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jueves, 10 de octubre de 2019

Don Miguel de Unamuno, redescubierto gracias a una película española sobre la Guerra Civil.


Como todos los años en el mes de septiembre, se ha celebrado entre los días 20/09 y 28/09,  el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Este año, entre otras muchas,  se ha proyectado una película española titulada:”Mientras dure la guerra” dirigida por Alejandro Amenábar (Santiago de Chile,1972 ); esta película, ha pasado sin pena ni gloria pues  no ha recibido ningún premio, ni siquiera de consolación, a pesar de que su director es uno de los pocos directores españoles premiados con el Oscar (los otros son: Buñuel, Almodóvar, Garci, Trueba).
Traemos a colación esta película perteneciente al género, llamemos, “histórico” , subgénero “guerra civil española”, dado que, a parte de sus posibles valores cinematográficos, en los cuales no se entra aquí,  está coprotagonizada por tres personajes muy importantes de la reciente historia de España: El Generalísimo Franco, Don Miguel de Unamuno y el general Millán Astray.
Dado que personalmente no he visto esta película me limito a exponer dos juicios muy diferentes sobre la misma, ambos publicados en ABC (Diario y suplemento dominical XL) y que posiblemente reflejan el sentir de muchos españoles:


En el presente artículo deseamos centrarnos únicamente, en recordar la figura insigne de Don Miguel de Unamuno,(Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936) que hasta el reciente estreno de esta película permanecía en el olvido mas absoluto a pesar de haber sido uno de los intelectuales mas destacados de la “generación del 98”; fue amigo de muchos intelectuales coetáneos,  particularmente íntimo de Ortega y Gasset y Pío Baroja, también desgraciadamente, hoy, sepultados en el olvido.
 En su obra, además de tratar temas filosóficos y filológicos en los que era brillante especialista,  cultivó todos los géneros literarios, ensayo, novela, teatro e incluso poesía.
Sus numerosas obras son, hoy, difíciles de encontrar en las librerías normales, pero tanto en las de “viejo” como en la Red, en los portales especializados, pueden encontrarse fácilmente.
Imposible relacionar aquí su extensa bibliografía, seguidamente se citan algunas de sus obras más características:además de sus múltiples “Ensayos”, Antología poética, Vida de Don Quijote y Sancho (1905), Del sentimiento trágico de la Vida (1912), Niebla (1914), El Cristo de Velázquez,(1920)...etc.
En la “Colección Crisol” de la desaparecida editorial Aguilar, están editados primorosamente los tomos I y II de sus “Ensayos”; en Alianza Editorial, además de sus obras completas se encuentran también numerosas obras; igualmente en la colección Austral de Espasa Calpe se pueden encontrar muchas de sus obras.
Unamuno y la política.
Miguel de Unamuno, como muchos otros intelectuales de su generación,se vió tentado a entrar en la política activa de su época lo que le valió grandes disgustos; fue  un personaje independiente y pensador riguroso y profundo de carácter paradójico, sincero y profundo conocedor de una realidad española que le dolía como una llaga en su propia carne.
Impulsado por sus inquietudes político-filosóficas,Don Miguel se afilió de joven, a la Agrupación Socialista de Bilbao y años después, a principios  del siglo XX se mostraba cada vez más crítico con la Monarquía española lanzando en sus conferencias y  artículos duras críticas contra el Rey y el sistema monárquico; había sido nombrado Rector de la Universidad de Salamanca el  30 de octubre de 1900 y ocupó la rectoría hasta 1914, año en el que fue destituido por el gobierno de turno (aunque nombrado posteriormente, 1921,  Vicerrector de la misma). 
 En 1923, el General Primo de Rivera proclama la Dictadura y Unamuno desde el principio se muestra totalmente crítico  convirtiéndose en uno de los mayores enemigos públicos del dictador lo que le vale su expulsión de la Universidad y destierro a Fuerteventura, 1924, de donde escapa a París poco antes de que le levantaran el castigo.
La década de los años 30 tuvo grandes altibajos para Unamuno. En 1931 fue elegido concejal por el partido socialista y el 14 de abril de 1931( fecha de proclamación de la II República) los republicanos le nombraron, nuevamente, Rector de la Universidad de Salamanca.
Sin embargo no le gusta a Unamuno la trayectoria de la II República (“No es ésto, no es ésto” que dijo su amigo Ortega y Gasset) y cuando Franco inició el Alzamiento Nacional en julio de 1936 Unamuno se adhirió a la causa franquista pensando que se iba a establecer, por fin, el régimen serio que  necesitaba ESPAÑA, y aceptó ser nombrado concejal. Pronto parece ser que su satisfacción se convirtió en desilusión y arrepentimiento.
En 1936 Unamuno fue el encargado de dar la conferencia de inicio del año lectivo de la Universidad de Salamanca, y se producen los hechos narrados en la película y la tercera destitución de Unamuno del puesto de Rector.
El triste final se produce el 31 de diciembre de 1936 con el fallecimiento repentino de Don Miguel. 
Epílogo.
Quedan hoy, creo yo, pocos españoles que sepan quién fue Don Miguel de Unamuno, y menos todavía que hayan leído siquiera alguna de sus numerosas obras.
Si la película que comentamos (y este humilde artículo) consiguen que renazca la curiosidad por el ilustre personaje e incluso, lean alguno de sus libros me daría por enormemente satisfecho.
F.J. de C.
Madrid,10 de octubre de 2.019.
Nota: Con info. de prensa digital y escrita, en particular ABC citado,revistaesfinge.com,Wikipedia y Auñamendi Eusko Entziklopedia, etc. 

domingo, 18 de septiembre de 2016

El vascuence: Sabino Arana, Miguel de Unamuno y Pío Baroja.




Sabino Arana
Miguel_de_Unamuno_Meurisse_1925.jpg

Don Miguel de Unamuno

Don Pío Broja

Introducción.

Si Unamuno es el más grande pensador vasco de todos los tiempos, Baroja es el más grande novelista.

"El vascuence no ha sido ni es una lengua literaria o filosófica" afirmó Baroja, "ha venido estrecha a todos los vascongados que han tratado de expresar sus pensamientos en él".

Unamuno, por su parte, afirmaba:

El vascuence, hay que decirlo, como unidad no existe, es un conglomerado de dialectos en que no se entienden a las veces los unos con los otros. Mis cuatro abuelos eran, como mis padres, vascos; dos de ellos no podían entenderse entre sí en vascuence, porque eran de distintas regiones: uno de Vizcaya y el otro de Guipúzcoa.

De poco sirvió lo que Miguel de Unamuno y Pío Baroja dijeron y advirtieron hace un siglo. Las ideas estupefacientes de Sabino Arana fueron preferidas y triunfaron……..
(*) Ver nota.

Viene todo esto a cuento de un interesante artículo:

Los susurros de Sabino”, de Álvaro Martínez

aparecido en ABC el 18/09/2016 y que por su interés, más en estos días de próxoximas elecciones en las Vascongadas seguidamente reproduzco íntegramente:

· La propuesta lingüística del nacionalismo vasco parece salida de la «txapela» de Arana: bienvenidos al «apartheid» euskaldún.Dice el PNV que quien quiera trabajar en la cosa pública en el País Vasco va a tener que saber euskera. Si el partido de Urkullu sigue gobernando, una eminencia en medicina, por ejemplo, no podría ser director del hospital bilbaíno de Cruces a no ser que lea con soltura «El catecismo cristiano del doctor Betolaza», de 1596, o cualquier texto escrito en una lengua cuyo presunto radio de acción termina en las cercanas Castro Urdiales y Miranda de Ebro. Más allá, es como saber hablar tártaro fuera de Tartaristán.Así las cosas, todo vasco puede presentarse a cualquier puesto público en cualquier rincón de España, pero la administración vasca queda vedada para el resto de los españoles, porque el castellano (que es lengua oficial aquí y lo hablan 567 millones de personas en todo el mundo) a los nacionalistas les debe parecer muy poquita cosa e ineficaz para, qué se yo… apagar un incendio, por ejemplo. A lo mejor Urkullu piensa que si, pongamos por caso, el bombero habla euskera las llamas se extinguen más rápidamente, o por completar el disparate que si todo el mundo habla esa lengua las cosas se tornan en ignífugas, si nos atenemos al providencialismo que guía la doctrina peneuvista al grito de que «mejor cosa no nos puede pasar, con la buena sombra que da mi txapela».Cuando este batallón se echa a la cara las propuestas lingüísticas del PNV –aplaudidas, por cierto, por podemitas y proetarras– parece como si el fantasma de Sabino Arana correteara por los pasillos de esa casa susurrando al oído a sus epígonos al mando sus conocidos dislates racistas. A lo mejor a Ortúzar, que es ahora el presidente del PNV, se le ha aparecido en sueños aquel xenófobo de Arana y le ha recordado lo de que «el bizkaino es laborioso, el español es perezoso y vago». Y de ahí, al programa electoral.Desbrozado el debate de las paparruchas de la «construcción nacional» y otros sopicaldos demagógicos que nutren el discurso identitario, alguien tendría que recordarles a Urkullu y a Ortúzar que solo en el 13% de los hogares vascos se habla en euskera y que dos tercios de la población no lo usa porque no le place, que tiempo y medios han tenido para hacerlo. Hablando de solidaridad y egoísmos, no se entiende bien la ojeriza que el nacionalismo le tiene a España y lo español cuando, según la UE, seis de cada diez euros gastados en protección social en el País Vasco provienen del Estado.También gracias al Estado los jubilados vascos cobran la pensión media más alta de toda España, porque todos los años les llega una inyección de entre 800 y 1.000 millones de euros de la «malvada» Seguridad Social españolaza. Con lo que cotizan los vascos, sencillamente, no les llega. En general, el País Vasco recibe del Estado –ese perverso Leviatán que según aquel orate de Abando está lleno de «vagos»–, 1.576 millones de euros más de lo que aporta. Así todos los años. Madrid ingresa 16.576 millones menos de lo que aporta para que, entre otras cosas, los jubilados vascos lleguen a fin de mes hablando como les venga en gana. Faltaría más.
F.J. de C.
Madrid, 18 de septiembre de 2.016

(*) Nota: Textos tomados del blog de Tellagorri: