El presidente de Uruguay vetó en días pasados una ley que buscaba despenalizar el aborto en el país. El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, médico de profesión, firmó el pasado 13 de noviembre 2008, el veto a una parte de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, fundamentalmente la que despenaliza el aborto. El veto se aplica a los capítulos II, III y IV de la polémica ley de salud sexual.
El texto del veto del Presidente de Uruguay a la ley de despenalización del aborto contiene algunas argumentaciones dignas de resaltar:
Uno, que hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Y en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han aumentado.
Segundo, la legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela ciencia.
Tercera, el verdadero grado de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más los débiles.
Cuarta, la Constitución obliga a nuestro país a proteger la vida del ser humano desde su concepción. Además, le otorgan el estatus de persona.
Y Quinta, es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socio-económica.
Mientras, otros muchos afirman que la mujer es la dueña absoluta
Mientras, otros muchos afirman que la mujer es la dueña absoluta de su vida y que sólo a ella corresponde en conciencia si la vida del feto que lleva en sus entrañas tiene que seguir adelante o eliminarlo, sin que la sociedad misma ni el Estado tenga que pedirle responsabilidades por su decisión libre.
Mientras, otros muchos afirman la no pena de muerte partiendo del principio que nadie, ni siquiera el Estado, tiene derecho a eliminar la vida humana, aunque haya por medio asesinatos y grandes desgastes sociales, pero no hay reparo en que esa defensa no se amplíe hacia el no nacido, precisamente hoy, cuando la comunidad científica subraya que hay continuidad biológica entre el feto en las primeras semanas de vida y el niño nacido.
Mientras tanto en nuestro país el Gobierno está dispuesto a reformar la ley despenalizadora del aborto….
Creo que el aborto no es la solución más razonable para la liberación de la mujer, ni un avance hacia la gestación de una sociedad más justa y solidaria. Y con la misma contundencia que se debe rechazar el aborto hay que rechazar otras situaciones que atentan a la vida como la guerra, la pena de muerte, el maltrato a las mujeres, la tortura, la violencia, el injusto reparto de la riqueza, el paro, la carrera de armamentos,... y la misma sociedad debe de tomar medidas eficaces en asuntos de política familiar, vivienda, sanidad, trabajo y educación, ... que hagan desaparecer situaciones que llevan a muchas mujeres a la práctica del aborto.
Francisco Baena CalvO
nOTA: mAS ARTÍCULOS SOBRE EL TEMA aborto EN ESTE BLOG: 18/09 .- 9/11 .- 11/11 .- 18/11
1 comentario:
El aborto es un hecho que cuando es natural suele ser llorado y cuando no lo es se disfraza de acto de libertad y progreso.
La inmoralidad intrínseca del aborto provocado (y a partir de ahora cuando se hable de aborto es en referencia al provocado) está fuera de duda. No es que contradiga leyes divinas o normas del derecho natural. Richard Dawkins publicó en 1976 “El gen egoísta” cuya tesis central mantiene que la naturaleza impulsa de forma brutal al individuo para sacrificarse por la especie, haciendo primar siempre la vida del más joven sobre la del más viejo. Así de terminante.
Lo que se discute habitualmente es la penalización o no penalización del aborto. La general penalización histórica del aborto parece derivar inconscientemente de esa antinaturalidad del aborto. El aborto sería un delito ecológico de primera clase. Parece lógico, por tanto, referir la penalización a los abortos derivados de coitos consentidos y dejar la discusión reducida a los restantes casos, referidos prácticamente a los supuestos de violencia.
Resulta grotesco que se hable de la despenalización en aquellos casos cuando el desarrollo de la medicina y la farmacia permiten evitar la concepción.
Dejando a un lado todo esto, me gustaría referirme a un hecho aparentemente menor.
Resulta que el concebido no solamente tiene madre, sino que tiene también padre. En relaciones extramatrimoniales este no tendrá normalmente o conocimiento o interés en lo que pase al concebido. Pero existen otras situaciones: pensemos en un matrimonio o una situación de similar estabilidad, en la que la paternidad no es dudosa o, de serlo, puede ser comprobada. En una situación así ¿basta la voluntad de la mujer para el aborto? ¿el padre queda relegado a la consideración de semental?
Pensemos en un matrimonio hasta bien avenido. Que están evitando el embarazo. Que éste llega, lo que normalmente suele resultar ser error de la mujer o alegría de ambos. Que el marido quiere tener el hijo y la mujer no. ¿La mujer tiene derecho a alegar problemas psicológicos, por ejemplo, y decretar la muerte de un hijo que también lo es de su marido? ¿El hombre no tiene nada que hacer para defender la vida de su hijo?
Nada más estúpido que el “nosotras parimos, nosotras decidimos”. De entrada las abortantes no paren.
En tiempos existieron ignorancias, ausencia de medios anticonceptivos, rechazos sociales. Esos son los aspectos que había que superar y se han superado. El aborto no es algo necesario para sobrevivir en un mundo puritano e hipócrita. El aborto, por eso mismo, suele quedar reducido a un término de pura comodidad. Comodidad a la que se sacrifica una vida en una actitud criminal como pocas.
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