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miércoles, 3 de junio de 2020

El juez y ministro Marlaska, ¿Grande?.





Desde hace unos días este ambicioso ministro del Interior  del (des)Gobierno social-comunista  que asola ESPAÑA está protagonizando la actualidad política por su enfrentamiento directo con la Guardia Civil por la destitución fulminante del coronel Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de Madrid.
Marlaska llegó al Gobierno de Pedro Sánchez después de tres décadas como juez y años de la mano del PP que le impulsó en la Audiencia Nacional y en el CGPJ; alcanzó notable popularidad por su acción contra ETA.
El caso de la destitución del coronel López de los Cobos está siendo objeto de durísimas interpelaciones al ministro, en el Congreso y Senado de las que se defiende negando cualquier tipo de ilegalidad en su actuación que pretende justificar como simple reestructuración del ministerio ; documentos muy recientemente aparecidos al parecer demuestran que las sospechas de ilegalidad están más que confirmadas.
Probablemente el Partido Popular pedirá la inhabilitación del sujeto.ESPAÑA todavía no tiene el nivel de tolerancia tan severo como el de los EE.UU. donde mentir al Parlamento le costó a Nixon (“Tricky Dick”) la Presidencia.

Seguidamente se reproduce un interesante artículo de Victoria Prego en El Mundo (*), periodista que tiene una especial dedicación y tino en asuntos relativos a  la Justicia: 

"Marlaska es ya un muerto político que está a las puertas de un tribunal"



El ministro del Interior ha perdido definitivamente la partida. La ha perdido aun cuando él y su presidente decidan que se quede amarrado al cargo como un marinero atado al palo mayor de su barco para sobrevivir a la tormenta y no morir ahogado en el mar. Es igual, ya puede el señor Grande-Marlaska aguantar en el banco azul lo que quiera que está políticamente muerto y profesionalmente desacreditado de una manera radical y sin remedio posible.
No se puede comprender cómo un antiguo magistrado de la Audiencia Nacional ha estado dispuesto a cometer una flagrante ilegalidad como la perpetrada el domingo de la semana pasada. Pero el hecho es que la cometió consciente de lo que hacía y probablemente creyendo que el cargo de ministro le otorgaba una impunidad que era a todas luces inexistente. Pero ni aun así se puede entender que haya destrozado de esa manera tan torpe su antigua reputación.
Y, por si fuera eso poco, además el ministro ha mentido. Lo ha hecho reiteradamente ante el Congreso y ante el Senado intentando colar una trapisonda detrás de la otra que no aguantaban un examen de cinco minutos. Todo lo que Grande-Marlaska ha contado como justificación del cese de coronel no se mantenía de pie y por eso él se refugiaba una y otra vez en las trolas que traía preparadas y las repetía obcecadamente porque sabía que no podía salirse de ahí a menos de caerse de bruces ante los hechos a la vista de todos los españoles.
Ha sido un atropello esto que han hecho al alimón el ministro, el secretario de Seguridad y la Directora de la Guardia Civil. Pero además de un atropello es un delito del que uno de los tres, o los tres, tendrán que dar cuentas ante la Justicia.
La señora María Gámez ha cometido la torpeza, desde el punto de vista de sus intereses, de explicar por escrito con pelos y señales la razón por la que el domingo 24 de mayo a las 22,30 de la noche comunica al jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid que está cesado. Ella se lo cuenta por teléfono sin el menor recato pero el documento «reservado» que ayer publicó El Confidencial no permite ya ninguna nueva versión de lo sucedido: es de una crudeza estremecedora.
Todas estas historias de que la razón por la que el ministro cesó al coronel fue porque «se incumplió el procedimiento de comunicación de actuaciones, a los solos efectos de conocimiento» se cae al suelo con un tétrico estruendo cuando se acude al escrito firmado por la señora Gámez en el que se explicita con todas las letras que el mando fue relevado por “no informar del desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil, en el marco operativo y de Policía Judicial, con fines de conocimiento”.
Repetimos: «Por no informar del desarrollo de las investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil», no por no informar de la «existencia de las investigaciones» encargadas a la Policía Judicial por la juez del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, que es lo que el ministro ha pretendido balbucear cuando sabía ya que estaba con el agua al cuello
La señora Gámez es de una torpeza y de una grosería política y jurídica asombrosas. Seguramente su comportamiento de sal gorda y de trazo grueso es lo que trae aprendido de sus años como funcionaria y después como cargo político en Andalucía. Después de más de 30 años gobernando esa comunidad autónoma como si fuera su finca particular, el PSOE andaluz se había acostumbrado a comportarse como si cada uno de los cargos -altos, intermedios y bajos- fueran los beneficiarios de una herencia que les correspondía por derecho propio y por cuyo uso y abuso no tenían que dar cuentas a nadie.
Por eso el cumplimiento de la legalidad les parecía a muchos un requisito excesivo, superfluo y en definitiva inútil. Allí lo importante era el mando que proporcionaba el poder. Y se podía uno estirar en hacer afirmaciones que en condiciones de normal control político e institucional resultarían escandalosas o directamente ilegales sin que allí se le moviera a nadie un pelo.
En esa cultura se ha hecho mayor la señora María Gámez y con ella ha llegado a ocupar nada menos que la Dirección General de la Guardia Civil. Desde ese puesto de la máxima relevancia y responsabilidad hay que decir que no ha cumplido con las obligaciones de su cargo. Entre otras cosas porque no se le ha visto el pelo ni en público ni en los contactos con las distintas asociaciones profesionales del Cuerpo. Se ve que en todos estos meses convulsos, inquietantes y trágicos no se ha visto en la necesidad de involucrarse ni siquiera para dar la cara en defensa de los altos mandos del Cuerpo cuando han tenido que comparecer una y otra vez para dar cuenta en rueda de prensa de las actuaciones de los agentes del Instituto Armado.
Se sabe que los altos mandos de la Guardia Civil han tenido encuentros muy tensos con ella, que ha hecho gala de una actitud nada conciliadora sino todo lo contrario, retadora, sin comprender -porque ese tipo de sutilezas no debe de formar parte de la educación política en la que ha crecido y construido su carrera profesional- que un miembro del Gobierno, sea éste o sea otro, no se puede permitir el lujo de enfrentarse y retar y amenazar a los mandos de un Cuerpo que tiene una impecable y heroica historia de cumplimiento y defensa de los valores constitucionales, muchas veces a costa de sus vidas, y que siempre ha estado y estará al servicio de la ley, gobierno el partido que gobierne. Gámez no sabe con quiénes está tratando. O lo sabe pero no lo ha entendido.
Sólo ha hecho su aparición -estelar, eso sí- cuando ha marcado el número del coronel Pérez de los Cobos para anunciarle que quedaba cesado y, además, y sin cortarse un pelo, explicarle por qué. Y para remate, expone de nuevo las razones de la destitución en el escrito con sello de «Reservado» que envía al Secretario de Estado de Seguridad que ha sido quien ha firmado el cese del coronel.
Rafael Pérez era desde 2018 director del gabinete del ministro Marlaska y desde enero de este año ocupa el puesto desde el que ha estampado su firma en esa destitución que le va a traer, seguro, unos cuantos y graves problemas. Pero lo inexplicable es que él, como su ministro, son jueces de carrera, de modo que ninguno de los dos ignora la dimensión legal de lo que han cometido.
El escrito de María Gámez convierte en inútiles todos los intentos que a partir de ahora se hagan desde el ministerio del Interior y quizá también desde el Gobierno para tratar de darle la vuelta al asunto y que la opinión pública acabe por comulgar con una nueva gigantesca rueda de molino. Yo de ellos ni lo intentaría porque ya no tienen escapatoria.
Ya advirtió la semana pasada la juez del Juzgado de Instrucción 51 de Madrid que, si se demostraba que la salida del coronel había sido una intromisión del ministro del Interior en sus pesquisas sobre la Delegación del Gobierno, abriría una investigación para depurar posibles responsabilidades penales. Y que a nadie le quepa la menor duda de que lo va a hacer porque es evidente que estamos ante un intento de invasión del Poder Ejecutivo en el Poder Judicial. Y eso es un delito.
Gámez, Pérez y Marlaska componen un trío desastroso que es probable que tengan que vérselas con la Justicia. Y eso es así porque serán probablemente imputados y tendrán que declarar ante la magistrada Carmen Rodríguez-Medel. Pero si también afectaran las investigaciones de la juez al propio ministro Marlaska, entonces el caso pasaría a ser instruido por el Tribunal Supremo.
Este escándalo va a tener un largo recorrido. Pedro Sánchez podrá mantener al responsable de Interior todo el tiempo que quiera pero será porque no quiera dar su brazo a torcer. Aunque debe saber, lo sabe ya con seguridad, que la presencia de Fernando Grande-Marlaska en el seno del Gobierno no le aporta ya nada más que descrédito y presunción de ilegalidad. Y que con ese peso va a tener que cargar hasta que el asunto se dirima ante los tribunales.Victoria Prego.
F.J. de C.
Madrid, 03 de junio de 2.020




(*)

sábado, 12 de julio de 2014

Los terroristas que más preocupan a la Guardia Civil

A día de hoy, la Guardia Civil mantiene abiertas 837 investigaciones sobre terrorismo en España, y sólo en 2013 se abrieron 97 nuevas líneas. De ellas, 368 se refieren al de corte islamista, con 234 en fase de pesquisas y 134 en estado ‘durmiente’ (esto es, pendientes de que lleguen nuevos datos con los que poder continuarlas). Un 80 % de las actuaciones contra el terrorismo yihadista tiene un ámbito territorial bien definido (el 18 % en Cataluña, el 13 % en Madrid, etc), mientras que hay un 20 % que se realiza fundamentalmente a través de Internet (por ejemplo, en foros). El diario ‘El País’ ha tenido acceso a un informe del Ministerio del Interior en el que se recogen todos estos datos. “Si se tuviese en cuenta la población y la extensión de las comunidades autónomas, resultaría que es en Cataluña donde se concentra el mayor esfuerzo policial”, dice el informe.

Para trabajar en ellas, la Guardia Civil cuenta con una base informática en la que se almacena información sobre personas, empresas, vehículos, cuentas bancarias, correos electrónicos… Algunas de las investigaciones están en las provincias con mayor número de casos son, por este orden,Barcelona, Madrid, Córdoba y Málaga, seguidas por la ciudad autónoma de Ceuta.

Aunque no se ha vuelto a sufrir ningún ataque del terrorismo islamista desde el 11-M, el Ministerio del Interior mantiene el nivel 2 de alerta antiterrorista, lo que significa que considera que existe “riesgo probable de atentado”.





jueves, 27 de febrero de 2014

El grave problema de la inmigración y la actuación de la Guardia Civil en Ceuta.



El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el pleno del Senado del dia 18/02/14, se ha negado a que algunos pretendan hacer "sospechosos" a los miembros de la Guardia Civil por su actuación ante sucesos como los de Ceuta en los que fallecieron una quincena de inmigrantes.
El senador socialista Marcelino Iglesias, inició su intervención en el Senado recordando a los quince inmigrantes fallecidos "tiroteados en el mar" (sic) por la Guardia Civil y exigió al Presidente del Gobierno saber "quién dio la orden de disparar a los inmigrantes indefensos que estaban nadando en el mar". El verbo tirotear, significa según el diccionario de la RAE: “Disparar repetidamente armas de fuego portátiles” ; eso además de falso, es infame que lo pronuncie un senador del partido principal de la oposición que debería conocer el significado de las palabras, a pesar de su mas que probable indigencia cultural.


Con estos antecedentes, no es extraño que la Comisaria Europea de Interior,  Cecilia Mallström, se creciera y se permitiera ultrajar a la Guardia Civil  y al propio tiempo inmiscuirse desconsideradamente en unos asuntos que por afectar gravemente a España y también a la UE, hubieran requerido ser tratados con mucha mas cordura  y reflexión; el lenguaje utilizado por esta “individua” para referirse a la tragedia de Ceuta ha ido subiendo de tono en las últimas semanas, hasta alcanzar este miércoles,26/02/14, en una entrevista radiofónica, un claro acento de ataque hacia el Gobierno español. Convencida de que los indicios señalan hacia un incumplimiento de la ley europea, la comisaria no descarta sancionar al Gobierno por la actuación de unas fuerzas de seguridad que, según sus propias palabras, "crearon un pánico tal, que 15 personas se ahogaron en ese barco".
Entre los artículos de opinión que se han podido leer en España con relación a esta tragedia, hay de todo: desde esa basura a la que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación de la izquierda hasta comentarios sensatos y ponderados, analizando los hechos con  seriedad, reflexión y responsabilidad como hace el General Chicharro en su artículo de www.republica.com que seguidamente reproduzco íntegramente:
Inmigración y Guardia Civil
Escribo estas líneas mientras se encuentra en pleno apogeo la polémica suscitada sobre los hechos acaecidos en la frontera de Ceuta con Marruecos. Un suceso que ha tenido como resultado la muerte de 15 infelices subsaharianos.Se da la circunstancia que en artículos anteriores la inmigración irregular a través de las fronteras de Ceuta y Melilla ha sido un asunto tratado, de forma directa o indirecta, en esta columna cuando el que suscribe relataba su “amistad” ocasional con uno de los afortunados inmigrantes que pululan por las calles de Madrid, o cuando nos referíamos a los problemas actuales en la República Centroafricana. País en la que ya se han producido un millón de desplazados; y sabido es dónde acaba un número elevado de éstos: uniéndose a los procedentes de Níger, Chad o Siria.Me produce una tremenda inquietud el devenir de esta pobre gente que sufre lo indecible por escapar de las guerras y de la miseria. Y para colmo del remordimiento de nuestras conciencias nos los encontramos a todas horas por las calles de Madrid.Urge que la Comunidad Internacional tome acción inmediata y la solución sólo se hallará interviniendo directamente en los países origen de estos.Una intervención cívica y económica pero si es necesario, y lo es en muchos casos, con ayuda militar. Sí, ya sé que se está haciendo pero no parece suficiente y por otro lado la lentitud de las medidas que se toman es exasperante.Así, de repente, surge la tragedia en la que siempre pagan los más desgraciados, los más desesperados. Más hete aquí que nos encontramos con voces que en lugar de apoyar las medidas que serían necesarias para paliar la hambruna y desgracias en sus países de origen – me estoy refiriendo a la tacañería en apoyar presupuestos para la Defensa – claman con saña contra los que día a día están al pie del cañón para defenderles a Vd. y a mí. Me estoy refiriendo en concreto a los ataques desaforados y llenos de resentimiento contra la Guardia Civil. Es inaceptable de todo punto que algo así haya tenido y tenga lugar pero se suceden los ataques contra un Cuerpo Benemérito cuya historia de servicio a nuestra sociedad está fuera de toda duda y discusión. Sin embargo así ha sucedido en los últimos días y hay cosas que por extraño que parezca es necesario aclarar.Las leyes de nuestra nación adjudican a la Guardia Civil la vigilancia y protección de nuestras fronteras marítimas y terrestres por puntos no habilitados y a la Policía en los habilitados al efecto. Es lo que se hace en Ceuta y Melilla. Y a fe mía que lo hacen con una profesionalidad digna de todo elogio, con grandes dificultades y sacrificio físico.Hay una investigación en marcha y todo se aclarará, pero si hay algo de lo que no tengo duda alguna es que la Guardia Civil no dispara contra gente indefensa, ni con munición real ni de goma. Ha sucedido una tragedia que habrá de aclararse fehacientemente, pero atacar de entrada a la Guardia Civil por principio es una maldad sin precedentes y aún peor si con ello se buscan réditos en defensa de intereses específicos que ya sabemos cuáles son.Y son éstos, además, los que vituperan a los guardias civiles desposeyéndolos de cualquier derecho por su condición, sólo escuchan una versión de lo que ocurre y corren a los medios a acusar a los agentes de malos profesionales cuando no de delincuentes e inhumanos. Eso sí, lo hacen además desde la comodidad de sus asientos, frente al televisor o tecleando un ordenador. Menudo despropósito.A mí esto me recuerda de alguna forma a aquellos tiempos en los que ETA asesinaba guardias civiles y siempre aparecía algún malnacido que lo justificaba alegando que algo habría hecho el asesinado.Porca miseria que dicen los italianos.Son muchas las voces que claman en el desierto para que se asuman medidas que eviten las condiciones que posibilitan tragedias como las sucedidas, pero desde luego no se añade nada positivo arremetiendo contra los que al pie de la trinchera defienden y cumplen lo que se les ordena.Conozco a la Guardia Civil, y dé Vd. por supuesto, que si en el caso de Ceuta ha habido algún error, se aclarará, y si ha habido alguna negligencia, se corregirá.La presión migratoria persiste y persistirá en tanto en cuanto no se tomen medidas en los países de origen, y como en la situación presente no es posible abrir la puerta por razones obvias, yo estoy tranquilo y orgulloso de saber que es la Guardia Civil la que la guarda y protege.

F.J.de C.
Madrid, 27 de febrero de 2.014

sábado, 27 de octubre de 2012

Retirada de AFGANISTAN







Probablemente pocos españoles, incluso los que no son “victimas de la Logse” serían capaces de situar correctamente en un mapa la posición de Afganistan y tampoco conocen que la misión militar española desplegada en ese país es la mas peligrosa de nuestro Ejército y Guardia Civil, que hasta la fecha se ha saldado con 98 fallecidos; la cifra de efectivos desplegados actualmente supera los 1.500 hombres y mujeres y han pasado por allá desde 2.003 cuando comenzó nuestra presencia, unos 17.000.

Sirvan estos datos como introducción al interesante artículo del General Chicharro que nos ilustra sobre un gravísimo conflicto internacional en el que nuestro Ejército y por tanto todos los españoles, estamos implicados y que a pesar de su importancia se dedica poca atención en los medios.

F.J.


Desde el año 2003 – ya van 9 años de campaña – la OTAN, mediante la ISAF (International Security Assistance Force), lleva a cabo operaciones en Afganistán con la finalidad de asegurar un entorno seguro que permita a este país el desarrollo de una gobernanza con normalidad democrática y con la certeza de que nunca más volverá a ser santuario y sede de terroristas.

Desde esa fecha ISAF lleva a cabo operaciones militares propias de seguridad y al mismo tiempo se esfuerza en instruir y adiestrar al ejército afgano con el objetivo de que éste asuma el control y gobierno de su territorio. Son acciones que se darán por finalizadas al final del año 2014 si bien no cesará del todo el apoyo a dichas fuerzas afganas y a su gobierno pues acuerdos entre los EEUU y la propia OTAN así lo manifiestan.

La cuestión principal es que será a finales del año 2014 cuando realmente la OTAN de por finalizada su misión y se produzca la retirada definitiva de las tropas allí destacadas, incluidas las españolas.

Como ya he dicho la ISAF se constituyó en el año 2003 si bien los ataques para derribar el régimen talibán lo habían iniciado ya las fuerzas norteamericanas dos años antes tras el ataque contra las torres gemelas el fatídico día 11 de septiembre de 2001.

Esta invasión norteamericana fue acogida con funestas predicciones, avaladas por la historia, entre los medios de comunicación y eruditos que auguraban una catástrofe. Los soldados estadounidenses, se decía, no lograrían derrotar a los ingobernables afganos como tampoco habían podido los soviéticos y los británicos en el siglo XIX. La realidad fue que en apenas dos meses de ataques aéreos combinados con acciones de las fuerzas especiales lograron que los talibanes huyeran en desbandada y abandonaran Kabul.

A partir de este momento la operación se transformó en una “operación de paz”, para, como ya he dicho, crear las condiciones sociales y económicas que permitieran el desarrollo de unas instituciones democráticas estables. Sucede como tantas veces en la historia que no se tuvieron en cuenta las condiciones específicas de este país.

Afganistán no puede considerarse en su globalidad como una nación tal cual la entendemos en occidente sino que por el contrario constituye un conjunto de etnias – hasta 25 – siempre enfrentadas entre sí.

Pastunes, tayicos, uzbecos, hazaras… etc. se consideran afganos pero mantienen rivalidades irreconciliables desde siempre incluidas las derivadas del racismo que se materializan desde las clases más bajas de la sociedad hasta las élites dominantes. Esto ocasiona una fuerte desvertebración social y una falta de identidad nacional.

Es mucho lo que desde entonces ha hecho la comunidad internacional para intentar alcanzar el objetivo deseado; sin embargo, no parece claro que se hayan alcanzado los objetivos deseados. Incluso, es desesperante ver, día a día, como en el mismísimo ejército afgano se producen incidentes de extremistas infiltrados que de forma creciente amenazan la estabilidad buscada y todo parece apuntar a que el deseado ejército base fundamental del futuro país se va a ver envuelto de nuevo en luchas intestinas con orígenes tribales y étnicos.

Para salir adelante el futuro Gobierno afgano necesita ser fuerte y transparente para obtener la estabilidad y seguridad necesarias que le permitan acabar con la anarquía y la violencia imperante en el país.

No parece tarea sencilla el conseguir los objetivos marcados toda vez que hablamos de un país con un paro superior al 50% y con un PIB que proviene en un 95% de la ayuda internacional. En estas condiciones, añadidas a las mencionadas respecto al actual y futuro ejército, a todas luces insuficiente para garantizar el control del territorio, cabe pensar si los objetivos que los EEUU y la OTAN se pusieron como objetivo han sido alcanzados.

Uno tiene la impresión, a pesar de lo que se diga, que occidente ha tardado más de 10 años en constatar lo que es sin duda un fracaso o fiasco. Y ahora, ante la tesitura ya anunciada de la retirada de la OTAN se hace evidente la imposibilidad de cumplir lo deseado pues lo no conseguido en este tiempo no se va a lograr en apenas año y medio.

Cobra ahora importancia lo que tantas veces he oído a veteranos de Afganistán decir de la mentalidad afgana cuando expresaban que los nativos siempre mantenían la teoría del reloj: “para nosotros el tiempo no cuenta mientras que tú cuentas los días para irte”.

¿Qué sucederá a partir de finales de 2014 cuando la OTAN dé por finalizada su misión?

Difícil de prever pero parece claro que los talibanes mueven ficha y van paulatinamente ocupando posiciones para cuando esto suceda. Y aquí entra de lleno, de nuevo en juego, la geopolítica pues, pase lo que pase, Afganistán continuará siendo puente de unión entre Asia Central, Oriente Medio y el Sur de Asia. Una zona de gran valor geoestratégico para aquél que quiera mantener una posición dominante en Asia Central.

He aquí probablemente la razón última de los acuerdos estratégicos que los EEUU han firmado con Afganistán garantizando el apoyo al país asiático hasta el año 2024.

Las tropas de la OTAN se repatriarán pero me parece que la historia no se acaba. Esto continúa y si no al tiempo.

Escribe Juan CHICHARRO, General de Infantería de Marina.

http://www.republica.com/2012/10/22/retirada-de-afganistan_563965/