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domingo, 20 de octubre de 2019

Museo del Prado, 200 años exponiendo la mejor pintura.






El museo del Prado es,  sin duda, una de las mejores pinacotecas del mundo; lo visitan diariamente unas 8.000 personas lo que elevado a cómputo anual,solamente cierra 3 días al año, supone casi de tres millones de personas al año, de los cuales, el 60% son visitantes extranjeros.

Los fans del Prado son legión. Hay incluso adictos: «Algunos viajeros se dice que visitan el Prado durante todos los días de su estancia en Madrid. De uno de ellos, el pintor David Wilkie, se decía que pasaba cotidianamente varias horas delante de Los borrachos, de Velázquez», según cuenta Javier Portús, comisario de la exposición del bicentenario del Museo del Prado.

Ahora, con motivo de su bicentenario, ha sido galardonado con el  Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2019. El jurado ha destacado "la dedicación y el compromiso durante los últimos 200 años de sus trabajadores, patronos, amigos y público" y ha reconocido "la ejemplaridad de su contribución al desarrollo humanístico de la sociedad pasada, presente y futura".El director del Prado, Miguel Falomir, ha señalado que el premio es "un magnífico regalo de cumpleaños" para una institución que es "patrimonio de todos los españoles, seña de identidad de nuestra historia y proyección común hacia el futuro".Falomir ha añadido que este reconocimiento es en realidad "un premio a todas las generaciones que nos han precedido y un anticipo a las que nos sucederán, porque El Prado es historia pero también porvenir y fuente de conocimiento".

 

Desde que el Museo Real se abrió el 19 de noviembre de 1819 con fondos procedentes de las colecciones reales, de sus paredes colgaban 311 pinturas, todas ellas de autores españoles. Doscientos años después, y sin entrar en sus almacenes, hablamos de 1.300 pinturas; esta institución se ha convertido en uno de los principales depositarios de la memoria pictórica occidental, en punto de referencia fundamental de la cultura española y en un objeto de orgullo colectivo.
 Doscientos años después de su fundación, el Museo del Prado reflexiona sobre todo ello y lo comparte con sus visitantes en un formato expositivo que durante casi cuatro meses convertirá sus salas A y B en un rico centro de interpretación de su desarrollo y significancia histórica.
Teniendo en cuenta la amplitud de la información existente sobre este tema remito al lector interesado a navegar por la página web oficial del bicentenario:

y también consultar algunos de los numerosos videos de YouTube, por ejemplo:






F.J. de C.
Madrid, 20 de octubre de 2.019


martes, 20 de noviembre de 2018

Museo del Prado: Segundo centenario “ del buque insignia de la cultura española”


Los Reyes inauguran los actos del bicentenario “del buque insignia de la cultura española”.

Felipe VI se refirió a la pinacoteca como «un patrimonio de toda la humanidad» y a su trayectoria como «una historia de éxito». En sus palabras, el Rey Felipe VI dijo también:

«…(constituye)un fabuloso legado para orgullo de los españoles y un verdadero icono de la cultura española y universal». Se refirió al Prado como «el gran y monumental símbolo de la creatividad, la excelencia y la sensibilidad artística de nuestro país a lo largo de la Historia y un patrimonio de toda la Humanidad», cuyos dos siglos de vida (que se cumplirán dentro de un año) debe de ser considerada como «una historia de éxito» a la que han sumado esfuerzos la Corona, las distintas administraciones y la sociedad civil, gracias a lo cual hoy puede albergar «un fabuloso legado para orgullo de los españoles». Señaló, además, que «El Prado es mucho más que el privilegiado espacio físico de una innumerable cantidad de obras maestras. Con el tiempo, se ha erigido también en un lugar de memoria, de nuestra memoria».
Seguidamente  ofrecemos en este blog una presentación de las colecciones del Museo del Prado en 10 videos de YouTube que incluyen pintura, escultura, artes decorativas, dibujo y estampas de las distintas escuelas artísticas:


F.J. de C.
Madrid, 20 de noviembre de 2.018

lunes, 8 de diciembre de 2014

Retrato familiar de los Reyes de España, por Antonio López.


Recientemente el pintor español Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 6/01/1936), probablemente nuestro mejor  pintor actual, del género hiperrealista, ha hecho entrega a Patrimonio Nacional  del cuadro de los Reyes y su familia que el Rey (emérito) Juan Carlos I le había encargado en 1994.

Como era de esperar este cuadro ha suscitado toda clase comentarios, que van desde las críticas al artista por el notable retraso en su ejecución hasta consideraciones políticas de todo tipo, en particular referidas a la familia real que con la abdicación de Juan Carlos y proclamación del Rey Felipe VI, así como las incidencias procesales de la todavía Infanta Cristina y su esposo que están de plena actualidad.

En el presente artículo me limito exclusivamente a reproducir íntegro un artículo publicado en Libertad Digital (www.libertaddigital.com/)por Federico Jiménez Losantos, uno de los escritores y comunicadores mas cultos de nuestro país y  que maneja hábilmente una prosa afilada y en ocasiones sarcástica como podrá observar el lector  en este caso.
Dicho artículo se explica por sí solo por lo que considero innecesario realizar ningún comentario adicional por mi parte.

Con el artículo se acompañan algunas fotos del retrato en cuestión, un video de YouTube y también una reproducción de otro retrato histórico: “La familia de Carlos IV” , de Goya, que se encuentra en el Museo del Prado.

F.J.de C.
Madrid, 8 de diciembre de 2.014



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La Familia Real: El cuadro completo de A.López



La Familia Real (detalle)

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La Familia Real, (otro detalle)

Fotografía de Chema Conesa, de 1994, utilizada por A.López como modelo inicial.


La Familia del Rey Carlos IV, Goya; Museo del Prado, Madrid.

La Corona en cuadroNo digo yo que Antonio López tuviera la obligación de seguir a pies juntillas el cuadro por excelencia de cualquier Familia Real española que es La Familia de Carlos IV de Goya. Pero entre copiarlo y vaciarlo cabía un término medio, un compromiso entre lo que cabe y lo que sobra. Dicen que en el soberbio retablo goyesco hay algunos que no descienden demasiado de Carlos IV, aludiendo a la cruz de aquella pareja cuyo cirineo, dicen, fue Godoy. Pero los hijos del Rey son los que el Rey reconoce como hijos y, por eso, incluso después de la invención republicana del ADN, no cabe dudar del fundamento de la monarquía hereditaria: la indiscutibilidad del Sucesor. Siempre acechó la tentación de trocar la lotería hereditaria por una especie de meritocracia aristocrática electiva, pero la historia de España muestra que la monarquía por elección acababa decidiéndola el "puñal del godo", mecanismo electoral crudelísimo: 40 reyes visigodos en dos siglos. Ante semejante vértigo sucesorio, mejor no discutir paternidades regias.La distancia del Príncipe y el resto de la FamiliaPero Antonio López no hace en La familia deJuan Carlos I un retrato familiar, sino un editorial político con abrasiva interpretación dinástica. De otro modo, no se explica que la clave de un cuadro que, por serlo de una monarquía, está en el Rey y en su unión con los demás, sobre todo con quien debe sucederlo, aquí no esté en la unión sino en la desunión, porque el Príncipe está a un palmo del resto, poniendo tierra de por medio. Desde que Carlos IV y Fernando VII se dieron de coces ante Napoleón en Bayona, es la primera vez que el futuro rey de España -presente ya, tanto ha tardado el cuadro- no aparece acercándose a su familia sino largándose. Es como si Antonio López se hubiera leído el discurso de la proclamación de Felipe VI y lo hubiera vaciado en metáfora: cuanto más lejos, mejor.Aparte de la distancia o tajo dinástico, otros aspectos del cuadro llaman muchísimo la atención, siempre en contra de Juan Carlos I. Por de pronto, la mengua en su talla física, cuya intención quedó clara el día en que López, Borbón y Borbón y de Borbón Grecia se fotografiaron ante el cuadro. El Emérito, pese a sus muchos achaques, operaciones de cadera e innumerables triquitraques óseos, sigue siendo más alto que su señora. No así en el cuadro: Juan Carlos es como el recorte de un retrato suyo que, por ser de tela, hubiera encogido al lavarlo. En cambio, Sofía, tal vez por haber sido lavada en seco, conserva sin merma alguna su anchurosa envergadura. El resultado es que Sofía es la que reina en el centro de la imagen mientras que Juan Carlos parece aferrarse al cuello de la infanta Elena para no seguir menguando y jibárizándose, conforme se aleja en la perspectiva del cuadro.No parece acoger con agrado Elena esa mano paterna que, a modo de zarpa, se posa en su cuello. Tampoco a López parece gustarle mucho la infanta. Para empezar, la pinta medio calva, como Olivia Pope en Scandal, pero con las robustas pantorrillas que usaba antes de casar con Marichalar y convertirse en lo que antaño se llamaba una real hembra. Yo la he tenido delante el día de la boda de su hermano y doy fe de que, de espaldas, puede competir con la monumental Tania Doris, la gran vedette del Teatro Apolo barcelonés, cuando, escoltada por Luis Cuenca y Pedrito Peña, bajaba al patio de butacas y enarbolando un peine blanco de siete palmos se sentaba sobre un afortunado paleto y le cantaba: "Péiname, nene, que te conviene". Aquí, parece enfadada con algún jinete y con la falda muy menguada tras algún lance sabináceo.Cristina no parece CristinaA la presunta infanta Cristina, en cambio, le sobra falda por doquier. Y no digo "presunta" por fastidiar, aludiendo a su delicada situación judicial, sino a que creo que la que aparece rozando la pulsera revenguiana de Elena no es la señora de Urdangarín, otro que, como su ex-cuñado, deja mucho hueco en esta destartalada exhibición de vacíos de Antonio López, sino porque la que aparece con esa falda cuatro tallas mayor que la suya es su prima Alexia de Grecia, tras el único plan de adelgazamiento exitoso de los muchos emprendidos antes de sus problemas canario-inmobiliarios. De ahí los pingos de la falda, que no son alivio de faltriquera pedralbesina sino sobras textiles que la enflaquecida muestra con indisimulada satisfacción. Aparte de Sofía, musa del pintor y con hartas razones de venganza, es la única que sonríe. Porque está flaca y no es de la familia. Si no, ¿de qué?Y abordemos, en fin, la pregunta más difícil que suscita el cuadro de esta monarquía en cuadro, este estudio de piso después de una mudanza o de almacén de pintura y estucado que deja el local por cese en su actividad. ¿Es Felipe de Borbón y Grecia el señor que aparece echándose a un lado? Mucho cambia uno en veinte años, pero ni de novio de la Sartorius parecía, como aquí, hermano mayor de Moreno Bonilla. A lo mejor, empeñado en desmarcarse, acabó por irse del todo, dejando el sitio a uno de esos jóvenes tan bien peinados y mejor plantados del AVE Madrid-Sevilla. A lo peor, tenía prisa por hacer de chófer de Artur Mas, entre Barcelona y Cartagena.
Federico Jiménez Losantos