domingo, 18 de agosto de 2013

De corrupciones, consensos y silencios. Un poema clásico de Quevedo.

Algunos politicastros, plumíferos, contertulios y demás especímenes de la casta política, empiezan este verano a lanzar globos sonda proclamando, interesadamente,  a los cuatro vientos que existe un amplio consenso entre significados dirigentes de primera fila para afirmar que los innumerables casos de corrupción ponen en peligro nada menos que a ESPAÑA o al menos al sistema democrático iniciado en la llamada “transición”; en efecto, todos ( o casi) los partidos, sindicatos e instituciones aparecen ensuciadas con mayor o menor grado de implicación, desde la misma Casa Real a los principales partidos nacionales y autonómicos; por ejemplo en Cataluña, CiU, caso Palau y denuncia de comisiones millonarias; en la C.A de Navarra, el injustificado cobro de dietas millonarias; en el PSOE andaluz el escándalo de los ERE fraudulentos que empiezan a salpicar hasta al presidente de la Junta de Andalucía; el PP metido de hoz y coz en los casos Bárcenas y Gürtel, que cualquiera sabe como pueden terminar.....
Ante una situación de la gravedad descrita cuales serían la posibles soluciones que se estarían barajando:


  • Callar y taparlo todo, …., mientras se pueda.Puede ocurrir que efectivamente algunos´tiren de la manta´. Y puede ocurrir, al contrario, que para evitarlo, las grandes fuerzas políticas, económicas, sociales, ideológicas y mediáticas lleguen a un pacto o consenso  para atenuar estos escándalos, y todo permanezca como está con algún ligero retoque externo.


  • Buscar chivos expiatorios que sometidos a prudentes tratamientos judiciales que no los irriten en demasía y dejar que el tiempo pase,  a la espera de que con la previsible salida de la crisis económica, poco a poco, las aguas volverían a su cauce y aquí no ha pasado nada.


En pocas palabras, todo menos emprender una labor de limpieza “caiga quien caiga” impensable en estas circunstancias y con estos protagonistas y comenzar una “segunda “transición” tan deseada por muchos y en la que se cambie todo para no cambiar nada que dijo Lampedussa.
Es bien sabido el poco respeto a la Ley y no digamos a la Justicia que impera en este pais y que haría posible y hasta deseable para muchos, este nuevo consenso; y ya sabemos como terminó el primero en cuanto a cesiones y claudicaciones de todo tipo.
Me viene a la memoria un clásico y conocido poema de Quevedo, “la epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a don Gaspar de Guzmán, Conde Duque de Olivares”:

No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Hoy, sin miedo que, libre, escandalice,
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice.
En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.
Pues sepa quien lo niega, y quien lo duda,
que es lengua la verdad de Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue muda.
Son la verdad y Dios, Dios verdadero,
ni eternidad divina los separa,
ni de los dos alguno fue primero.
Si Dios a la verdad se adelantara,
siendo verdad, implicación hubiera
en ser, y en que verdad de ser dejara.
La justicia de Dios es verdadera,
y la misericordia, y todo cuanto
es Dios, todo ha de ser verdad entera.
Señor Excelentísimo, mi llanto
ya no consiente márgenes ni orillas:
inundación será la de mi canto.
Ya sumergirse miro mis mejillas,
la vista por dos urnas derramada
sobre las aras de las dos Castillas.....

…....



F.J.de C.







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