La ministra de Fomento, como ha dicho con su habitual gracejo, tiene un gran respeto por las filtraciones y su lapsus no ha de tomarse a broma, pues el primer filtrador en la historia que nos ocupa fue don José Luis Rodríguez Zapatero. Al jefe del Gobierno le enseñaron el vídeo del despegue del avión de Spanair accidentado en Barajas y no pudo mantener la boca cerrada. Se lo contó a su vecina, que era el presidente de Canarias, y éste aireó rápidamente las impresiones de ZP sobre aquellas imágenes. Así, dos cotillas sin conocimiento alguno de navegación aérea proporcionaron a un público ávido las primeras "informaciones" off the record de la tragedia. Y ello antes de que tuviera acceso al material el juez instructor del caso.
En la estela de su jefe, Magdalena Álvarez se fue de boca enseguida para asegurar en el Congreso que Spanair había pensado cambiar el avión. Cuando la compañía desmintió ese extremo, AENA filtró una conversación para salvarle la cara a Maleni, como si no supieran en ese organismo –cuya privatización anuncia el Gobierno sin algaradas en contra– que se informa de la disponibilidad de otro aparato cuando aparecen problemas técnicos en el designado para realizar el vuelo.
Puestos a largar sin freno, Zapatero garantizó que se conocerían perfectamente las causas del siniestro, como si de él dependiera tal cosa, y no de los técnicos. Lo único que el Gobierno debía de garantizar era la independencia de una comisión investigadora que en cualquier país serio trabaja sin que los políticos presionen ni se entrometan. Así había ocurrido en España, pero todo lo bueno tiene un final y éste ha llegado ahora.
Un fax enviado desde Fomento atestigua la autoría de la filtración de un borrador del informe de la comisión que ni siquiera conocían todos sus miembros. Lady Aviaco puede ponerse estupenda, pero no hay precedentes de un hecho así en ningún lugar del mundo civilizado. Claro que ese universo ya no es el nuestro. Vivimos en el cortijo de la Pesoe, que es una empresa especializada en la utilización política de las catástrofes, o sea, en explotar y reconducir el deseo de encontrar chivos expiatorios. Un arte que entrenó con el Prestige, depuró con el Yak y perfeccionó durante los tres días de marzo, y que se ejerce manipulando la información, que es lo que está haciendo el Gobierno con este accidente aéreo.
Cristina Losada.
Publicado en Libertad Digital el día 24/09/2008
Cristina Losada es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.
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