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sábado, 24 de noviembre de 2012

Vaticano: Vuelve la sotana.

Curas jovenes con sotana
Y otros curas, no tan jóvenes, también con sotana

Está siendo muy comentada, con desigual acierto, la noticia procedente del Vaticano en el sentido de  implantar la indumentaria  talar obligatoria para los cardenales y obispos así como la clásica sotana o el elegante "clergyman" para sacerdotes y monseñores.Para los religiosos su hábito específico (ese que “no hace al monje” según conocido refrán español), siempre y en cualquier estación, fría o caliente.
En las ceremonias con presencia del Papa o en las reuniones oficiales de la curia romana: “hábito ordinario”, es decir, hábito talar para los sacerdotes; hábito talar fileteado para los monseñores y hábito talar con esclavina fileteada para los obispos y cardenales.
Esta “orden de servicio” lleva fecha del 15 de octubre de 2012 y ha sido hecha pública durante el último sínodo de los obispos, está firmada por el cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone, que la ha escrito, se lee, "por venerado encargo", es decir, por indicación de Benedicto XVI.
Hace 50 años, el cardenal arzobispo de París, monseñor Maurice Feltin,ordenó que los sacerdotes de su diócesis dejasen de usar la sotana en condiciones normales. Fue el primer prelado del mundo en hacerlo. Su decisión, tomada el 29 de junio de 1962, no se presentó como doctrinal o moral, sino pastoral. Es decir, como una adaptación de las costumbres eclesiásticas a las cambios sociales y al "aggiornamento" que pedía el Papa Juan XXIII. Y de hecho, ese mismo año la iniciativa del prelado parisino era seguida por la mayoría de las diócesis francesas.
Unos años antes, curso académico 1958-1959, en la Universidad Central (hoy Complutense), comenzaba mi carrera de Ciencias Físicas y entre mis numerosos compañeros de curso figuraban algunos miembros del clero secular y regular y “miembras” religiosas, todos ellos ataviados  con sus respectivos hábitos que imprimían a las clases de Ciencias un aspecto tradicional y hasta cierto punto clerical, reflejo de la sociedad española de la época.
Esa adaptación a las costumbres preconizada por el arzobispo de París creo que ha sido nefasta para la Iglesia; en términos de "mercado", si es que es posible hablar en estos términos, la Iglesia con tanto "aggiornamiento" ha perdido una parte importante de sus clientes y por contra apenas ha ganado otros nuevos.
La situación de pérdida de “cuota de mercado” en Hispanoamérica es muy preocupante y no digamos en España donde muchos curas han colgado la sotana y bastantes lo han hecho definitivamente. Sea bienvenida esta valiente medida de este gran Papa Benedicto XVI, cuya inteligencia y preparación teológica supera con creces a la de todos sus subordinados juntos.
Esperemos ver de nuevo por nuestras calles a los curas ataviados con sotana, manteo y teja o en su defecto, con el elegante "clergy" desapareciendo esos jerseys de cuello alto, vaqueros y demás indumentaria que ha proliferado entre la progresía clerical.
Igualmente parece que vuelve la misa en latín y la musica sacra de verdad, y no esas pseudo melodías ye-ye mas discotequeras que propias de recintos sagrados.
FJdeC   

martes, 21 de diciembre de 2010

Benedicto XVI y su preocupación por el asunto de la pederastia.


Reproduzco del blog amigo Mi Ventana Indiscreta el siguiente artículo:

La obsesión de Benedicto XVI por lo esencial.

Todos los años por estas fechas los papas tienen la costumbre de mantener un encuentro con la Curia para intercambiar la felicitación de Navidad. En el "marco incomparable" (según el gracioso tópico redaccional) de una de las solemnes salas vaticanas, o, incluso, de la Sixtina, el Papa dirige un discurso a los miembros del pleno de su “equipo de gobierno” en el que pasa revista a los principales acontecimientos del año a punto de terminar, deslizando casi siempre consideraciones de fondo que no pasan desapercibidas a los informadores.

Por ejemplo, el año 2005, en la que fue su primera felicitación navideña, BXVI, aprovechó esta circunstancia para pronunciar un discurso absolutamente fundamental para comprender una de las lineas de fondo de su comprensión de la Iglesia contemporánea heredera de un concilio, el Vaticano II, de cuya interpretación sigue dependiendo todo el desarrollo teórico y práctico (pastoral) de la iglesia católica en el presente siglo. De obligada lectura y re-lectura...
Ayer, el Papa compareció una vez más ante su curia y les felicitó esta Navidad brindándoles unas consideraciones de fondo que me han vuelto a impresionar porque ponen de relieve el verdadero perfil de este hombre, tantas veces distorsionado por muchos medios de comunicación que siguen sin querer -o, más probablemente, sin poder- entender su profundidad espiritual y sus puntos de referencia básicos.
En este discurso al que me refiero, vuelve a poner de manifiesto la magnitud de la herida que ha infligido a todo el cuerpo eclesial el asunto de la pederastia. Leyendo sus consideraciones, se capta perfectamente que BXVI no hace teatro o da lectura a un guión escrito por algún funcionario cuando asume y reconoce abrumado hasta qué punto ha quedado ensuciada toda la iglesia y comprometido su testimonio por el "pecado" de algunos sus miembros más cualificados.
He subrayado deliberadamente la palabra pecado porque es precisamente el nivel religioso o teológico que esta palabra evoca el que permite al papa-teólogo situar correctamente su meditación. Una meditación que quiere siempre ir a lo esencial: Dios y la relación del hombre con su misterio.
Precisamente por situarse en ese nivel de profundidad, los diagnósticos y las "soluciones" que Ratzinger sugiere rebasan con creces las superficiales proclamas de los que exigen simplemente sanciones ejemplares (nunca excluidas, desde luego, de acuerdo con las leyes), o reformas estructurales de las que dependería la solución de un problema moral que es -reconozcámoslo- algo más que un problema: un enigma, un misterio; el mysterium iniquitatis que nos remite inexorablemente a la pregunta por el ocultamiento de Dios en nuestra sociedad, y previamente a ello, por las condiciones sociales y filosóficas que lo hacen posible o, tal vez incluso, para muchos, hasta deseable.
He querido destacar este aspecto de la última reflexión navideña del Papa, porque creo que nos permite captar una vez más hasta qué punto este hombre tiene la "obsesión" de lo esencial, con lo que, día tras día, le está diciendo a la iglesia a la que él sirve, de qué debe realmente preocuparse si quiere ser, como afirmó el Vaticano II, una Iglesia "reformata et semper reformanda", es decir: reformada y siempre en estado de reforma a la luz del evangelio. ¿Será por eso por lo que el papa Ratzinger gusta tan poco, e incluso irrita, a los maestros del simplismo y a los visionarios de las "revoluciones pendientes"?.
Federico de C.

http://miventanaindiscreta-federico.blogspot.com/