Los proetarras de Bildu imponen ilegalmente que la "ikurriña" ondee junto a la bandera Navarra |
Esta es la verdadera y única bandera de Navarra |
Los orígenes de las fiestas de San Fermín, santo Patrón de Navarra se remontan a la Edad Media y están relacionados con tres celebraciones: los actos religiosos en honor a San Fermín,intensificados a partir del siglo XII, las ferias comerciales y las corridas de toros, documentadas desde el siglo XIV. En los inicios, la fiesta conmemorativa de San Fermín se celebraba el 10 de octubre, pero en 1591 los pamploneses, cansados del mal tiempo, decidieron trasladar la fecha original a julio y hacerla coincidir con la feria. De este modo nacieron los Sanfermines. En su primera edición duraron dos días y contaron con pregón, músicos, torneo, teatro y corridas de toros. Posteriormente se fueron añadiendo otros actos como fuegos artificiales y danzas, y se prolongaron hasta el día 10.Actualmente comienzan el dia 6 de julio prolongándose hasta el 14 del mismo mes, siendo el día 7 de julio la festividad del Santo.
Con el siglo XX los Sanfermines alcanzaron su máxima popularidad. La novela "The sun also rises" ("Fiesta"), escrita por Ernest Hemingway en 1926, animó a personas de todo el mundo a participar en las fiestas de Pamplona. Además, en este último siglo se incorporaron nuevos elementos como el Riau-Riau, suspendido desde 1991, el Chupinazo, o el programa cultural.
Las elecciones del 24M han dejado el Ayuntamiento de Pamplona en poder del partido filo etarra Bildu que ha obtenido solamente 5 ediles (cuando la mayoría absoluta la componen un mínimo de 14); ello ha sido posible por la alianza de todos contra UPN, que obtuvo 10 ediles dado que la suma de los 5 de GeroaBai (franquicia navarra del PNV), mas los socialistas navarros PSN y el partido filial de Podemos con 3 ediles se han coaligado para que el señor Jose Asiron sea el primer alcalde Bildutarra de Pamplona y por tanto partidario de la anexión de Navarra a las Vascongadas.
El separatismo vasco, en todas sus marcas y pelajes, desde la aristocracia financiera de Neguri al lumpen de las “herrico tabernas” batasunas, ha mostrado siempre una voracidad insaciable respecto de Navarra, viejo Reino pirenaico que mece entre sus robles el embrión de España, la cuna y la leche nutricia de la Patria española, heredera de la Hispania romana y visigoda, forjada con la espada y la Cruz al final de los siglos de Reconquista frente al Islam por Castilla y Aragón, hijas del viejo roble navarro. Hoy, con un alcalde filoetarra de Bildu, Jose Asiron, gobernando la capital navarra, Pamplona encarna ya el centenario delirio separatista de convertirse en Iruña, la capital de esa ucronía a la que llaman Euskal Herria.
Recuérdense los anhelos expansionistas (Anschluss) de Adolf Hitler para Alemania. Fueron precedidos por la devolución del Sarre en 1935, y seguidos por la crisis de los Sudetes, la ocupación de Checoslovaquia de 1939 tras los acuerdos de Múnich, y la invasión de Polonia que, finalmente, supuso el detonante de la Segunda Guerra Mundial.
De forma bastante parecida, el “naZionalismo” vasco ha deseado siempre con gula y con lujuria la anexión de Navarra por dos razones fundamentales. Sin Navarra es imposible la configuración de lo que ellos llaman Euskal Herria “Nafarroa esukadi da” (Navarra es Euskadi) que, más que una ubicación geográfica inexistente en los arcanos de la Historia es una consigna política abominable que ha llenado los tanatorios de muertos y a los españoles de luto. La segunda razón es afluente de la primera, ellos saben que anexionándose Navarra matan a España. "El día que Euskadi fagocite a Navarra, España habrá muerto", como bien decía el insigne profesor e historiador Claudio Sánchez Albornoz, (Madrid, 7 de abril de 1893-Ávila, 8 de julio de 1984)y que fue presidente del Gobierno de la República en el exilio(1.962 - 1.970)
Navarra es, pues, la cuna de España. Si la fagocitan los separatistas vascos, España morirá, Y esa es una posibilidad cada vez más cercana teniendo en Pamplona un alcalde filoetarra de Bildu. Esperemos que el capote de San Fermín nos quite de encima ese toro.
F.J.de C.
Madrid, 8 de julio de 2.015
Notas históricas tomadas de Eduardo García Serrano