En la foto y video de YouTube un arquetipo de sindicalista, Andrés Bodalo, del Sat, (Sindicato Andaluz Trabajadores) condenado a tres años y medio de cárcel por agredir a un edil socialista en 2012 durante una protesta y contar con condenas previas por agredir también a una mujer embarazada que no secundaba una huelga.
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Si existe alguna institución desprestigiada en la ESPAÑA actual, esta es sin duda los sindicatos de clase.
Apenas tienen afiliados pero se irrogan la representación del mundo laboral olvidándose de los pensionistas, parados y autónomos que constituyen los sectores más débiles, a pesar de lo cual apenas tienen en estos sindicatos la más mínima acción de defensa o de reivindicación de sus intereses…...
En este blog y con motivo de esta fecha se han publicado diversos artículos denunciando la inoperancia y desprestigio de esta institución:
En el texto que se indica seguidamente, se reproduce íntegramente un demoledor artículo del ilustre periodista Salvador Sostres (Barcelona, 1.975) actualmente escribe en el diario ABC y para la emisora COPE y mantiene un blog “frenc 75” :
Hoy no es el día del trabajo, ni del trabajador. Hoy es el día de los que odian el trabajo y viven de aprovecharse del trabajo de los demás.
Hoy es el día de los sindicatos, los más despiadados enemigos que tiene la creación de riqueza y de empleo en España. Son unos ignorantes los que a los sindicatos y a la izquierda les llaman “las fuerzas del progreso”. No han hecho progresar nunca nada. Son las fuerzas de la miseria, que es lo único que han comportado allí donde han gobernado.
Hoy es un día siniestro. El sindicalismo es lo contrario de trabajar, tal como los convenios colectivos son un insulto al trabajador honrado y los liberados sindicales el más clamoroso refugio de holgazanes y canallas.
Quien defiende a los trabajadores son los empresarios. Quienes defienden los derechos de los trabajadores son quienes los pagan, que también son los empresarios. Los trabajadores no tendrían ningún derecho, ni siquiera serían trabajadores, si no hubiera un empresario que arriesgara y pagara.
Los sindicatos viven de azuzar un enfrentamiento estéril entre empleado y propietario, de llamar derechos a lo que son deberes, y de extorsionar a obreros y patronos para generar la más corrosiva corrupción que existe en nuestro país, que es la destrucción de la economía que las imposiciones sindicales causan.
Ni todos los ladrones juntos de España nos han robado tanto dinero como las demenciales políticas sindicales. Los sindicatos no son progreso, son hambre. Los sindicatos no defienden al trabajador, le utilizan de munición y le chupan la sangre. Para celebrar su día, más que absurdamente manifestarnos, lo que tendríamos que hacer es sentarnos con un perro pulgoso en cualquier esquina y pedir caridad, que es a lo que sus ideas conducen. A propósito de esto último tengo que admitir que en algo les concedo el beneficio de la duda y acepto que puede ser que efectivamente los sindicatos sientan pasión por los desgraciados: sólo así se entiende que tan obstinadamente contribuyan a crear tantos.
Salvador Sostres.
F.J. de C.
Madrid, 2 de mayo de 2.017