Mostrando entradas con la etiqueta Los Dias de Gloria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Los Dias de Gloria. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de enero de 2011

Economía y Empresas: La lucha por Iberdrola.

Pérez y Galán

Desde hace varios meses se está librando un durísimo combate entre  la constructora ACS, y la primera eléctrica española IBERDROLA personalizado en las personas de sus respectivos presidentes,  Florentino Pérez, por ACS y  actual presidente también del Real Madrid FC y J. Ignacio S. Galán presidente de Iberdrola.
La pretensión de F.P. es entrar en el Consejo de Iberdrola con el fin de tomar el control de la compañía y desplazar a JISG de la presidencia de ésta.
Pero este combate es algo más que una lucha por el poder entre dos fuertes personalidades (que también) de la vida económico-social española.
Se trata de decidir el destino final de una de las mas importantes empresas del IBEX35 y lider indiscutido del sector energético español, bastante desnaturalizado, después de la entrega de ENDESA a los italianos de ENEL El anterior presidente de Endesa, Manuel Pizarro fue derrotado despues de relizar una defensa numantina de su empresa, resultando ENDESA, al final, desmembrada y en manos italianas y para mas inri, de un ente estatal extranjero y por tanto desaparecida como empresa energética netamente española.
En esta nueva batalla que se promete intensa, se ven involucrados, ademas de los dos presidentes, citados algunos otros importantes contendientes:
El Gobierno Central, á traves del ministro de Industria Miguel Sebastián de cuya errática política energética se puede  esperar cualquier cosa; entre otras, todo el tema supermillonario de las subvenciones a las “Renovables
La empresa estatal italiana ENEL que ya adquirió en su dia la otra electrica  Endesa, como queda dicho.
La petrolera Repsol objeto del deseo también de los italianos.
La Banca, representada por el grupo March, Santander y BBV, entre los hispanos y por ella banca suiza UBS.
Políticamente, también, el poderoso PNV  (Partido Nacionalista Vasco) tiene mucho que ganar y/o perder segun se resuelva finalmente el contencioso, no se olvide que Iberdrola está históricamente muy ligada a Bilbao y las “familias de Neguri”.
Añadamos a ésto los últimos fichajes del ex presidente Aznar para Endesa y del ex presidente González para Repsol ( ¿para qué, si no es para un descarado tráfico de influencias al mas alto nivel?) con lo que mas o menos se completaría el escenario del combate; sin olvidar, para remate, que también está involucrado  el poder judicial, dados los pleitos pendientes entre las dos empresas.
Viene a la memoria la narración apasionante de las “opas” sobre Banesto, Central, Hispano, Bilbao y Vizcaya, que se produjeron a finales de los 80 del siglo XX y que narra con detalle minucioso por haber sido  muy intensamente protagonizado por Mario Conde en su último libro “Los dias de Gloria” . Entonces como ahora el poder político y el económico se entremezclaban con los intereses y ambiciones personales de los protagonistas en un batiburrillo que ahora despues de pasados mas de 20  años se pueden atisbar en su complejidad gracias a estas confesiones de parte.
Quizá dentro de veinte años, o mejor antes, podamos leer algo que nos descubra todas las interioridades de cómo se ha desarrollado y terminado este apasionante proceso, dado que todavía las espadas están en alto.
De momento, el intereante artículo de Alberto Valverde,  que reproduzco del periódico digital CapitalMadrid   http://www.capitalmadrid hace un análisis muy descriptivo de la situación al día de hoy.
F.J.



Vale el tópico. Las chispas sugieren calambres en el sector eléctrico. Endesa, por decisión personal de su presidente Borja Prado, contrata a José María Aznar como 'asesor externo' para Latinoamérica. El ex presidente del Gobierno se embolsará 16.600 euros al mes frente a los 10.000 brutos que percibe su antecesor en La Moncloa, Felipe González, contratado hace unos días por Gas Natural Fenosa, aunque éste con resposabilidades propias en el consejo y en el comité de dirección. Borja Prado es el hombre de Mediobanca en España y de Enel, la eléctrica italiana, que controla casi el 100% de Endesa. A Mediobanca, junto al Santander de Emilio Botín, le atribuyen la financiación del asalto de Florentino Pérez y de sus socios los March y los Albertos, sobre Iberdrola. Y el banco suizo UBS, que hace de intermediario en las compras, interpreta por libre, en un informe que pueden leer a pie de página, lo que pretende hacer la constructora en Iberdrola si se hiciera con el control. Trocearía la primera eléctrica española, vendería todo su negocio internacional (que supone casi dos tercios de su actividad) y luego haría caja con la distribución de un dividendo extraordionario con el que financiar su asalto.
Todo ello, al parecer, con la complacencia de un Gobierno como el de Rodríguez Zapatero, que después de defender en el Congreso y conseguir aprobar una ley antiblindajes que posibilita operaciones especulativas de este tipo, guarda un silencio absoluto sobre las ya públicas intenciones del gran "fondo de capital riesgo" en que se ha convertido la primera constructora española. No lo decimos nosotros. Lo afirma el informe de UBS a lo largo de sus 32 folios. Y lo hace en un mes, el de enero, en el que los abogados de ACS y de Iberdrola, enfrascados en una batalla corporativa y judicial sin precedentes en España desde el asalto a Endesa (que ganaron de rebote los italianos con el apoyo de Miguel Sebastián, el controvertido ministro de Industria), se ven las caras en tres juzgados españoles. El primer encuentro tendrá lugar hoy mismo en un juzgado de Madrid, ante el que Iberdrola ha emplazado a ACS que cuente en público cómo ha financiado la compra de la cuarta parte (un 5%) del 20% que posee en Iberdrola. Lo ha hecho a través de productos derivados (swaps equitys), pero la eléctrica que preside Ignacio Galán quiere saber cómo y en qué condiciones. Para tener derecho a esta información, Iberdrola adquirió un número mínimo de acciones de ACS antes de su última junta general de 2010.
Los analistas de UBS, a través de cuyos servicios ACS se ha hecho con el último paquete de acciones de Iberdrola en diciembre de 2010, ponen de manifiesto en su informe las intenciones de la constructora en caso de hacerse con el control de la compañía eléctrica. Mientras, otros analistas independientes confirman que la italiana Enel, a través de la sociedad conjunta con Endesa, Energy Green Power, negocia adquirir los activos renovables que ACS ha puesto a la venta para hacer caja y financiar la compra de más acciones de Iberdrola, con el aparente objetivo de controlar su gestión. Con ello, Endesa plantaría cara en el cada vez menos lucrativo negocio de las energías limpias a Iberdrola, la empresa líder en energía eólica en España.
Interés de ENI por Repsol
Otro de los objetivos de Endesa, en su batalla por el liderazgo perdido frente a Iberdrola, es la mejora de su posición en Lationamérica. De la misma manera que Gas Natural Fenosa se hizo con los servicios de Felipe González hace menos de un mes, la empresa de capital italiano ha contratado los de José María Aznar, su sucesor en la Moncloa. Algunos analistas creen ver en este hecho, junto a la salida de la petrolera pública ENI del mercado portugués, tras la inminente venta con importantes plusvalías de su participación en la lusa Galp Energía, un relanzamiento de los intereses italianos en España. ENI, en efecto, lleva años rondando a Repsol, en cuyo capital ha pretendido entrar en varias ocasiones. Fue precisamente bajo el mandato presidencial de Aznar cuando la compañía transalpina propuso en Moncloa el lanzamiento de una OPA sobre la compañía española, cuyos activos más sustanciosos se encuentran en Latinoamérica. La operación, sin embargo, fue vetada por el entonces vicepresidente económico y ministro de Economía, Rodrigo Rato, que externelizó de esta manera sus primeras grandes diferencias con el ocupante de la Moncloa. La contratación de Aznar guardaría relación con un renovado intento del interés de ENI por Repsol.
La batalla parece planteada en toda su crudeza, en un día como el del martes en el que, además, las cinco grandes empresas eléctricas, con casi 20.000 millones de deuda "embalsamados" en sus balances (por utilizar la expresión del presidente Zapatero en su entrevista el lunes en Antena-3), como consecuencia del denominado déficit tarifario, consiguen colocar a buen precio dos mil millones de euros en el mercado a través de una emisión de títulos negocibales, en la llamada titulización del déficit de tarifa del sector. Una buena noticia para Endesa, que acumula el 45% del déficit, y también para el resto, con Iberdrola algo más del 30%, estando el resto dividido entre Gas Natural Fenosa, HC Energía y E.On España. La titulización lleva garantía reconocida del Estado.
Informe de UBS
Según el informe de UBS, la empresa presidida por Florentino Pérez, que el pasado 3 de enero comunicó a la CNMV que ya poseía, directa e indirectamente, el 20,2% del capital de Iberdrola, tiene en mente poner fin al actual proyecto estratégico de la eléctrica, puesto en marcha en 2001 a raíz de la llegada a la misma de su actual presidente, Ignacio Galán.
"ACS ha alcanzado un 20% de participación en Iberdrola (15% en acciones, 5% en swaps). Las experiencias pasadas sugieren que la constructora no actuará como un inversor financiero y lo que pretende es el control. ACS seguramente querrá una representación en en el consejo y tratará de dirigir la estrategia hacia la reducción de su tamaño, a través de la enajenación de sus activos internacionales (UK, US)", afirma textualmente el informe.
Es decir, los analistas del banco apuntan a que ACS, en línea con la manera en que ha actuado en situaciones similares en otras empresas con anterioridad -Dragados, Unión Fenosa...-, forzaría un cambio de rumbo en Iberdrola que pasaría por llevar a cabo desinversiones de los activos internacionales más importantes.
Así, desde UBS se señala que los objetivos de la constructora paerecen claros, como el repartir dividendos extraordinarios que aliviarán su delicada situación financiera, mejorar la cotización de los títulos de Iberdrola (+0,5€ por acción) y fortalecer el balance de Ia eléctrica. Para ello vendería las dos compañías anglosajonas adquiridas en 2007: la escocesa ScottishPower y la estadounidense Energy East (hoy Iberdrola USA).
No obstante, el citado informe destaca que dicha política cortoplacista comprometería seriamente el futuro de Iberdrola, dado que debilitaría las posibilidades de crecimiento de la empresa e incrementaría significativamente su exposición a España, cuyo sector eléctrico sigue sometido a una elevada incertidumbre regulatoria.
Fondo de capital riesgo
El informe confirma una de las afirmaciones que muchos analistas sugieren para ACS, ya utilizada desde estas páginas hace meses. Que ACS ha dejado de ser una empresa constructora para convertirse en un gran fondo de capital riesgo -por sus siglas en inglés, un Private Equity Investor.
"Esperamos que ACS busque una representación en el consejo y entonces trate de modficar su estrategia hacia una reestructuración de su perímetro. Específicamente reducirá tamaño mediante la venta de los activos del Reino Unido y de Estados Unidos. Conseguirá así alcanzar tress propósitos (....) pero a largo plazo sus efectos serán negativos (...) como consecuencia de las incertidumbres regulatorias en su mercado doméstico", asegura el informe.
Por último, UBS hace valoraciones sobre el incremento a corto plazo del valor de la acción de Iberdrola, que permitirá a ACS rentabilizar su inversión, y advierte sobre la eventual concesión de un dividendo extraordinario que, en defintiiva, descapitalizará a la empresa eléctrica y traerá consecuencias negativas sobre el interés de los inversores a largo plazo, que desconfiarán de su futuro.Alberto Valverde

viernes, 3 de diciembre de 2010

Libros: "Los días de gloria", Mario Conde



Seguidamente reproduzco el artículo de Horacio Vazquez Rial que publica el digital Libertad Digital
http://www.libros.libertaddigital.com
En este mismo blog hemos publicado un artículo con fecha 26/11/2010, en el que se reproduce el discurso pronunciado por el Prof. Dr.
 Alejo Vidal Quadras en el acto de presentación de este interesante libro de MC.
FJ.


La vida de un banquero singular como Mario Conde ya hubiese dado en los Estados Unidos para varios libros y un par de películas, a favor y en contra, pero en cualquier caso llenos de detalles y sin miedo a mencionar a éste o a aquél. Ninguna figura pública es sagrada en un régimen de libertades reales.

Pero en España no gozamos de un régimen de libertades reales, de modo que el atrevido que se metiera a escribir o filmar esa historia sería rápidamente doblegado, mediante el estruendoso silencio de los medios, la persecución discreta y, tal vez, la pena de cárcel por hablar demasiado. Por eso ha de ser el propio protagonista, ya curado de espanto, quien se haga cargo del relato. A su manera, claro, con su versión de los hechos. Pero con los hechos sobre la mesa.

Es muy probable que un narrador de ese carácter tienda a presentarse a sí mismo con benevolencia, lo cual no quita valor documental al relato. En caso contrario no haría falta leer las memorias de Godoy; pero es que sin ellas entenderíamos mal el reinado de Carlos IV, y peor todo lo que siguió. Es lo que sucede con Mario Conde, que ha vendido cien mil ejemplares de Los días de gloria en una semana. Y juro que no es un opúsculo, sino un tremendo libro de 850 páginas, de las cuales, separando descripciones, reflexiones filosóficas y disyuntivas emocionales, quedan en el filtro más fino unas trescientas de información pura y dura. Y de esas trescientas, la mitad, al menos, son contrastables con confesiones de otros protagonistas y resultan ciertas.
Digo que resultan ciertas en la medida en que, por ejemplo, Luis María Anson ha hablado en más de una oportunidad sobre la época del paso de Felipe González a José María Aznar, y sus afirmaciones, tremendas en cierto sentido pero también históricamente normales –si uno no se cree eso de que los cambios de gobierno se producen mediante elecciones simple y llanas–, en ningún caso se contradicen con las más tremendas aún de Mario Conde. Por cierto, Conde es abogado, y muy bueno, de modo que doy por sentado que ha valorado pros y contras de su relato antes de ponerse a no dejar títere con cabeza. Títeres muy desagradables, hay que decir, y que, formalmente retirados de la política, siguen actuando en la sombra y con notables cuotas de poder.

Hay dos maneras de leer este libro: como una novela de Ellroy, lo cual está muy bien, puesto que aquí y ahora falta el narrador que pergeñe una España semificcional a la manera en que el escritor de Los Ángeles ha construido su América; o como un libro fuente para la deducción de la historia contemporánea de esta nación en decadencia en la que nos ha tocado vivir. En cualquiera de los dos casos, cabe tomar el texto desde la desconfianza o desde la aceptación. Y en cualquiera de ambos resulta imposible dejar de leer.
Si alguien pretende escribir un gran thriller político, tiene en Los días de gloria todo el material. Podría titularse Black Spain y dar lugar a una espléndida película que nadie tendrá el valor de hacer (¡ya me gustaría hacerla a mí!).
No voy a intentar resumir aquí este libro: sería no sólo estúpido, también contraproducente. Bastará con que diga que no trata del caso Banesto, que también, sino de la historia de la segunda mitad del siglo XX, que, por cierto, dista mucho de haber acabado. Hoy se parodian, y Conde describe con precisión el modo, las circunstancias de 1993 y 1996, con personajes de mucha menor entidad que aquellos que se jugaban la ropa y el lugar en la historia en aquellos difíciles años, cuando aún vivíamos en pesetas y estábamos obligados a salvarnos a nosotros mismos, sin esperar a que Monsieur Trichet nos señalara el camino. Además, todos disponemos, con un mínimo de memoria –personal como es la memoria, no histórica sino política–, de elementos para completar el puzzle que Mario Conde propone al disponer sus propias piezas. Puede usted creerle o no, pero le aseguro que se llevará sorpresas al ver lo bien que encajan esas piezas con sus recuerdos.
Los días de gloria no es bueno ni malo, ni verídico ni falso: es historia en primera persona, con todo lo que ello implica. Saben mis lectores que yo pienso que la historia siempre es un relato subjetivo en lo ideológico, en lo emocional, hasta en lo documental. De modo que no se trata precisamente de un reproche.                          
La gran pregunta es por qué este libro aparece ahora, a finales de 2010, cuando es evidente que estamos ante grandes cambios políticos y faltan en la dirección de los grandes partidos nacionales individuos que superen la mediocridad más ramplona. A mí sólo se me ocurre una: Mario Conde está en disposición de ofrecer sus servicios a la nación, en esa política en la que nunca le dejaron entrar, como no le dejaron entrar realmente en la clase aún dominante en España, la de las trescientas familias de José Antonio Primo de Rivera, ampliada. Es un negociador hábil y Los días de gloria es casi un anuncio de campaña. Su campaña.
Horacio Vazquez Rial (www.vazquezrial.com)

viernes, 26 de noviembre de 2010

Vida cultural: Presentación del nuevo libro de Mario Conde, "Dias de Gloria".


Intervención del Vicepresidente del Parlamento Europeo, Alejo Vidal-Quadras, en el acto de presentación del libro de Mario Conde Los Días de Gloria celebrado en el Hotel Intercontinental de Madrid el 25 de noviembre de 2010.


Erudito, incisivo y brillante Don Alejo.
Cuando un científico, y éso lo es ante todo el Prof. Dr. Vidal Quadras, se pone a escribir y a citar a los clásicos tiene la virtud de complementar el rigor de la estructura cartesiana de su formación con la elegancia y finura de las imágenes de los maestros griegos y latinos.
Me honro en reproducir seguidamente el texto del mencionado discurso:
-Walt Whitman dijo de su obra capital “Hojas de Hierba” “esto no es un libro, es un hombre”.  De Los días de gloria, que esta noche presentamos, podríamos afirmar: “Esto no es un libro, es un sistema” porque lo que hace su autor es describir efectivamente una arquitectura política, institucional, financiera y mediática capaz de triturar a todo aquél que se oponga a sus designios o que pretenda desafiar su monopolio del poder. Esta estructura, de acuerdo con el cuadro que Mario nos pinta, está formada y manejada por ministros, jueces, fiscales, directores de medios, presidentes de bancos, responsables de órganos reguladores y toda una tupida malla de integrantes de las elites de nuestra sociedad que, aunque en no pocas ocasiones se combaten ferozmente entre sí, unen sus fuerzas si aparece en el horizonte alguien ajeno a su tinglado que amenaza su existencia ignorando sus jerarquías de vasallaje o  pretendiendo reformarlo previa denuncia de sus abusos.  Mario, poco después de la intervención de Banesto, ya ofreció un primer atisbo de esta compleja máquina de control y destrucción en otro libro, de hecho el primero que dio a la imprenta, y que tituló precisamente así: El Sistema. Sin embargo, en aquella época, la obra se publicó en 1994, los acontecimientos que se habían sucedido a ritmo trepidante durante los cinco años anteriores y que desembocaron a finales de diciembre de 1993 en la destitución por parte del Banco de España del Consejo de Administración en pleno del que era a la sazón el primer banco del país, eran todavía demasiado recientes para que Mario pudiese tener una perspectiva profunda y completa y para que pudiese calibrar con la requerida serenidad y objetividad -las heridas estaban abiertas y sangraban- el alcance de lo acaecido. Hoy el ciudadano español que desee conocer de manera  cabal y rigurosa el llamado caso Banesto, que junto con la expropiación de RUMASA y los GAL, destaca como uno de los baldones más negros de la etapa felipista, dispone de la reedición de El Sistema, de las extraordinariasMemorias de un Preso, que son ya en estos momentos un extraordinario éxito editorial y, a partir de hoy,  de estos Días de Gloria, que redondean e iluminan desde nuevos enfoques aquel período de infamia y de mentira.
Los que en esta sala tuvimos la suerte de nacer en tiempos en los que los bárbaros todavía no habían llegado, los que nunca creímos, a diferencia de lo que tan maravillosamente se describe en el famoso poema de Kavafis, que los bárbaros traerían una solución, pudimos leer a los clásicos griegos y latinos y en las páginas de Homero, de Herodoto, de Virgilio, de Plutarco y de Suetonio, aprendimos que la relación de los hombres y los dioses no es fácil y que los mortales nos clasificamos en tres categorías: aquellos a los que los dioses no ven, José Montilla es un ejemplo característico, aquellos a los que los dioses ciegan, Alberto Ruiz Gallardón sería un arquetipo, y aquellos a los que los dioses envidian, y aquí Mario emerge casi como una referencia.  Yo no sé qué opinarán ustedes, pero entre ser liquidado por la propia mediocridad, por una desbordante ambición o por un rayo de Zeus, creo que la tercera opción es la más grandiosa y, por supuesto, la más elegante. Ahora bien, normalmente los habitantes del Olimpo se valen de otros seres humanos para liquidar al héroe que ha despertado sus celos y estos agentes de la ira divina no suelen utilizar métodos grandiosos ni elegantes, tal como queda expuesto con total claridad en Los Días de Gloria y en la Ilíada. Porque sin duda en este nuevo libro de Mario, que te atrapa desde su mismo comienzo y que no puedes dejar por su intenso atractivo, mezcla de thriller, itinerario sentimental, prontuario de mística, testimonio histórico y retrato de una casta voraz y amoral, lo que se relata es primero la concepción, desarrollo y ejecución de una flagrante injusticia y segundo el deliberado, vesánico e implacable intento de destrucción de un hombre, de su aniquilación física, mental, moral y patrimonial sin paliativos, sin piedad y sin cuartel.
Llegados a este punto, se impone una nota de cautela. Aparte de la editorial, Mario y yo estamos solos en esta mesa. Es decir, que a Mario le ha bastado con un único presentador, lo que es muy amable por su parte, pero que exige por la mía una explicación de mi presencia. Los Días de Gloria no es un libro inofensivo, es un libro explosivo. En sus sucesivos capítulos se narran hechos, decisiones, conversaciones y maniobras con protagonistas con nombre y apellidos, algunos de ellos ya fallecidos, pero otros muchos viven y tienen una continua y activa presencia pública a pesar de su situación de retiro de la primer línea o incluso los hay que siguen en puestos de muy alta responsabilidad política, institucional o empresarial. Desde esas posiciones continúan influyendo, moviendo hilos y propiciando o dificultando iniciativas, medidas y reformas. Incluso más, ocupan tribunas desde las que nos dan lecciones y nos indican lo que está bien y lo que está mal, lo que conviene o no conviene a España en este período de crisis y fracaso colectivo. Estas personas tienen una imagen y una reputación buena a los ojos de unos, regular o mala a los de otros, pero consolidada a lo largo de décadas de ejecutoria en puestos notoriamente relevantes, incluso determinantes en nuestro país.
Tras la aparición y amplia difusión  de la obra que estamos presentando, esta imagen y esta reputación se verán afectadas y en no pocos casos en una dirección no exactamente favorable. Porque lo que Mario cuenta en Los Días de Gloria es una historia de persecuciones, de prevaricaciones, de rencores mezquinos, una historia de arbitrariedad y de utilización desaprensiva del Estado al servicio de proyectos personales, políticos o corporativos que implicaban el aplastamiento de un inocente. Eso es lo que Mario nos expone en su libro, mediante una profusión de nombres, fechas, datos, conversaciones, testimonios y actuaciones de individuos concretos. Vamos a ver. Si al presidente de la más importante entidad bancaria de un país, el subgobernador del banco central, le espeta en su cara con los ojos inyectados en sangre, en presencia de un gobernador silente y abochornado, “el problema eres tú, no puede ser que controles el banco y los medios, has de irte, coge tu dinero y márchate”, es decir que le reconoce que se disponen a llevar a cabo una intervención técnicamente absurda y jurídicamente impresentable con el único propósito de yugular la supuesta futura carrera política de un señor, cuyo pecado es haber triunfado en los negocios, ser un excelente comunicador, tener en su cabeza además de un sólido bagaje cultural una idea de España y gozar en aquellos días de un índice de aceptación y valoración popular envidiable, y que todo eso se va a perpetrar por instrucciones directas de la cúspide del Gobierno, vulnerando así escandalosamente la independencia de la institución nuclear del sistema  financiero, ¿Qué hemos de pensar de semejante escena? Si la fiscalía presenta una querella redactada en base literal a un informe de dos inspectores del Banco de España elaborado con posterioridad, subrayo, con posterioridad a la intervención de Banesto y a continuación esos mismos dos técnicos, sí, por inaudito que parezca,  los dos mismos, son designados por el instructor peritos judiciales de la causa, ¿Dónde hemos de buscar el derecho a una defensa imparcial? Si el juez que envió por primera vez a la cárcel a Mario le reconoce a un interlocutor mucho antes de que se produjera la intervención que este procedimiento le será asignado y se lo comunica cuando ese juez todavía no ha sido destinado ni siquiera a la Audiencia Nacional, ¿Qué concepto podemos construir sobre nuestro sistema judicial? Si el Administrador nombrado por el Banco de España para hacerse cargo de Banesto entra en su sede y le transmite a su hasta entonces consejero delegado su asombro ante lo sucedido con estas palabras “No entendemos nada. Estábamos convencidos de que vendería sus acciones y se quitaría de enmedio”, ¿Qué significa ese plural de “no entendemos”? ¿Quiénes fueron los que no entendieron porque esperaban que Mario ante la presión reaccionase de acuerdo con el edificante lema take the money and run? ¿Cuánta gente participó en la operación y con qué objetivos e intereses? Y otro punto asombroso, que suscita la más consternada incredulidad: ¿Cómo es posible que la Comisión Ejecutiva del Banco de España decidiese la intervención del primer banco del país sin que los consejeros vieran un papel, un dossier, un informe, unos cuantos folios, aunque fuera? Y que tomaran una decisión de ese porte en vacío, de repente, como si ejecutaran una sentencia dictada de antemano por motivos que nada tenían que ver con la salud financiera de Banesto, morosidad, recursos propios, autocartera  y demás elementos concernientes al caso? Se trata de un conjunto de interrogantes en el que cada uno por separado es extraordinariamente inquietante, pero que colocados en fila en orden de batalla, como hace Mario en su libro, configuran un escenario de pesadilla.
Por consiguiente, presentar este libro no es un acto neutral o inocuo. Yo he aceptado acompañar a Mario esta noche porque a mí el relato de los hechos contenido en Los Días de Gloria me parece coherente, consistente, transparente y bien fundamentado. He contrastado la información que nos proporciona sobre los sucesos descritos con personas amigas, indiferentes u hostiles a Mario que vivieron aquellos acontecimientos en silla de pista o en las primeras filas y he extraído mis propias conclusiones. Por eso estoy aquí sentado dirigiéndome a ustedes. Nunca he sido proclive a los actos gratuitos de fe. La presentación que hace Mario del tema me merece credibilidad por su lógica interna y por el carácter incontestable o fácilmente verificable de la evidencia que aporta. Dicho esto, espero, y la palabra espero hay que interpretarla en sentido teologal y no meramente temporal, la respuesta de los mencionados en el libro a los que se atribuyen acciones deshonrosas, ruines, rastreras, traicioneras, cobardes o incluso presuntamente anticonstitucionales o delictivas. Si la reacción es el silencio o el desprecio, la versión de Mario prevalecerá ante la opinión, si existen interpretaciones distintas u opuestas a las de Mario y el libro alberga desenfoques, errores o calumnias que son denunciados y probados en el inmediato futuro, me manifiesto dispuesto a rectificar mi juicio actual sobre este trabajo autobiográfico de Mario y sobre el propio Mario. De momento me honro con su amistad y me complazco en expresar mi coincidencia básica con su diagnóstico sobre la crisis múltiple que atenaza a España en esta hora triste de su historia, crisis económica, institucional, moral y de unidad nacional que el sistema, por usar la terminología de Mario, oculta o minimiza prolongado y agravando así sus letales consecuencias. Yo procedo de las ciencias duras y veinte años dedicados a la investigación bajo la obediencia estricta al método científico me vacunaron contra la mitomanía y las teorías conspirativas. Es posible que esta sea la razón por la que Mario, que no da puntada sin hilo, decidiera que fuera yo el que presentase su libro. En cualquier caso, lo hago con sumo gusto.
Los Días de Gloria es también una historia de pérdida de la inocencia. La ingenuidad de aquel jovencísimo abogado del Estado que iniciaba su vida profesional en Toledo a principios de los setenta y que rebosaba de vocación de servicio público y de sed de conocimiento resulta a la luz de todo lo que sucedió después auténticamente conmovedora. Mario lo ignoraba todo sobre el funcionamiento del sistema. Su descubrimiento del papel de los medios en la fabricación o la demolición de reputaciones se produce con motivo del ataque a uno de los productos estrella de los Laboratorios Abelló, el Frenadol, por parte de un ex-empleado resentido. Y Mario comprende que la verdad no es un elemento relevante en los titulares y que para ganar una campaña de prensa adversa, hay que buscar y encontrar vericuetos extraños. Mucho después, ya en la presidencia de Banesto y consagrado como el arquetipo del triunfador, dos episodios vidriosos nos demuestran que la pureza de espíritu originaria no sobrevivió a los avatares de su progresión hasta la cima.  En ambas ocasiones Mario recurre a los servicios de un espécimen típico de los sistemas corruptos, el conseguidor profesional o si se quiere el intermediario, el lobbysta, el abrepuertas, ese especialista en lubricar los engranajes del sistema que gracias a una red de amistades e influencias tejida durante largo tiempo sabe qué tecla tocar, a qué teléfono llamar, qué almuerzo organizar, qué secreto utilizar, qué voluntad comprar  y qué debilidad explotar. El primer problema resuelto gracias a los buenos oficios de este caballero es la salida sin traumas de la fallida fusión con el Banco Central, el segundo la concesión por parte del Gobierno de las exenciones fiscales ligadas a la creación de la Corporación Industrial Banesto. Mario paga, mejor dicho, el Banco paga, y paga cantidades importantes. Los consejeros del Banco a los que Mario consulta bendicen un proceder heterodoxo, pero altamente rentable si se alcanza el objetivo perseguido. Los empleados del Banco encargados de materializar la operación no ponen traba alguna, por el contrario, en su larga carrera, según comunican a su Presidente, se han familiarizado con semejantes trapicheos. Pues bien, cuando la tormenta se desata sobre Mario y se ve obligado a comparecer ante los tribunales acusado de graves delitos, estos dos sucesos concretos le acarrean condenas que le mantienen quince años en la cárcel, de forma efectiva o atenuada. Quince años de privación de libertad, de marginación social, de angustia familiar, quince años irrecuperables de una vida que pasa de golpe de la luz a la oscuridad, de los salones de caoba a las sórdidas celdas, del halago y el reconocimiento a la soledad y al frío. Por supuesto, los perceptores de los suculentos incentivos lo niegan todo y alguno ni siquiera es llamado a declarar. Mario es abandonado a su suerte. Salvo la fidelidad de unos pocos incondicionales, que caen con él, y el apoyo permanente de su familia, Mario es arrollado por el Sistema que lo lamina como una imparable apisonadora. La tragedia está servida. El hombre excepcional que abriga la noble ambición de desmontar el Sistema y devolver a la sociedad civil su libertad y su fuerza -ese es el argumento de su discurso de aceptación del doctorado honoris causa en la Complutense- acuciado por las  asechanzas y las presiones de la maquinaria infernal que quiere combatir y que lo hostiga sin descanso, se ve empujado a jugar con las reglas impuestas por los que carecen de reglas y paga un precio terrible al serle arrebatados su reputación, su libertad y su fortuna. Mario aprende dolorosamente que es imposible vencer al Mal jugando en su terreno, que en el instante en que se cruza la línea llameante que te separa de aquello que es incompatible con tu conciencia quedas inerme frente a los sacerdotes de Moloch y nada ni nadie podrán salvarte ya de ser precipitado en su ígnea boca. Es la pregunta definitiva de Tomás Moro a su yerno: ¿Te saltarías la ley para acabar con el Diablo? Y ante la respuesta afirmativa del joven desesperado por la inminente ejecución de su suegro, la sabiduría insondable del santo le advierte: Y cuando ya no quedara ninguna ley entre tú y Satanás, ¿Quién te defendería del Maligno?
Voy terminando.
María Pérez Ugena es una competente profesora de Derecho Constitucional, que era jovencísima en la Navidad de 1993. Cuando conoce por Mario, dieciséis años más tarde, los pormenores, con especial énfasis en los aspectos jurídicos, de la intervención de Banesto, tiene una reacción desprovista de cualquier ambigüedad: se casa con él.  Yo me he limitado a presentar un libro, por tanto tampoco tengo tanto mérito.
Al escribir Los Días de Gloria Mario ha prestado un servicio impagable a la sociedad española del presente porque la vacuna contra su pasado, un pasado aún reciente del que no podemos sentirnos orgullosos. El mérito incontestable de este libro es su sinceridad, en la que Mario se nos ofrece sin disimulo y se somete a nuestro escrutinio sin ocultar las partes del relato que reflejan sus debilidades y sus errores. Es evidente que una aproximación sesgada, parcial o interesadamente victimista a los hechos que desembocaron en la intervención de Banesto no hubiera cumplido su función, que Mario quiere catártica y orientadora de una sociedad española que percibe, con razón, como totalmente desnortada. Su testimonio, valiente, crudo, serenamente atormentado, no es el del Conde de Montecristo, que regresa de su lúgubre mazmorra en busca de revancha. No, Los Días de Gloria no ha sido escrito por un Edmundo Dantés de Alcalá Meco; en sus páginas precisas, detalladas, descarnadas y transidas de lucidez no se encuentra un gramo de rencor o de resentimiento, no se reivindica nada, no se pide nada, no se arroja ninguna primera piedra ni se aspira al perdón o a la resurrección. Regresando con el recuerdo y con la reflexión a aquellos años horribles y compartiendo con nosotros sus vivencias y su experiencia, Mario Conde intenta comprender y de la comprensión extraer una guía hacia el futuro. Con Los Días de Gloria, Mario se libera y nos libera, coloca a cada cosa en su sitio y nos coloca a cada uno en nuestro sitio, se redime y nos redime.