Introducción.
Estos días de finales de abril 2016, el etarra Arnaldo Otegui (Elgóibar, 6 de julio de 1958), excarcelado el 1 de marzo de 2.016 tras seis años y medio en prisión por pertenencia a organización terrorista, va a visitar el Parlamento Europeo en Bruselas,invitado por los partidos comunistas españoles Izquierda Unida y Podemos para participar en unas conferencias sobre la defensa de los derechos humanos en el Parlamento Europeo.
Este hecho que ha motivado, con razón , la indignación de las víctimas del terrorismo ha movido a recordar que “su presencia….ha representado un nuevo señalamiento a los demócratas por el único totalitarismo que aún asesina en el siglo XXI, aquel aliado de Hitler que lleva más de un siglo haciéndose hace llamar democrático….”. como expresa el artículo aparecido en “La verdad ofende”
titulado:
Múnich 1938 - Bruselas 2016
y que seguidamente se reproduce íntegramente por su interés:
Europa buscaba el consenso. La memoria de la sangre vertida era aún reciente. Muchos de los actores de la escena política internacional habían vivido en persona la triste y costosísima primera guerra mundial. Era pues necesario un acuerdo. Alemania había roto los límites del armisticio de Versalles y nadie tenía la llave para detener la pujante política nacionalista del gobierno nazi de Adolf Hitler. La cuestión del “Anschluss” era una de ellas. La otra venía vinculada, era el “Judenrein”. En el espacio vital alemán (“Lebensraum”) de los alemanes puros, o arios, los judíos no estaban invitados. Entre el 6 y el 15 de Julio de 1938, con presencia de delegados de 32 países, se celebró en un hotel del balneario francés de Evian-les-Bains una conferencia para tratar sobre los refugiados judíos alemanes. 150.000 judíos alemanes ya habían huido de Alemania. Tras la anexión de Austria en marzo de 1938, 200.000 judíos quedaron bajo el gobierno nazi. Hitler ofreció pasajes en primera clase a los judíos que quisiesen marchar y fuesen aceptados por alguna nación occidental. Estas mostraron el perfil egipcio de la cobardía ante esta cuestión. “Los sudetes” fue la segunda prueba de fuego. La minoría alemana residente en este territorio de Checoslovaquia fue usada como excusa para una anexión territorial finalmente aceptada por las potencias europeas que habían vencido en la gran guerra. En lo que se llamó una revisión de los acuerdos de Versalles, se firmó en el edificio Führerbau de Múnich la segunda gran rendición de Occidente ante el totalitarismo nacional-socialista de Hitler. “Nazional-sozialismoa” es la misma denominación que hacen de sí los marxistas leninistas de ETA y sus partidos de apoyo, SORTU, BILDU y otros, fundados por las mismas personas, muchas ya condenadas, ex integrantes de la ya disuelta por la justicia Herri Batasuna y sus organizaciones satélites, todas parte del entramado terrorista de la banda de extorsión y asesinatos ETA, que desarrolló su actividad en plena democracia. Su balance: unos 300.000 desplazados y casi mil víctimas inocentes sin distinción de edad o sexo. Sus víctimas fueron quemadas vivas unas, descuartizadas otras, asesinadas mediante el tiro en la nuca, ametralladas, enterradas algunas en vida y torturadas de diversos modos, también ante sus familiares o sus propios vecinos. El sicario de ETA que, entre otros, crímenes secuestró y torturó con el diabólico juego de la “ruleta rusa” al español Luis Abaitua ha acudido al Parlamento europeo a hablarnos de una nueva política, y de "Lebensraum" sobre Navarra, de "presos políticos" (sus sicarios) y de “refugiados” (sus sicarios huidos). Me refiero a Otegui (con u). Como los judíos de Hitler en 1938, cerca de 300.000 españoles de las tierras vascas tuvieron que abandonar sus hogares, vidas y negocios ante el señalamiento y la amenaza de los “nazional-sozialismoa” de Otegui-ETA y sus cómplices, que los asesinaron, secuestraron y persiguieron. Otegui, en Bruselas, ha recibido el aplauso de los partidos de izquierda que le habían invitado a la sede de la democracia y la palabra europea, en un gesto de ‘buenismo’ enfermizo que chirría en la conciencia de todo hombre de bien, corrompiendo la esencia misma del lugar que les dio techo y escuchó su infame discurso de hipocresía y maldad. Con la visita de Otegui al Parlamento europeo, el sueño europeo de concordia y diálogo nacido tras la II Guerra Mundial que provocaron los dos totalitarismos de la Europa del siglo XX, el fascismo y el comunismo, ha muerto un poco más. Para quienes tienen mala memoria histórica, dicho conflicto armado se inició tras el pacto de no agresión entre Stalin y Hitler (Molotov-Ribbentrop) para repartirse Polonia. Pocos recuerdan este gravísimo e importante matiz histórico. La II Guerra Mundial la inició el socialismo, del que, para indocumentados, Benito Mussolini fue número tres en Italia. La presencia de Otegui en el Parlamento europeo ha representado un nuevo señalamiento a los demócratas por el único totalitarismo que aún asesina en el siglo XXI, aquel aliado de Hitler que lleva más de un siglo haciéndose hace llamar democrático. Son quienes consideran "nueva política" amnistiar a los responsables del “pim-pam-pum” marxista-leninista, o anexionarse Navarra, su "Lebensraum" a costa de los navarros, haciéndose llamar honorables hombres de paz, imponiendo su explicación de cuál es su idea de democracia. Gobernarán pronto. Evian solo nos parecerá un juego.
Por la transcripción:
F. J. de C.
Madrid, 27 de abril de 2.016
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