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lunes, 9 de noviembre de 2015

El Muro de Berlín fue destruido el 9 de noviembre de 1.989.


Puerta de Brandenburgo en el antiguo cauce del Muro de Berlín.

La “destrucción”, que no caída, del Muro de Berlín merece un recordatorio muy especial no solamente en este vigésimo sexto año del acontecimiento  sino todos los años de nuestras vidas.
Alemania, Europa y el mundo civilizado en general deben recordar siempre que durante 28 años y 128 días los comunistas dividieron artificialmente una nación soberana separando, cruelmente, mediante el MURO sus gentes y sus tierras.
La destrucción del Muro fue posible gracias a la doble cruzada anticomunista  de San Juan Pablo II y de Ronald Reagan, y gracias también a la perestroika de Gorbachov,  a la revolución de “terciopelo” checoslovaca, a las elecciones polacas de junio de 1.989 y a la apertura de la frontera húngara del verano de ese mismo año.

El 13 de agosto de 1.961, el gobierno títere de Moscú, presidido por el alemán comunista Walter Ulbricht,  ordena levantar el “muro de la infamia” ; se trataba de cortar el éxodo masivo de alemanes que huyendo del “paraíso comunista” de Alemania del Este pretendían alcanzar la libertad en la Alemania Occidental. A los pocos días, el 17 de agosto cayó fulminado por los “vopos”  Peter Fletcher,  la primera de las más de doscientas víctimas que perdieron la vida tratando de cruzar el Muro y escapar del comunismo.


Por nuestra parte, en este blog hemos dedicado y lo seguiremos haciendo, varios artículos para  recordar y conmemorar la destrucción del Muro de Berlín. Seguidamente se facilitan enlaces a los cuatro últimos:

F.J.de C.

Madrid, 9 de noviembre de 2.015

domingo, 7 de noviembre de 2010

A LOS VEINTIDOS AÑOS DE LA DESTRUCCION DEL MURO DE LA INFAMIA: 9/11/1.989 - 9/11/2011.


Repito el artículo publicado hace un año, el día 07/11/2010.

El día 09 de Noviembre de 2.011 se cumplirán los veintidos años de la destrucción del "muro de la vergüenza".
El mundo civilizado en general y EUROPA Y ALEMANIA en particular deben recordar siempre que durante 28 años y 128 dias los comunistas dividieron cruelmente una nación soberana separando mediante un muro sus gentes, sus tierras.
En el video adjunto se puede contemplar cómo la tecnología de los comunistas, alemanes al fin y al cabo, fue utilizada para la represión de un pueblo inocente.F.J.

I.- Un poco de historia.




El Muro de Berlín seguirá de pie en los próximos cincuenta o cien años” profetizó, y amenazó  Erich Honecker,  el cruel presidente de la entonces República Democrática Alemana, R.D.A. en enero de 1989; el muro cayó derribado el nueve de noviembre de ese mismo año después de 28 años y 128 días insufribles y sangrientos.
Todo comenzó cuando una ola imparable de salidas hacia el extranjero y masivas protestas callejeras empezaron a desestabilizar gravemente a los líderes e instituciones políticas de la R.D.A.
Después, se produjo un suceso anecdótico aunque decisivo:
en una memorable conferencia de prensa que tuvo lugar en la tarde del 9 de noviembre de 1989, Günter Schabowski, miembro del Politburó de la R.D.A., dió a conocer prematuramente un comunicado, que interpretó erróneamente, alusivo a las posibilidades de viajar al extranjero: “Hemos decidido establecer una regulación que le permita a cada ciudadano de la R.D.A. salir del país a través de los pasos fronterizos”, anunció Schabowski. Esa misma noche, sin que sonara un solo disparo, el régimen fronterizo de la R.D.A. en el Muro de Berlín cedió ante la masa de personas que cruzaron la frontera. Por aquellos días, Bernhard Quandt, un viejo comunista y miembro del Comité Central del partido de la R.D.A., exigió que se aplicara la pena de muerte a aquellos líderes del SED que permitieron el derrumbamiento de la RDA, éso si que es democracia y defensa de los derechos humanos entendidos a la manera comunista.


II.- Unos recuerdos personales de aquéllos dias.


 Creo que la DESTRUCCION del muro de BERLIN merece un recuerdo muy especial no solamente en este su vigésimo primer aniversario, sino durante todos los años de nuestras vidas; su derrumbamiento, gracias a la doble cruzada anticomunista emprendida por Juan Pablo II y Ronald Reagan, y gracias también a la influencia de la perestroika de Gorbachov,  a la revolución de “terciopelo” checoslovaca, a las elecciones polacas de junio 89 y a la apertura de la frontera húngara del verano de ese mismo año, constituye un símbolo del hundimiento de un sistema tan perverso y criminal como fue el régimen comunista.
Tuve la fortuna de visitar BERLIN, en 1990 a las pocas semanas del comienzo de la destrucción del muro de la infamia, y no me duelen prendas manifestar que ante las ruinas de lo que representó aquella ignominia, me emocioné intensamente y apenas pude articular  una oración por las almas de los caídos que se atrevieron a traspasarlo en esos durísimos años.
Recuerdo vivamente ese viaje a Alemania; fue con motivo de acompañar a unos importantes clientes  a visitar la fábrica de HAGEN Batterie Ag. en Soest; al finalizar las jornadas de trabajo, un viernes, propuse una visita a BERLIN dado el enorme interés despertado por los, entonces, recientes acontecimientos. Desde el pequeño aeropuerto de Paderborn, próximo a Soest,  partimos  hacia BERLIN en un pequeño fokker; después de 40 minutos escasos de vuelo aterrizamos en el histórico aeropuerto de TEMPELHOF, hoy ya cerrado (desde octubre de 2008). Dicho aeropuerto se hizo famoso durante el bloqueo de Berlín por ser utilizado intensamente como base del “puente aéreo”.
Berlín, no nos defraudó; el escaparate de la libertad y prosperidad  occidentales ante la mugre soviética brillaba a su máximo esplendor. Comercio de lujo, restaurantes de cinco tenedores, hoteles impresionantes, avenidas imponentes repletas de público, automóviles de las mejores marcas,………
A la mañana siguiente nos recogió en el magnífico hotel Maritim, en el distrito Tiergarten, un vehículo que nos condujo a la Puerta de Brandenburgo y a partir de allí iniciamos la visita a un desangelado Berlín oriental; en contraposición de Berlin occidental, calles semidesiertas, comercio inexistente, solo se veían algunos cochecitos “trabant”, los ridículos “trabi” , versión en cartón piedra de los utilitarios occidentales, que mostraban sin pudor las carencias  de  la industria soviética del automóvil.
 



Los aledaños de la Puerta de Brandenburgo se encontraban invadidos por indigentes que procedían  de toda  la zona comunista y que ofrecían a la venta, junto con trozos recientemente arrancados  del muro (y algunos con manchas de sangre, fresca todavía), todo tipo de utensilios domésticos, desde orinales hasta piezas sueltas de vajillas, platos, tazas, cubiertos, sillas, sabanas, mantas, etc. etc.; constituían un exponente lamentable de la miseria que padecían esos desdichados seres; a simple vista se percibía que precisaban para subsistir los escasos marcos producto de su venta.
A la hora de comer, no resultó tarea fácil encontrar un restaurante adecuado; después de un largo recorrido encontramos un hotel-restaurante con buen aspecto. Allí nos dirigimos; la carta, solamente escrita en alemán, era breve e indescifrable para nosotros; para elegir el menú aplicamos la acreditada regla de seleccionar los platos mirando solamente la columna derecha ( o sea, su precio); únicamente recuerdo  que tomamos un excelente caviar ruso, (solamente dos abundantes raciones para los tres, pues no quedaban mas existencias);  el precio resultó muy razonable (nosotros manejábamos marcos de verdad, o sea occidentales) y a la hora de abonar la cuenta nos encontramos que no aceptaban las tarjetas de crédito, cosa lógica, por otra parte en un pais comunista. El importe, en marcos de la RDA, se abonó en marcos de verdad, es decir de la Alemania Federal RFA. Recuerdo que la tasa de cambio aplicada fue de 12 x 1.


III.- Por fin, una sola Alemania, no dos.



El derrumbamiento del Muro es símbolo del inesperado triunfo de quienes protestaban en las calles de Leipzig, Berlín y Dresde, animados por el éxito del movimiento Solidaridad en Polonia, (la mano del papa polaco, Juan Pablo II), por las reformas introducidas en Hungría y por Gorbachov. Este suceso también allanó el camino que llevó a la reunificación de Alemania. Sin el Muro de Berlín como punto de apoyo, la república comunista de Alemania Oriental, R.D.A., se desmoronó y  el pueblo, dolorosamente harto del comunismo soviético y sus mentiras, clamaba en multitudinarias manifestaciones callejeras: “Somos un pueblo, somos un pueblo…”.
En Alemania occidental, el canciller democristiano Helmut Kohl,otro personaje decisivo en este proceso, apoyado por todos los partidos representados en el Bundestag, negocia con el nuevo Gobierno de Alemania oriental y paralelamente con las potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial para firmar los acuerdos que restauran la unidad de Alemania.
A las pocas semanas, julio de 1990, se estableció la paridad de cambio 1 x 1 entre la moneda oriental y el marco occidental. Esta medida fue decidida por el canciller KOHL y supuso una de esas decisiones históricas que los políticos de “raza” deben tomar contra viento y marea de las opiniones de los tecnócratas.
De esta manera, Alemania recupera su soberanía plena.
En agosto de 1990, la Cámara del Pueblo de la República Democrática Alemana decide que ésta debe entrar a formar parte de la República Federal de Alemania y, poco después, en la noche del 3 de octubre de 1990, la gente celebra la reunificación de Alemania. 


Han transcurrido veintiún años, el mundo ha cambiado enormemente desde entonces, tanto, que la amenaza para la civilización occidental ya  no viene del comunismo de la Unión Soviética felizmente desaparecido del mapa.

Hoy día otras amenazas se ciernen sobre nuestra civilización: el terrorismo islamista, probablemente es la principal.
ESPAÑA, por su posición geoestratégica, por su historia y lo que es todavía mas preocupante, por la indigencia intelectual y (falta de) moral de sus actuales dirigentes es, desdichadamente, uno de los países más expuestos a la nueva barbarie.

F. Javier de Carlos.

Nota: En este artículo se recopilan los anteriores publicados en este blog, con fechas: 02/10 /2.010, y  07/11/2.009

sábado, 2 de octubre de 2010

Día de la unidad de Alemania.




Introducción. Tratado de Unificación.

La entrada en vigor del Tratado de Unificación el 3 de octubre de 1990, es celebrada todos los años desde 1991 como el  de la Día Unidad Alemana.
La reunificación de Alemania quizá fue una sorpresa para muchos, aunque el desprestigio del comunismo en el mundo ya estaba generalizado, gracias, entre otros, a las proféticas actividades del Papa Juan Pablo II. La figura excelsa del papa polaco pasará a la historia, además de por su indudable santidad religiosa, por su decisiva influencia en la destrucción y prácticamente desaparición del comunismo como sistema político e ideológico en el mundo.
Bien es verdad y también es de justicia destacar la importantísima y decisiva influencia del presidente norteamericano, Ronald Reagan que supo negociar hábilmente con Gorbachov, máximo dirigente de la entonces llamada Unión Soviética, y también iniciador de una incipiente democratización y apertura política en la URSS. Reagan pidió directamente a Gorbachov que derribara el muro que dividía Berlin, lo que contra todo pronóstico se produjo e inició todo este glorioso proceso de reunificación.
Aunque en la propia Unión Soviética y en los países de Europa Oriental, vecinos de la República Democrática Alemana (RDA), ya se venían sintiendo los efectos de la democratización y la apertura política, por la influencia de Gorbachov, como queda dicho, el infame Erich Honecker, jefe del Partido Socialista Unificado de Alemania, se negaba a aplicar reformas como las propuestas por Gorbachov. “El Muro de Berlín seguirá de pie en los próximos cincuenta o cien años” profetizó, y amenazó  Honecker en enero de 1989; el muro cayó derribado en noviembre de ese mismo año.

Ver el post dedicado a este asunto con fecha 7/11/2009 en este mismo blog.
Imparable movimiento popular de rechazo al comunismo.

En el mismo año 1.989, sólo 3 por ciento de los alemanes occidentales creían que llegarían a ver la reunificación de Alemania con sus propios ojos. Fue entonces cuando la Historia parecía haber decidido avanzar en cámara rápida. Todo comenzó con una ola imparable de salidas hacia el extranjero y masivas protestas callejeras que empezaron a desestabilizar gravemente a los líderes de la RDA.
Después, se produjo un suceso ancdótico aunque decisivo:
en una memorable conferencia de prensa que tuvo lugar en la tarde del 9 de noviembre de 1989, Günter Schabowski, miembro del Politburó de la RDA, dio a conocer prematuramente un comunicado alusivo a las posibilidades de viajar al extranjero, que interpretó erróneamente. “Hemos decidido establecer una regulación que le permita a cada ciudadano de la República Democrática Alemana salir del país a través de los pasos fronterizos”, anunció Schabowski.

El Muro de la vergüenza cae derribado.


Esa misma noche, sin que sonara un solo disparo, el régimen fronterizo de la RDA en el Muro de Berlín cedió ante la masa de personas que cruzaron la frontera. Por aquellos días, dramáticas escenas se desarrollaban en la sede principal del SED. Bernhard Quandt, un viejo comunista y miembro del Comité Central del partido de la RDA, exigió que se aplicara la pena de muerte a aquellos líderes del SED que permitieron el derrumbamiento de la RDA, democracia y derechos humanos entendidos a la manera comunista.
El derrumbamiento, que no caída, del Muro de Berlín es símbolo del inesperado triunfo de quienes protestaban en las calles de Leipzig, Berlín y Dresde, animados por el éxito del movimiento Solidaridad en Polonia, (la mano del polaco Juan Pablo II), por las reformas introducidas en Hungría y por Gorbachov. Este suceso también allanó el camino que llevó a la reunificación de Alemania. Sin el Muro de Berlín como punto de apoyo, el Estado de Alemania Oriental se desmoronó y la opción de crear una República Democrática Alemana independiente y realmente democrática fue desestimada por el pueblo, dolorosamente harto del comunismo soviético y sus mentiras, clamaba en multitudinarias manifestaciones callejeras: “Somos un pueblo, somos un pueblo…”.
Firma de los tratados políticos para regular la sobería plena de la nueva Alemania.

Tras celebrarse las primeras elecciones libres en la Cámara del Pueblo de la RDA, triunfó la Alianza para Alemania, que se pronuncia a favor de la reunificación, lo antes posible, de los territorios divididos tras de la Segunda Guerra Mundial. En Alemania occidental, el canciller democristiano Helmut Kohl,otro personaje decisivo en este proceso, apoyado por todos los partidos representados en el Bundestag, negocia con el nuevo Gobierno de Alemania oriental y paralelamente con las potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial para firmar los acuerdos que restauran la unidad de Alemania.Ello era indispensable dado que
en los tratados con la Unión Soviética, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia se regulan los aspectos jurídicos de la reunificación de Alemania. De esta manera, Alemania recupera su soberanía plena.

Por fin: Una sola Alemania, no dos

En el verano de 1990, pese a los resquemores de algunos expertos, el marco alemán comienza a circular en la Alemania oriental y se cristaliza la unidad en materia económica y monetaria. En agosto de 1990, la Cámara del Pueblo de la República Democrática Alemana decide que ésta debe entrar a formar parte de la República Federal de Alemania y, poco después, en la noche del 3 de octubre de 1990, la gente celebra la reunificación de Alemania. En torno a ese suceso se pronunció con talante profético el entonces Presidente Federal, Richard von Weizsäcker: “Ningún tratado entre gobiernos, ninguna Constitución, ninguna decisión tomada por los legisladores podrá determinar la calidad de la unidad que consigamos como personas. Eso depende del comportamiento de cada uno de nosotros”.
F.J.

(Nota: Artículo redactado con informacion recogida de “Deutsche Welle”)