolutamente paradójica en pleno siglo XXI. La pobre República española, sometida a tensiones extremistas desde ambos lados del arco ideológico, pudo caer del lado estalinista. Ello no ocurrió y sobrevino un régimen como el franquista que, evitando una dictadura comunista al servicio y gloria de la práctica soviética, instauró un régimen autoritario no solventado hasta que la biología hizo su trabajo. La Transición hizo el trabajo pendiente a mediados del siglo anterior y puso en marcha España cuando quedaban veinticinco años para traspasar las fronteras del siglo XXI. Cabe poca discusión acerca de ello.Hoy, veinticinco después de derribar el hormigón que hería a Europa como una cicatriz retráctil, hay fuerzas políticas empeñadas en levantar muros tanto físicos como ideológicos. Desde aquellos que padecen la ensoñación de un nuevo orden justiciero basado en igualitarismos estériles, hasta aquellos otros que aspiran a elevar hormigones de separación en territorios y personas que llevan viviendo juntos desde hace muchos más años de los que su memoria cultural puede evocar. Resulta sarcásticamente doloroso que cinco lustros después haya quien quiera que Europa viva una extirpación quirúrgica absolutamente absurda y contraproducente en función de aspiraciones decimonónicas y supuestos beneficios delirantes más propios de egoísmos infantiles que de análisis serenos de conveniencia.
Carlos Herrera.

Nota :
En este blog hemos dedicado varios artículos a conmemorar la destrucción del Muro:
F.J. de C.
Madrid, 30 de junio de 2.015

lunes, 24 de junio de 2013

Muro de Berlín, “Checkpoint Charlie”: aniversario de su cierre, 22 de junio 1990E




Checkpoint Charlie fue el nombre dado por los Aliados occidentales a un punto de cruce entre Berlín Oriental y Berlín Occidental durante la Guerra Fría. Fue designado como el único punto de cruce (a pie o en coche) para los extranjeros y los miembros de las fuerzas aliadas. Se convirtió en un símbolo en representación de la separación de este y el oeste   para algunos alemanes del este…una puerta a la libertad.
El punto de control fue demolido el 22 de junio de 1990, unos meses después de que fuera derribado el Muro, el 9 de noviembre de 1989, de modo que salvo el Museo del Muro del Checkpoint Charlie no quedó nada que lo recordase, hasta el 13 de agosto de 2000, cuando se inauguró una reconstrucción de la primera caseta de control, idéntica salvo en los sacos de arena, que ahora están rellenos de cemento.
El Muro, denominado por la opinión pública occidental como el “Muro de la Vergüenza“, o mejor aun, “Muro de la Infamia”, se extendía a lo largo de 45 kilómetros que dividían Berlín en dos y 115 kilómetros que separaban Berlín Occidental de la RDA (*).  Otro punto de acceso a este infierno era desde la estación de tren de Friedrichstrabe, pero tenía el acceso denegado para los extranjeros, el único paso obligado fue el temíble Checkpoint.
Conviene recordar siempre que muchas personas murieron en el intento de superar la dura vigilancia de los guardias o se contabilizaron unas 5.000 fugas a Berlín Occidental; 192 personas murieron por  fronterizos de la RDA cuando se dirigían al sector occidental. Durante la existencia del murdisparos y detonación de minas al intentar cruzar y otras 200 resultaron gravemente heridas.
Intentos de fuga con éxito fueron algunos muy sonados, por ejemplo, la fuga de 57 personas, quienes escaparon a través de un túnel de 145 m de longitud cavado por los berlineses occidentales, en los días 3, 4 y 5 de octubre de 1964.
El intento fallido más destacado fue el de Peter Fechter. En un intento desesperado por cruzar el muro junto a su compañero Helmut Kulbeik, el cual si consiguió llegar al otro lado del mismo, Fechter fue herido de bala y dejado morir desangrado a la vista de los medios occidentales el 17 deagosto de 1962.
El proyecto de la construcción del Muro de Berlín fue un secreto de estado de la administración de la RDA. El muro fue construido a instancias del Partido Socialista Unificado de Alemania (comunista) y los trabajos se llevaron a cabo bajo la dirección y la vigilancia de la Volkspolizei y de soldados del Ejército Nacional Popular.
Desde el 1 de junio de 1962 no se pudo entrar a la RDA desde Berlín Oeste. Tras largas negociaciones, un acuerdo de 1963 permitió que más de cien mil berlineses del oeste visitaran regularmente a sus parientes del otro lado, eso sí en una fecha marcada como fin de año.
El Check Point Charlie, hoy
La RDA denominaba al Muro, así como a las fronteras que la separaban de la RFA, “Muros de protección antifascista“, protegían a la RDA contra “la inmigración, la infiltración, el espionaje, el sabotaje, el contrabando, las ventas y la agresión de los occidentales”. Toda una definición perfecta que era reflejo de sus propias ideologías.
F.J. de C.