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martes, 10 de mayo de 2016

Nuevo alcalde de Londres: Musulmán y Laborista.


El ejemplo de Sadiq Khan
  • El hijo de un conductor paquistaní de autobús, nuevo alcalde de Londres.
Turky al Dajil, director general de Al Arabiya, saluda la victoria electoral de Sadiq Khan, flamante primer alcalde musulmán de Londres, y pone la peripecia vital del laborista británico de origen paquistaní como ejemplo para los inmigrantes procedentes del Gran Oriente Medio.
La victoria de Khan representa un modelo de éxito para los refugiados e inmigrantes que van a Europa para vivir y asentarse. Esta victoria les enseña que los países europeos se comprometen con reglas e instituciones estrictas y que la integración les ofrece una oportunidad para la igualdad. Esta integración y el aprendizaje sobre la verdadera ciudadanía se consigue mediante el compromiso con las leyes y normas.
Ser musulmán, hijo de un conductor de autobús que emigró de Pakistán, no impidió que Khan demostrase que valía para ser alcalde por votación popular. Su éxito simboliza la pertenencia al Estado, el logro de la ciudadanía y el éxito de la integración.
Ahora solo falta que desrrolle un política municipal eficaz alejada de todo extremismo sectarista en una gran ciudad tan complicada como Londres pero que ha sabido encontrar en los últimos años alcaldes eficaces que con sus políticas urbanísticas y de medio ambiente han transformado la Ciudad para el bien general de sus habitantes y millones de visitantes, tanto turistas como profesionales.
Sobre todo que bajo ningún concepto se sienta tentado a imitar la actuación incompetente, ineficaz y sectaria de las dos alcaldesas de las dos principales capitales españolas Madrid y Barcelona; dos ciudades punteras en la recepción de turismo de calidad y en la instalación de nuevas empresas y creación de puestos de trabajo a pesar de la crisis económica.
Los nuevos Ayuntamientos de Madrid y Barcelona (junto con otros muchos de ciudades menores) fueron constituidos en junio de 2.015 y sus respectivas alcaldesas parecen haberse propuesto frenar el crecimiento y embellecimiento de ambas ciudades y  gobernar en contra de los intereses ciudadanos ejecutando prioridades anti económicas al limitar, retrasar o anular grandes proyectos urbanísticos que suponen creación de riqueza y miles de puestos de trabajo.
Mientras tanto favorecen la instalación de “okupas” y creación de campamentos tercermundistas en plena via pública mediante la autorización del uso abusivo del suelo y burlando la seguridad jurídica de propietarios .
La limpieza, el transporte y la seguridad se han degragado en menos de un año hasta límites insospechados, dada la inoperancia y prejuicios ideológicos de los respectivos equipos de gobierno.

Seguiremos de muy cerca la actuación del nuevo Major londinense que no dudamos será acorde con la responsabilidad democráticamente conseguida que busca el bien común y no la implantación de ideologías comunistas, obsoletas y sectarias uy lejos del bien comun de los ciudadanos.
F.J.deC.
Madrid, 10 de mayo de 2.016

sábado, 22 de noviembre de 2014

Los parques urbanos más bellos del mundo

Introducción.

En el anterior artículo de fecha 18/11/14, se describían “Los Parques y jardines mas bellos de Madrid”.En el presente artículo se hace un recorrido por Nueva York, Londres, París y Tokio para describir también algunos bellos parques urbanos ubicados en esas ciudades.


El "High Line" neoyorquino .




El High Line de Nueva York revitalizó una parte importante de Manhattan.

Recientemente se inauguró la tercera y última sección del "High Line", el innovador y popular parque urbano neoyorquino construido sobre la ruta de una elevada línea de ferrocarril abandonada.
Ubicado entre las calles 30 y 34, abarcando desde la Estación Penn al Río Hudson, la nueva sección ha impulsado un desarrollo inmobiliario, revitalizando un corredor de 4km del lado oeste de Manhattan.
Por ese paseo, el Museo Whitney reabrirá sus puertas con un nuevo edificio diseñado por el reconocido arquitecto italiano Renzo Piano.
Pronto, los espacios aledaños al Hudson quedarán cubiertos con 16 nuevos rascacielos y un nuevo barrio cobrará vida con 5.000 nuevas viviendas, escuelas, lugares de trabajo y esparcimiento.
Aunque el "High Line" no se puede llevar todo el crédito por revitalizar la parte baja del lado oeste de Manhattan, desde hace mucho tiempo los parques han servido como catalizadores del desarrollo urbano, además de proporcionar un respiro entre edificios y calles atestadas de gente.
El Central Park de Nueva York es visitado por millones de personas todos los años.

De privados a públicos: Princes Park en Toxteh, Liverpool,

De hecho, uno de los primeros parques modernos, el Princes Park en Toxteh, Liverpool, inaugurado en 1842, fue planificado originalmente para contener elegantes viviendas a su alrededor.

Fue justamente la presencia del parque diseñado por Joseph Paxton y James Pennethorne lo que atrajo a compradores adinerados. Posteriormente, el patrón se repitió no solo en Inglaterra, sino en toda Europa y al otro lado del Atlántico.
En 1850, Frederick Law Olmstead, arquitecto paisajista y crítico social, visitó el Birkenhead Park, diseñado por Paxton también cerca de Liverpool. Inaugurado tres años antes, este fue el primer parque británico financiado con fondos públicos.
Al concluir su paseo, Olmstead señaló que estaba "dispuesto a admitir que en el democrático Estados Unidos no hay nada que se le compare al Jardín del Pueblo".
Previamente hubo cotos de caza reales, como el magnífico Phoenix Park de Dublín, que pasaron de ser privados a públicos, y una transformación semejante sucedió con los gloriosos parques londinenses.
Sin embargo, nunca antes se había construido un parque con la idea de que fuese público.

De Inglaterra a Nueva York

Junto a Calvert Vaux, arquitecto nacido en Londres, Olmestead planificó uno de los más famosos parques urbanos, el Central Park, en el corazón de calles y avenidas de la Manhattan del siglo XIX.
Phoenix Park, Dublín, en una gráfica de 1754
El Phoenix Park comenzó como un coto de caza privado.
Hoy en día, y a pesar de una accidentada historia, Central Park es un lugar muy querido y floreciente.
Con sus 4 kilómetros de longitud y 800 metros de ancho, se trata de un enorme espacio verde visitado por unas 35 millones de personas al año.
Rodeado por un exceso de rascacielos –buenos, malos e indiferentes – es lo suficientemente grande para permitir que el visitante se sumerja en sus espacios, mientras contempla mapaches, halcones de cola roja, comadrejas y marmotas.

Parques y recreación: El Bois de Boulogne diseñado por de Haussmann para París.

En esa misma época, el emperador Napoleón III comisionó al Barón George-Eugene Haussman el rediseño de una gran zona de París.
Uno de los mayores logros de Haussmann fue el Bois de Boulogne (Bosque de Bolonia), creado para emular y, sin duda, superar el espacioso Hyde Park de Londres.
En el límite oeste de París, Haussman diseñó un parque al estilo inglés con un trazado sinuoso, casi tres veces más grande que el Central Park.
Fundación Louis Vuitton, en el Bosque de Bolonia
El edificio de la fundación Louis Vuitton es la nueva adición del Bosque de Bolonia.
El Bois de Boulogne es de tales dimensiones que absorbió muchos distintos aspectos de la vida parisina, desde las prostitutas que lo frecuentan al caer la noche, pasando por su hipódromo, sus exuberantes jardines botánicos hasta lo que fuese una vez la casa del Duque y la Duquesa de Windsor.
Una de la secciones del parque, el Jardin d’Acclimatation, está dedicada a los niños e incluye un parque de diversiones, un teatro de marionetas y un museo de ciencias.
Allí, fue inaugurada hace poco la espectacular sede de la Fundación Louis Vuitton, un centro artístico diseñado por el arquitecto de origen canadiense Frank Gehry.
Asemejando un velero de cristal, el museo está destinado a ser una de las principales atracciones de París.
Debido a que son lugares de refugio y relajamiento, sitios para soñar despierto y dejar pasar la horas, desde sus inicios los parques urbanos han sido vitrinas para una arquitectura llamativa, mística y mágica.
Regent´s Park, Londres
Regent´s Park es hermoso por dentro y por fuera.
Las lujosas casas adosadas blancas que John Nash construyó alrededor del Regent’s Park de Londres en los años 20 del siglo pasado son creaciones de ensueño.
Desde niño quedé hechizado por una de ellas, Cumberland Terrace, una emocionante aventura en el Neoclasicismo romántico.
Desde las grandes ventanas de guillotina de los apartamentos que contiene hoy en día, entre las columnas romanas blancas, uno puede escuchar los gruñidos, aullidos y trinos de los exóticos animales que habitan el zoológico de Regent’s Park.

Eterno encanto japonés en el parque Yoyogi, en Tokio.

Uno puede sentir esa sensación de jocosidad y orden en los parques urbanos de todo el mundo. Yo quedé sorprendido por la informalidad de los japoneses para divertirse en las avenidas rodeadas de cerezos del parque Yoyogi, en Tokio.
Allí está el sereno templo Himeji, dedicado al espíritu del emperador Meiji quien falleció –supuestamente como un dios– en 1912 y, a su lado, vi imitadores de Elvis Presley vistiendo trajes y copetes excéntricos que resultarían incomprensibles para el soberano.

Ejemplos como la última sección del High Line y la Fundación Louis Vuitton en París demuestran que los parques municipales siguen siendo tan especiales como siempre.
Parque Yoyogi, en Tokio
Los japoneses saben relajarse en el parque Yoyogi
Ya sean o no buenos para la vida económica de las ciudades –y usualmente lo son– los parques urbanos nos hacen sentir tan bien como a la flora y la fauna que los habitan.
Se trata de sitios intrínsecamente democráticos para todo el mundo, sin importar ingresos ni origen.
Además del último rascacielos de alta tecnología estos parques resultan realmente lugares de gran interés pues nos permiten disfrutar de la naturaleza sin alejarnos de nuestro lugar de residencia habitual
F. J. de C.
Madrid, 22 de noviembre de 2.014

miércoles, 14 de agosto de 2013

Crónica negra.El robo del siglo: Atraco al tren correo de Glasgow

Se cumplen 50 años del «robo del siglo», en el que 15 ladrones cuidadosamente seleccionados desvalijaron en 15 minutos el ferrocarril que llevaba el dinero de los bancos situados entre la capital escocesa y Londres

Nunca se había visto nada igual. Tampoco se ha vuelto a ver en los 50 años transcurridos desde que, en la madrugada del 8 de agosto de 1963, un grupo de 17 delincuentes formado por 15 ladrones cuidadosamente seleccionados por sus habilidades especiales, además de dos informadores, llevaron a cabo el considerado «robo del siglo».

Los medios de comunicación de todo el mundo le dedicaron gran espacio en sus informativos. ¿Cómo había podido suceder? ¿Quién había planeado aquel plan tan perfecto? «El mayor robo de la historia de los ferrocarriles británicos y del servicio de Correos ha sido perpetrado en la madrugada de este jueves. Botín: más de 170 millones de pesetas de la época. Los delincuentes no dejaron más huellas que las de su perfecta habilidad, su exacta sincronización de movimientos y su audacia. Scotland Yard tiene una sola pista: descubrir entre las fichas policiacas el “cerebro maestro” capaz de organizar ese atraco», contaba ABC al día siguiente del suceso, informando de que se ofrecían seis millones de pesetas de recompensa por la captura de cualquiera de los ladrones, que «no han dejado ningún rastro».
El robo fue de una precisión milimétrica y contó con una cuidada preparación que había comenzado a fraguarse tres años antes en la mente de Bruce Reynolds. Este ladrón profesional supo de la existencia del famoso tren de Glasgow por un confidente que había conocido en la prisión de Durham. Al principio pensó que era imposible, pero tras un encuentro con un antiguo compañero de correrías, Ronnie Biggs, puso en marcha la selección de los socios. El proyecto comenzó a tomar forma.

El «Up Special»

Entre todas las noches barajadas, tenía que ser por fuerza la del jueves 8 de agosto, pues los bancos de Glasgow, tras haber cerrado su ejercicio tres días antes, había vaciado las cajas fuertes y enviado el dinero a Londres para ponerlo a buen recaudo.

El tren encargado de llevar a la capital inglesa aquel preciado botín era el «Up Special», uno de los cuatro ferrocarriles secretos de la Dirección de Correos británica que se encargaban de transportar, al abrigo de la oscuridad de la noche, la recaudación de todos los bancos del país hasta la capital inglesa. Muy pocas eran las personas que tenían conocimiento de ello, de ahí que hiciera falta la participación de informadores. El botín del «Up Special» estaba formado por 126 sacos repletos de dinero que, de salir todo como lo habían estudiado, les retirarían para el resto de sus vidas.
Había llegado el momento. El tren había estado viajando durante toda la noche desde Glasgow. A las 3.15 de la madrugada, el convoy se encontraba a poca distancia del empalme ferroviario de Leighton Buzzard y Cheddington, el lugar elegido para llevar a cabo el golpe. Cheddington era una pequeña localidad ubicada a 65 kilómetros de Londres, que contaba con una población de quinientos habitantes, los cuales a esa hora dormían ajenos al hecho de que a escasos metros de sus casas se iba a producir «el mayor robo de la historia».

La señal roja

Primero una señal luminosa de color ámbar hizo que el conductor del poderoso tren diesel de dos mil caballos, Jack Mills, disminuyera la velocidad. Y, unos metros más adelante, cuando el tren pasaba por el puente Bridego, otra señal, esta vez roja, le indicó un inminente peligro y tuvo que detener la locomotora de inmediato.

Aquel fue el primer éxito del plan ideado por Reynolds, que con una batería portátil había cambiado las luces del semáforo para forzar a la máquina a parar, tras haber confirmado a medianoche, gracias a su informador de Glasgow, que el tren portaba todas las sacas de los bancos. Una remesa mayor que en otras ocasiones, para sorpresa de Reynolds y Biggs. En total, 2,6 millones de libras esterlinas.
Cuando el tren se detuvo, el ayudante del conductor, David Whitby, se bajó de la cabina y se dirigió al poste de señales para averiguar la razón de la alarma. La parada no había llamado la atención de nadie. Entonces Whitby se dirigió al teléfono para comunicar el percance a la siguiente estación, pero se percató de que los cables estaban cortados limpiamente y de que era imposible hacer ninguna llamada. Algo iba mal. Volvió rápidamente al tren para informar a su jefe cuando vio a un hombre agazapado entre dos vagones. Se dirigió hacia él para preguntarle que qué hacía y, antes de que se diera cuenta, le rodearon varias personas disfrazadas de soldado, una de la cuales le amenazó: «Si gritas eres, hombre muerto».
Cuando el ayudante fue conducido a la locomotora, vio que otro grupo de atracadores había reducido a Mills, que se encontraba atado y sangrando. Había intentado resistirse y fue golpeado con una barra de metal. Esa fue la única violencia desplegada por los ladrones que, en pocos minutos, se hicieron con 118 de los 126 sacos de dinero, al tiempo que inmovilizaban a los guardias: «¡De rodillas y cierren los ojos!», les dijeron. Después desaparecieron con el botín en el interior de dos furgonetas y un camión. Visto y no visto.

El Monopoly

Entre que se detuvo el tren y Reynolds, Biggs y compañía desaparecieron tan solo transcurrieron 15 minutos, mientras que transcurrieron 45 hasta que la Policía pudo ser avisada. Todo había salido a la perfeccción, salvo por un detalle que se les pasó a todos: un tablero de Monopoly que sirvió a los ladrones para relajarse durante algunas horas poco después de cometer el robo, y en el que dejaron sus huellas sin darse cuenta.

Aquel fallo fue suficiente para identificar a todos los implicados, que pronto fueron capturados por Scotland Yard. Tan solo consiguieron huir con maestría sus líderes: Bruce Reynolds, que tras someterse a una cirugía estética consiguió escapar a México y Canadá, en donde permaneció durante cinco años; y Ronnie Biggs, que pasó 31 años siendo buscado por la Policía tras su fuga de prisión en 1965. Fue capturado en 2001, tras volver voluntariamente al Reino Unido.
Ellos son los nombres de una leyenda que ha inspirado varias películas y que aún hoy son reverenciados por quienes sueñan con el atraco perfecto y recuerdan que de aquel asalto millonario (valorado hoy en 47,5 millones de euros) tan sólo se recuperó una mínima parte. Biggs, a sus 83 años, permanece ingresado en una residencia. Reynolds, el cerebro del plan, fallecido hace pocos meses.