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sábado, 27 de noviembre de 2010

Gastronomía: Los cien mejores vinos.


Según dice ABC,  la revista Wine spectator, una de las publicaciones gastronómicas más influyentes en el mundo, ha publicado su clasificación anual de los 100 mejores vinos de 2010. Esta lista, de marcado carácter anglosajón, se estrenó en 1988 y refleja las tendencias más significativas, las regiones más prósperas y reconoce, interesadamente, a los productores más destacados según su sesgado criterio.
En 2010 se cataron más de 15.800 nuevos vinos y 3.900 de estos caldos fueron dotados de puntos, en una escala del 90 al 100, basándose en cuatro criterios: la calidad, el precio, la disponibilidad y el factor X que los creadores de este ranking, para mas “inri” llaman «emoción».
Es evidente que estas clasificaciones carecen por completo de cualquier valor que no sea una pura estrategia de marketing, para promocionar aquellas zonas que a los editores les interesa hacerlo, probablemente por espúreas razones crematísticas.
Sin entrar en la casualidad (?) de que sean vinos californianos y australianos  los beneficiados con el máximo puntaje, pues acumulan ocho de los diez primeros puestos de la lista,  quiero analizar brevemente la falta de rigor de los cuatro criterios citados mas arriba:
1.- Calidad.
Cómo se establece la calidad de un caldo? Así expresado, sin mas precisión, es tanto como dejar al arbitrio de los jueces sus criterios de calidad.
Sería preciso pues, haber establecido una serie de características  fisico-químicas del vino, obviamente medibles en condiciones pre establecidas,  cosa que me temo no se habrá hecho.
Decía Lavoissier, reputado químico frances del siglo XVIII  “Mide, pero mide bien”, de lo contario, esa pretendida medición carece de cualquier valor.
2.- Precio.
Dado el carácter numérico puro de este parámetro,  aparentemente podría ser, en principio, más científico. Sin embargo, de todos es sabido la enorme variación de los precios reales de mercado para el mismo producto dependiendo, no ya solo de la nación  (moneda y cotización),  ciudad donde se realice la compra, sino del establecimiento, ofertas especiales,  etc.
Por tanto tampoco es muy riguroso que digamos este criterio.
3.- Disponibilidad.
Evidentemente  estos super caldos, no se encuentran en “el chino de la esquina”, únicamente quedan disponibles en tiendas, almacenes, hoteles y restaurantes de mas de cinco estrellas y logicamente no en todos los paises; los distribuidores de estas marcas son contados y prácticamente conforman el  mundillo muy selecto de las marcas de lujo; ¿cual es el criterio para que puntúe como “mas disponible” uno u otro caldo?
4.- El factor X.
Si como queda dicho, los tres factores precedentes se prestan a la mas absoluta arbitrariedad de los jueces, éste al que se añade como precisión la “emoción”,  ya resulta escandaloso; no merece la pena argumentar nada en su contra pues el solo se descalifica.
En resumen, se trata de una de esas operaciones de imagen a la que tan aficionados son los americanos pero que al gastrónomo auténtico y degustador de buenos vinos no le enseñan nada.
F.J.