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domingo, 14 de junio de 2015

CRONICA NEGRA: De “mafia” y “mafiosos”: el mafioso Meyer Lansky

Dueño de una impresionante red de casinos que se extendía desde Las Vegas a La Habana, el mafioso Meyer Lansky  vio como sus inversiones se desmoronaban con la llegada al poder de Fidel Castro. Se le considera el creador del mayor sistema financiero de lavado de dinero de la Mafia durante el siglo XX.

¿Pero quién fue este singular personaje?

Fotografía de Meyer Lansky en 1.958

Meyer Lansky, nacido con el nombre de Majer Suchowliński en Grodno (hoy, Bielorrusia), donde su familia había sufrido los terribles «pogroms» contra los judíos, fue la mano derecha del más poderoso e implacable mafioso del siglo XX: Lucky Luciano. En 1911, sus padres se mudaron a los Estados Unidos asentándose en el Lower East Side de Manhattan, Nueva York. Allí el joven entró en contacto con la legión de aspirantes a gánsters que inundaban sus calles. Uno de ellos, el siciliano Lucky Luciano, pronto se fijaría en el niño judío; un día, éste sufrió el ataque de un grupo de adolescentes irlandeses. Al observar la escena, Luciano sacó su navaja y espantó a los irlandeses. A partir de ese momento, se inició una gran amistad entre ellos que acabó siendo el origen de la asociación criminal más influyente probablemente del siglo XX.
Fotografía de Lucky Luciano y Lansky

La prohibición de la venta de bebidas alcohólicas en territorio estadunidense engendró la edad de oro del contrabando. Lucky Luciano, el judío de origen alemán Bugsy Siegel, el calabrés Frank Costello y Meyer Lansky participaron de la lucrativa oportunidad criminal que ofrecieron los años veinte. Tanto Meyer como Luciano encabezaban sus propias bandas, en función del grupo de inmigrantes que aglutinaban, pero la amistad entre ambos hizo que confluyeran en la mayoría de negocios. No en vano, la vinculación de un siciliano como Luciano con gánsteres de otras nacionalidades levantó el recelo de la vieja escuela italiana, que despreciaba a cualquiera que no fuese siciliano o, al menos, italiano.
Fotograma de «Boardwalk Empire»de la HBO, con Meyer Lansky (i), Arnold Rothstein (c) y Lucky Luciano (d)

Aunque también se dedicaban al contrabando de alcohol y al negocio del juego, el dúo criminal encontró por aquellos años la actividad que vertebró su imperio: la heroína y los locales de prostitución, que juntos dieron nacimiento a la narco prostitución, es decir, convertir a las prostitutas en adictas a la heroína pagándolas con droga. El instantáneo éxito de este negocio llamó la atención de la banda de Joe Masseria, que era por entonces el «Don» más poderoso de Nueva York. Mientras Lansky colaboraba cada vez más estrechamente con Arnold Rothstein, Luciano se vio obligado a enfrentarse a las críticas de su nuevo jefe, Masseria, por su amistad con judíos y calabreses. El siciliano nunca pudo entender que Masseria le obligase a romper su asociación con el astuto Lansky solo porque no era italiano, y se lo hizo pagar caro en la llamada guerra de Castellammarese, que transcurrió entre 1929 y 1931, involucrando al resto de familias italianas.
La guerra, que tuvo de trasfondo la lucha entre la visión más tradicional de Mafia italiana y la portada por una nueva generación sin el menor problema en colaborar con otros grupos raciales, finalizó con la muerte de Masseria en un restaurante de Coney Island a manos de hombres de Luciano. Tras la refriega, el siciliano asumió el control de la banda y se alió paradójicamente con el máximo rival del fallecido Masseria, Salvatore Maranzano, quien convocó a las Cinco Familias de Nueva York para garantizar la paz. Durante la reunión se autoproclamó «capo di tutti i capi», lo que significaba que cada «Don» habría de compartir los beneficios con él. A cambio de su apoyo, Maranzano aceptó que el joven siciliano volviera a trabajar con Meyer Lansky y el resto de gánsteres judíos, los cuales habían resultado enormemente rentables para sus bolsillos en el pasado.
Cuando solo habían pasado ocho meses desde el cambio de régimen en Nueva York, Salvatore Maranzano planeó la forma de deshacerse de «Lucky» Luciano, cada día más peligroso a causa de su asociación con la brillante mente de Lansky. Precisamente fue el mafioso judío el que advirtió al siciliano de los planes de Maranzano y quien le ayudó a anticiparse con un movimiento definitivo. Adelantándose a la reunión donde el «capo di tutti i capi» planeaba asesinar a Luciano, Lansky envió a cuatro de sus propios hombres a eliminar a Maranzano.
Con los dos últimos capos de la ciudad asesinados por órdenes de Luciano y de su grupo multirracial, la corona quedaba en sus manos. La victoria de Luciano vino acompañada de la reforma del máximo órgano mafioso, la Comisión –formada por los jefes de las Cinco Familias de Nueva York y el jefe del Chicago Outfit, «la oficina» de Nueva Jersey y de las familias criminales de Kansas, Los Ángeles y Detroit–, donde todos los jefes tenían el mismo voto, pero el siciliano se designó como el primero entre iguales. Al mismo tiempo, reorganizó su propia familia, la Genovese, nombrando a Vito Genovese como su segundo y a Frank Costello su consiglieri. Lansky, por razones obvias, quedaba fuera del organigrama formal, pero estaba llamado a ser la auténtica mano derecha de Luciano en las siguientes décadas y el autor de la mayor parte del sistema financiero de lavado de dinero de la Mafia.
Hacia 1936, Lansky había establecido redes de juego en Florida, Nueva Orleáns y Cuba. Además, el socio de Lansky, Bugsy Siegel, había iniciado una visionaria aventura en Las Vegas con el consentimiento de los jefes de la Mafia. No obstante, los costosos retrasos en la construcción del primer gran casino de la ciudad, el Flamingo Hotel, y la mala gestión del judío llevó a Lucky Luciano y a Lansky a autorizar el asesinato de su amigo de juventud. El 20 de junio de 1947, Siegel fue tiroteado y asesinado en Beverly Hills, California, pasando la propiedad del hotel a manos de Lansky.
Mientras, el Fiscal Especial Thomas E. Dewey consiguió en 1936 una acusación en firme contra Luciano por proxenetismo, siendo condenado a más de 30 años prisión, que no llegó a cumplir por el estallido de la  II Guerra Mundial. Luciano fue liberado, pero le fue prohibida la entrada en EE.UU. durante el resto de su vida.

La Habana, el gran paraíso de la Mafia.


Luciano se trasladó a vivir a Cuba hacia 1946, donde retomó el mando de las operaciones de la Mafia estadounidense. Lansky y Luciano comenzaron a administrar una serie de casinos en Cuba con la ayuda del dictador cubano, el general Fulgencio Batista. Allí se celebró, el 22 de diciembre de 1946, en el Hotel Nacional, la histórica Conferencia de La Habana, que representó una de las mayores reuniones de la Mafia americana en todo el siglo XX.
En los siguientes años, Meyer y Batista se convirtieron en dos socios inseparables. Entre los casinos de Lansky, estaban el Habana Riviera, el Nacional, el Montmartre Club y otras muchas propiedades menores. No obstante, con la Revolución Cubana en 1959, el gobierno de Fidel Castro expropió todos los casinos y hoteles, forzando a los mafiosos a huir en desbandada. Y mientras Batista se preparaba para salir a la República Dominicana y desde ahí a España, donde murió en el exilio en 1973.
Con sus negocios bastante maltrechos, salvo en lo que se refería a Las Vegas, el mafioso judío llevó una vida discreta en su casa de Miami hasta que la asfixiante presión del FBI, que le acusaba de evasión de impuestos, le forzó a solicitar refugio en Israel amparándose en la Ley del retorno. Así y todo, este derecho le fue denegado. Sin conseguir que ingresara en la cárcel y con varios negocios todavía en marcha, Meyer Lansky murió de cáncer de pulmón el 15 de enero de 1983, a los 80 años, dejando una viuda y tres hijos en su casa de Miami Beach.

F.J.de C.
Madrid, 14 de junio de 2015
Nota: Amplio resumen del artículo de CÉSAR CERVERA  en ABC, Madrid, fecha 10/06/2015 -