Una mezquita no es el equivalente de una iglesia, un simple lugar de culto. El papel de la mezquita ha sido expresado sin rodeos ni tapujos por el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan: "Las mezquitas son nuestros cuarteles, los minaretes nuestras bayonetas". La mezquita tiene una misión política y la principal es la de difundir el Islam. La mezquita es una fortaleza destinada a continuar la conquista de territorios que todavía no son musulmanes. El Islam es imperialista y su misión es convertir el conjunto de la humanidad a los preceptos del Corán. El papel político de las mezquitas está ampliamente demostrado: en ellas se deciden las fatwas y las intifadas palestinas, en ellas se fraguan atentados y se diseñan ataques contra los enemigos del Islam.
Los inmigrantes musulmanes que provienen de ambientes donde ya eran vulnerables, se resienten aun más al llegar al país de acogida y necesitan un referente. Esta circunstancia es aprovechada por los predicadores y reclutadores, ofreciéndoles esa pertenencia a la comunidad que tanto necesitan. Los líderes espirituales han sabido explotar esta vulnerabilidad, y así mismo la inmadurez de algunos jóvenes inmigrantes con algún vínculo con Al Qaeda, para atraerles hacia el activismo terrorista. “El salafismo yihadista se beneficia de su condición de ideología religiosa para difundir sus ideas en los ambientes más propicios para ello: Los predicadores radicales difunden el mensaje de captación en las mezquitas, precisamente aprovechándose del prestigio que suele dar esta institución entre los fieles, y de que la religión puede dar cobertura a las frustraciones. De igual forma, se explota como líderes a los que han estado luchando en lugares como Afganistán e Irak, conscientes de la gran influencia que pueden ejercer. Los imanes extremistas utilizan un discurso victimista, aludiendo a la situación que sufren los palestinos, y animando a la cruzada contra los opresores occidentales.
Los inmigrantes musulmanes que provienen de ambientes donde ya eran vulnerables, se resienten aun más al llegar al país de acogida y necesitan un referente. Esta circunstancia es aprovechada por los predicadores y reclutadores, ofreciéndoles esa pertenencia a la comunidad que tanto necesitan. Los líderes espirituales han sabido explotar esta vulnerabilidad, y así mismo la inmadurez de algunos jóvenes inmigrantes con algún vínculo con Al Qaeda, para atraerles hacia el activismo terrorista. “El salafismo yihadista se beneficia de su condición de ideología religiosa para difundir sus ideas en los ambientes más propicios para ello: Los predicadores radicales difunden el mensaje de captación en las mezquitas, precisamente aprovechándose del prestigio que suele dar esta institución entre los fieles, y de que la religión puede dar cobertura a las frustraciones. De igual forma, se explota como líderes a los que han estado luchando en lugares como Afganistán e Irak, conscientes de la gran influencia que pueden ejercer. Los imanes extremistas utilizan un discurso victimista, aludiendo a la situación que sufren los palestinos, y animando a la cruzada contra los opresores occidentales.
En ESPAÑA las mezquitas son el epicentro de la vida comunitaria para los, al menos, 1.300.000 seguidores de Mahoma residentes en España (el 2,5% de la población). Sin embargo, cada vez que intentan construir una nueva, los vecinos no musulmanes se oponen de forma sistemática. El Ministerio de Exteriores y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) han constatado que "la sociedad reacciona problemáticamente ante esa nueva realidad".
En la guía 'Musulmanes en España', editada por la Casa Árabe, esta agencia dependiente de Exteriores enumera los principales obstáculos a los que se enfrentan estos lugares de culto, que cifra en 435 (con datos de 2006), aunque cálculos más recientes de las Fuerzas de Seguridad del Estado y del Ministerio de Justicia las elevan hasta más de 600, informa El Mundo.es.
Hay que distinguir, eso sí, entre los 13 grandes centros islámicos existentes en nuestro país como el de la M-30, en Madrid (en la foto) y los centenares de oratorios repartidos por garajes y locales "no siempre bien acondicionados para el culto colectivo", según la guía. Algunos de ellos no se inscriben en el Registro de Confesiones Minoritarias del Ministerio de Justicia e incluso desarrollan sus actividades de forma furtiva.
Es ese "temor frente a una presencia que se identifica con lo extraño, lo desconocido y sospechoso" lo que suele causar las "reacciones sociales en contra de la apertura de estos espacios". "La deslocalización es tan perjudicial como probablemente lo serán los efectos en el grado de participación social de estos colectivos en la vida del municipio".
En la guía 'Musulmanes en España', editada por la Casa Árabe, esta agencia dependiente de Exteriores enumera los principales obstáculos a los que se enfrentan estos lugares de culto, que cifra en 435 (con datos de 2006), aunque cálculos más recientes de las Fuerzas de Seguridad del Estado y del Ministerio de Justicia las elevan hasta más de 600, informa El Mundo.es.
Hay que distinguir, eso sí, entre los 13 grandes centros islámicos existentes en nuestro país como el de la M-30, en Madrid (en la foto) y los centenares de oratorios repartidos por garajes y locales "no siempre bien acondicionados para el culto colectivo", según la guía. Algunos de ellos no se inscriben en el Registro de Confesiones Minoritarias del Ministerio de Justicia e incluso desarrollan sus actividades de forma furtiva.
Es ese "temor frente a una presencia que se identifica con lo extraño, lo desconocido y sospechoso" lo que suele causar las "reacciones sociales en contra de la apertura de estos espacios". "La deslocalización es tan perjudicial como probablemente lo serán los efectos en el grado de participación social de estos colectivos en la vida del municipio".
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