Africa y su novio Emilio R. M., «El Loco»
Chapinería es un municipio de la provincia y Comunidad de Madrid, perteneciente a la comarca de la Sierra Oeste de Madrid. Tiene una superficie de 25,4 km² con una población de 2.328 habitantes (en invierno) que se incrementa notablemente en verano; se encuentra a 50 kilómetros del centro de Madrid, unos 40 minutos en automóvil por la autovía M-501.
La víctima, Marisa C.V. de 70 años, llegó al tranquilo pueblo de la sierra oeste de Madrid hace dos décadas. Tras enviudar, la mujer se recluyó en su casa. No se relacionaba con nadie y tampoco salía, solamente lo hacía para dar algún paseo o ir a la compra. A pesar de esto, los vecinos la conocían por sus presuntos problemas con el alcohol y las discusiones que tenía con sus dos hijas, Africa y Marisa, cuando iban a visitarla.
Africa y su novio Emilio R. M., «El Loco» aterrizaron en Chapinería hace tan solo un mes. No tenían casa y tampoco dinero; antes habían sido okupas. Su madre aceptó compartir la vivienda sin imaginar que, poco más de dos semanas después, pondrían final a su vida. «Alguna vez escuchamos cómo ella le decía que la iba a matar», relataron los vecinos.
Fue el martes por la noche cuando un vecino que paseaba a su perro por el encinar del Camino de Las Maderas, dio la voz de alarma al encontrar unas bolsas con restos humanos en los que faltaba el cráneo.
Emilio R. M., «El Loco», ha confesado el crimen de su suegra, Marisa C. V.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Navalcarnero envió a él y a su novia, Africa, a prisión comunicada y sin fianza a primera hora de la tarde de ayer como coautores del asesinato.
Él ingresó en la prisión Madrid IV, en Navalcarnero, y ella en la de mujeres, Madrid I, en Alcalá-Meco. Ambos están siendo investigados por la supuesta comisión de un delito de asesinato, a petición de la Fiscalía; pero esta calificación penal podría modificarse a medida que avance la investigación.
En sede judicial, África F. C. se acogió a su derecho a no declarar, pero Emilio no ahorró detalles sobre lo que hizo el pasado 25 de julio.
Emilio explicó a los investigadores, y reiteró ante la magistrada, que ese día estuvieron los tres de copas por Chapinería, la localidad en la que residía desde hace un mes. Ya por la noche, África, su novia, se subió a dormir a la planta de arriba del chalé que compartían –la misma versión que había dado ella al grupo de Homicidios de la Comandancia de Madrid–.
«El Loco» y Marisa (la victima), que habían consumido alcohol y él, supuestamente, también estupefacientes, se enzarzaron en una fuerte discusión. En mitad de la trifulca, apuñaló a la mujer con un arma blanca, según su versión, que no ha sido hallado. Luego, aisló una zona de la casa y allí la descuartizó. Más tarde, en mitad de la noche, sacó los restos en varias bolsas y alguna maleta y los enterró a 500 metros de la vivienda, en diferentes puntos del encinar del Camino de las Maderas.
La pareja, supuestamente, habría limpiado a fondo la vivienda con lejía, de ahí que durante la inspección ocular apenas aparecieran restos del descuartizamiento. Cuando los investigadores dieron la vuelta al sofá, sí hallaron una gran mancha de sangre. Detrás de una puerta, encontraron una llave inglesa con restos biológicos. Y los perros de la Unidad Cinológica marcaron, además, varios puntos en el chalé donde vivían los tres.
Tras autoinculparse, el presunto autor explicó a los agentes que había utilizado un hacha y un serrucho para desmembrar el cuerpo. Las herramientas las ha hallado la Guardia Civil en el mismo paraje donde estaba el cadáver de Marisa, cuya cabeza no ha sido encontrada y es clave para averiguar cómo murió realmente.
Fue la otra hija de la víctima, también de nombre Marisa, la que denunció la desaparición de su madre –África, de 34 años, le dijo que se había ido voluntariamente de casa–. Un par de días después, cuando los restos de la mujer aún no se habían encontrado, a Emilio, de 38, lo paró una patrulla de la Guardia Civil con un carro en el que transportaba efectos de la víctima que, supuestamente, pretendía vender.
Él tiene antecedentes policiales por atentado contra la autoridad y violencia de género. África lo había denunciado por supuestos malos tratos y sobre él pesaba una orden de alejamiento de 500 metros que ambos habían incumplido.
F.J. DE C.
Madrid, 10 de agosto de 2.020