Querido FJ,
un día como el pasado 28 de diciembre, mediante una obscura maniobra, y así parece demostrado, Mario Conde fue intervenido. Y digo bien, que lo fue y no Banesto, intervenido y encarcelado una vez y luego, otra; todo por sentencia firme y sin embargo justa. Su vida, ilusiones y nombre, execrados; su intimidad familiar, pisoteada y el recuerdo de muchos admiradores y amigos, olvidado. Se aplicó un confuso subterfugio contable de interpretación libérrima, valida ayer que no sirve para hoy, tapadera de una turbia maniobra económico-política; pues así parece demostrado. No podemos penetrar en el arcano de la cosa financiera, asunto de elegidos, pero en su libro lo he entendido todo. La operación de acoso y derribo ni siquiera fue una gran maniobra modelo de estrategia civil, sino un abuso de matones en el poder, gansterismo, que así parece desmostrado.
¿Y Banesto? Bueno, eso fue un daño colateral. Nada tenía que ver con lo esencial: el acoso y derribo de un peligroso rival. Nada de juego limpio entre caballeros; gramática parda: paso de buey, diente de lobo y hacerse el bobo.
.
Pero hubiera sido mejor que nada hubiera sido demostrado, que la historia que nos cuenta no fuera real: que tantos nombres y apellidos de entonces estuvieran ahora afilando sus armas, preparándose para pasarlo a cuchillo y de esta manera tranquilizar a tanto crédulo incauto, esa pobre gente a quienes se les había quedado cara de tonto, atención, dos veces: antes y ahora, "pues ahora descansaríamos tranquilos y dormiríamos en reposo." Termina el año; ninguna reacción.
A qué carta quedarse. ¿Va D. Mario de farol? ¿No debemos fiarnos de quienes dirigen esta patética Sociedad Civil a la que tanta importancia dio y tanto se refirió? ¿De aquellos que están en las alturas y no usan las aceras? Pero si esto es como él dice ¿en quiénes o qué podremos confiar?.
Todo esto me parece abominación; que no es retórica; que el cuerpo pide más expresión, y los adjetivos se quedan cortos. Lo peor, parece ser lo verdadero: creíamos, o más bien soñábamos, que vivíamos un Estado de Derecho; aquello que nos contaron con despliege de medios y lo que ha quedado escrito ahora, no sugiere, ¿que toda la vida es sueño?; y como Segismundo ¿seguimos engañados?:
Ni aun agora he despertado;
que ¡Conde! según entiendo,
todavía estoy durmiendo,
y no estoy muy engañado;
porque si ha sido soñado
lo que vi palpable y cierto,
lo que veo será incierto; ... y ...
un día como el pasado 28 de diciembre, mediante una obscura maniobra, y así parece demostrado, Mario Conde fue intervenido. Y digo bien, que lo fue y no Banesto, intervenido y encarcelado una vez y luego, otra; todo por sentencia firme y sin embargo justa. Su vida, ilusiones y nombre, execrados; su intimidad familiar, pisoteada y el recuerdo de muchos admiradores y amigos, olvidado. Se aplicó un confuso subterfugio contable de interpretación libérrima, valida ayer que no sirve para hoy, tapadera de una turbia maniobra económico-política; pues así parece demostrado. No podemos penetrar en el arcano de la cosa financiera, asunto de elegidos, pero en su libro lo he entendido todo. La operación de acoso y derribo ni siquiera fue una gran maniobra modelo de estrategia civil, sino un abuso de matones en el poder, gansterismo, que así parece desmostrado.
¿Y Banesto? Bueno, eso fue un daño colateral. Nada tenía que ver con lo esencial: el acoso y derribo de un peligroso rival. Nada de juego limpio entre caballeros; gramática parda: paso de buey, diente de lobo y hacerse el bobo.
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Pero hubiera sido mejor que nada hubiera sido demostrado, que la historia que nos cuenta no fuera real: que tantos nombres y apellidos de entonces estuvieran ahora afilando sus armas, preparándose para pasarlo a cuchillo y de esta manera tranquilizar a tanto crédulo incauto, esa pobre gente a quienes se les había quedado cara de tonto, atención, dos veces: antes y ahora, "pues ahora descansaríamos tranquilos y dormiríamos en reposo." Termina el año; ninguna reacción.
A qué carta quedarse. ¿Va D. Mario de farol? ¿No debemos fiarnos de quienes dirigen esta patética Sociedad Civil a la que tanta importancia dio y tanto se refirió? ¿De aquellos que están en las alturas y no usan las aceras? Pero si esto es como él dice ¿en quiénes o qué podremos confiar?.
Todo esto me parece abominación; que no es retórica; que el cuerpo pide más expresión, y los adjetivos se quedan cortos. Lo peor, parece ser lo verdadero: creíamos, o más bien soñábamos, que vivíamos un Estado de Derecho; aquello que nos contaron con despliege de medios y lo que ha quedado escrito ahora, no sugiere, ¿que toda la vida es sueño?; y como Segismundo ¿seguimos engañados?:
Ni aun agora he despertado;
que ¡Conde! según entiendo,
todavía estoy durmiendo,
y no estoy muy engañado;
porque si ha sido soñado
lo que vi palpable y cierto,
lo que veo será incierto; ... y ...
¿seguimos engañados? o el Estado de Derecho ha sido mancillado.
¿Sabes, FJ, la ingente cantidad de cómplices (en el sentido de colaboradores) que Mario Conde tenía: "desde luego sus hombres más cercanos (intolerable), los que se han beneficiado ... de su peculiar forma de entender los negocios (intolerable) ... los que le han apoyado incondicionalmene desde la prensa (intolerable)...sus amigos del ámbito político (desde el PSOE, hasta el Partido Popular - ¿también el Sr. Aznar?), pasando por Izquierda Unida y el Partido Andalucista (intolerable) ... todos los que se han apuntado a sus valores y estilo de vida (intolerable) ..., en fín, ... hasta el Gobierno ..." Pero bueno, D. Mario, es Vd. un demonio. Y supongo que S.S. Juan Pablo II... al tomar su mano, al sentir la suya ... no, no me lo diga ¿también?; y entonces su majestad el Rey y D. Juan... y el Sr. Gorbachov y, parece ser que, sobrevolando todas las cimeras, ... todos somos un poco cómplices de Mario Conde." Es decir, toda la Sociedad Civil de la que, entonces, él tanto habló y defendió (tu quoque...)
Fíjate lo que decía de la Sociedad Civil y el poder político: "la sociedad ... vertebrada, activa, crítica, capaz de tomar decisiones relevantes al margen de lo políticamente institucionalizado" ... Seguido de "esa serie de percepciones ... (sobre) el descenso en la valoración de la clase política" ... y también ... "de los partidos ... como cauce exclusivo para la generación de la clase gobernante ... pues "no parece existir base constitucional para el principio de monopolio de los partidos como agentes políticos" Ahí se colocó el yugo. ¡Qué pretensiones! Un pelao de Tui, aspirando a la mano de Dña. Leonor.
Fíjate, FJ, que en un documento de 100 notables de la Sociedad Española se habla, ahora, de una visión optimista pero contundente de la Sociedad Civil española; y de los cuatro pilares que propone, el primero consiste en colocar al ciudadano como verdadero centro de gravedad del país y que una nueva Sociedad Civil debe emerger y encontrar su nueva visión, identidad y voz. No iba D. Mario muy desencaminado cuando pronunció su discurso de investidura como Doctor, honoris causa en la Universidad de Alcalá de Henares. No era lo que se dice un descarriado.
Así que como D. Alejo, que por docto es instruido, debemos pensar que en tanto no se se demuestre lo contrario por las personas "tocadas" (y es una elegancia de pensamiento) o si guardan un obsequioso silencio, deberíamos concluir que D. Mario ha sido vilmente inmolado en el ara del un poder déspota y abusivo. Pero si se demuestra lo contrario, nosotros, junto con los hermanos Marx, demostraremos que tenemos otras opiniones.
¿Sabes, FJ, la ingente cantidad de cómplices (en el sentido de colaboradores) que Mario Conde tenía: "desde luego sus hombres más cercanos (intolerable), los que se han beneficiado ... de su peculiar forma de entender los negocios (intolerable) ... los que le han apoyado incondicionalmene desde la prensa (intolerable)...sus amigos del ámbito político (desde el PSOE, hasta el Partido Popular - ¿también el Sr. Aznar?), pasando por Izquierda Unida y el Partido Andalucista (intolerable) ... todos los que se han apuntado a sus valores y estilo de vida (intolerable) ..., en fín, ... hasta el Gobierno ..." Pero bueno, D. Mario, es Vd. un demonio. Y supongo que S.S. Juan Pablo II... al tomar su mano, al sentir la suya ... no, no me lo diga ¿también?; y entonces su majestad el Rey y D. Juan... y el Sr. Gorbachov y, parece ser que, sobrevolando todas las cimeras, ... todos somos un poco cómplices de Mario Conde." Es decir, toda la Sociedad Civil de la que, entonces, él tanto habló y defendió (tu quoque...)
Fíjate lo que decía de la Sociedad Civil y el poder político: "la sociedad ... vertebrada, activa, crítica, capaz de tomar decisiones relevantes al margen de lo políticamente institucionalizado" ... Seguido de "esa serie de percepciones ... (sobre) el descenso en la valoración de la clase política" ... y también ... "de los partidos ... como cauce exclusivo para la generación de la clase gobernante ... pues "no parece existir base constitucional para el principio de monopolio de los partidos como agentes políticos" Ahí se colocó el yugo. ¡Qué pretensiones! Un pelao de Tui, aspirando a la mano de Dña. Leonor.
Fíjate, FJ, que en un documento de 100 notables de la Sociedad Española se habla, ahora, de una visión optimista pero contundente de la Sociedad Civil española; y de los cuatro pilares que propone, el primero consiste en colocar al ciudadano como verdadero centro de gravedad del país y que una nueva Sociedad Civil debe emerger y encontrar su nueva visión, identidad y voz. No iba D. Mario muy desencaminado cuando pronunció su discurso de investidura como Doctor, honoris causa en la Universidad de Alcalá de Henares. No era lo que se dice un descarriado.
Así que como D. Alejo, que por docto es instruido, debemos pensar que en tanto no se se demuestre lo contrario por las personas "tocadas" (y es una elegancia de pensamiento) o si guardan un obsequioso silencio, deberíamos concluir que D. Mario ha sido vilmente inmolado en el ara del un poder déspota y abusivo. Pero si se demuestra lo contrario, nosotros, junto con los hermanos Marx, demostraremos que tenemos otras opiniones.
Cuncún
2 comentarios:
La mayor parte de la gente ha asistido con asombro a este renacimiento de Mario Conde. Realmente no era esperable, cuando lo previsible era que hubiera optado por el camino del escepticismo más crudo y que como mucho se hubiera erigido en crítico cínico de la realidad.
Nadie va a negar a Mario Conde brillantez e ideas claras. Pero todo eso es compatible con los errores de cálculo que el éxito y su embriaguez suelen causar.
Mario Conde se equivocó. Ganó una dura oposición. Ello le permitió utilizar su formación jurídica y asesora para saltar triunfador al terreno industrial. Volvió a hacer uso de ese nuevo poder para hacerse con un dos por ciento de capital que le permitió hacerse con el mando absoluto de Banesto. Ya aquí estaba pisando un terreno tan peculiar como es el bancario.
Pero como el jugador que, deslumbrado por el éxito, continúa apostando, utilizó ese soporte bancario para intentar una conquista más difícil aún: la política. Este un terreno en el que entonces, como ahora y como siempre, no se admiten ni espontáneos ni intrusos. Frente a ellos se unen todos los que ya están. Tristemente se produce en muchas profesiones y no deja de ser una forma de corporativismo.
Fue muy sencillo mover la escalera de mano en que ahora se apoyaba y que era Banesto. Con aprovecharse de algunos errores bastaba. Y allí se vino abajo Banesto y todo lo de su Corporación. Nada de aquello es ahora sombra de lo que fue. Iban contra Conde, no contra Banesto, pero la forma de ir contra Conde era deshacer Banesto y su Corporación. Y las cosas se hicieron y aconteció lo que era previsible que sucediera.
La sociedad civil es lo que no es poder político, y cuando alguien aspira a convertirse en poder está renegando de su pertenencia a la sociedad civil y no puede pretender que ésta le ayude. Fue lo que sucedió. Ni políticos, ni sociedad civil.
Por eso sorprende este retorno. A primera vista parece una segunda equivocación. Ahora el victimismo parece ser el apoyo de algo que todavía está sin definir o que simplemente no nos ha desvelado. Las viejas glorias no cuentan sino que son hipotecas. Mario Conde, por inteligente, debe ser consciente, de que una condena penal por justa o injusta que sea, determina que tenga, para muchas aventuras, no solamente un techo de cristal sino hasta pies de cristal. Y repito: sea justa o injusta la sentencia que es algo en lo que no voy a entrar.
Me gustaría verle limitándose a exponer sus ideas y sus críticas, a desplegar sus opiniones. Y no me gustaría que pretendiera otras cosas, no por mí que soy simple espectador, sino por él ya sería más feliz en Pontevedra. Aunque ya se sabe eso de genio y figura. Y ya sabe lo que tienen las estrellas escrito.
Remito al lector a un interesantísimo artículo del prof. José R. Calaza, "El caso Conde", publicado en El Faro de Vigo y reproducido en:
www.fundacióncivil.org
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