El profesor de filosofía y brillante articulista, Gabriel Albiac escribe diariamente una columna en el periódico ABC de Madrid, en la que da muestras continuamente de su rigor al analizar la actualidad desde un punto de vista independiente de cualquier obediencia a institución, cofradía o partido. Hoy publica uno de esos artículos esclarecedores que destapan lo que esconden políticos arribistas, oportunistas y demagogos “lo peor de todo” y que medran gracias a la insensatez de los muchos ingenuos que los apoyan.
Este es su artículo de hoy, 9/12/2013:
LO PEOR de lo PEOR
Que haya quienes aún cifren la esperanza de regeneración en el ascenso de cosas como UPyD o Izquierda Unida es el síntoma más exacto de que estamos muertos.Moralmente muertos.UPyD fue la ficción creada para que una de lasmás perseverantes “apparatchiki” del PSOE, Rosa Díez, no se quedara sin sueldo al cabo de tantos años de vivirdel erario público. Ni mejor ni peor que Zapatero oRubalcaba. Idéntica. Dirigente en los tiempos más tenebrosos del socialismo, los del GAL y Felipe González, ministra del Gobierno Vasco del PNV que quiso poner querella a un Antonio Mingote cuyo sentido del humor le pareciera “una agresión clarísima” contra el honor de la patria vasca. Intentó el asalto a la secretaría general del PSOE. Fracasó. La depuraron. Lo normal en política. Justo antes de que la dejaran sin escaño europeo y sin sueldo, se montó un partido paraseguir llegando holgadamente a fin de mes.Es respetable.Y exactamente lo que hacen todos los profesionalesde la política. Aquel que quiera seguir manteniendo con sus impuestos a un miembro muy notorio de esa casta no tiene más que votar por Rosa Díez. Acertará, sin duda.
La historia de Izquierda Unida es otra. La de unanacronismo que perdura, cuando todas las determinaciones materiales y morales para su existencia han caducado. Decía el viejo Karl Marx que es propio de la triste condición humana “sufrir aún más a causa de los muertos que a causa de los vivos”.Izquierda Unida es, desde hace ya tres decenios,un amasijo de cadavéricos lugares comunessin pies ni cabeza, al frente del cual se hallan algunosde los sujetos más incompetentes entre la incompetentemuchedumbre de los políticos españoles.No se ha beneficiado demasiado, es cierto, dela suntuosa corrupción que volvió ricos a sus vecinossocialistas. Pero es que, a diferencia de ellos, IUjamás ha tenido acceso al poder. Jamás, hasta lasúltimas elecciones andaluzas, de las cuales es prontoaún para contabilizar qué es lo que habrá salido.Pero ha tenido muy cerca la lección de los camaradassindicalistas, cuya capacidad para parasitarfondos de Estado es uno de los acontecimientos.más desoladores de la España en la cual vivimos.Aquellos que sueñen con una dictadura tan épicamenteasesina como la soviética, o tan homicidamenteestúpida como la cubana, no se equivocaránapostando por los hombres de Cayo Lara.¿Qué nos queda? Una constancia que no es loque se dice muy alegre (pero a la realidad no la modifica un ápice que sea alegre o no): los partidos políticos son en la España de hoy una peste para el ciudadano. Una peste ineluctable. No hay manera de evitar que nos obliguen a pagar sus finanzas, estemos con ellos de acuerdo o no. No hay manera de controlar la desastrosa gestión que ejercen del Estado.Y el único consuelo que nos queda es ignorarlos.A sabiendas de que eso, a ellos, les trae perfectamente al fresco.Un estólido masoquismo ciudadano va a hacermedrar a UPyD e IU. Lo peor de todo.En un país en el cual todo, en política, ha sido siempre quintaesencia de lo malo.
Gabriel ALBIAC,
Catedrático de Filososfía en la Universidad Complutense de Madrid.
Por la transcripción:
F.J.deC.
Madrid, 9 de diciembre de 2.013
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