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sábado, 16 de marzo de 2019

Los viejos mafiosos siguen muriendo a tiros.



El asesinato a tiros de Frank Cali, F.C., conocido también como Franky Boy,  el líder de la familia Gambino de la mafia neoyorquina, ha despertado el recuerdo y el temor a los crueles ajustes de cuentas que hace décadas marcaron la mítica historia de la Cosa Nostra en la Gran Manzana de Nueva York.

El jefe mafioso Frank Cali, F.C.,  de 53 años, fue asesinado a tiros la noche del miércoles 13/03/2019 frente a su casa en el distrito de Todt Hill en Staten Island,N. Y. y posteriormente atropellado por la camioneta que conducían sus presuntos asesinos; después fue trasladado al hospital donde ingresó cadáver.Escenas que parecen sacadas de alguno de los filmes clásicos del género como «Uno de los nuestros», o de «Los Soprano», y que  habrían podido formar parte de una película de Hollywood: de noche en una calle de un barrio acomodado de Nueva York suenan varios disparos seguidos del ruido de un vehículo que se aleja del lugar de forma apresurada.
Según la prensa neoyorquina, la muerte de F.C. es el primer asesinato de un jefe mafioso que ocurre en esa ciudad desde 1985, cuando Paul Castellano -un capo anterior del mismo clan que también residía en Todt Hill- fue tiroteado al salir de un restaurante.

De padres sicilianos de Palermo, Frank Cali / Boy nació en Nueva York en 1965 y desde joven estuvo involucrado en la mafia neoyorquina. Entre 2008 y 2009 cumplió 10 meses de cárcel por un delito de extorsión después de que la Cosa Nostra recibiese un duro golpe con la detención de 77 personas en Nueva York y Sicilia, incluidos grandes capos, tras una investigación sobre los vínculos entre las familias mafiosas a ambos lados de Atlántico. Entre los detenidos figuraban importantes jefes mafiosos como los responsables de los clanes italo-estadounidenses Gambino e Inzerillo. Frank Cali / Boy que entonces tenía 43 años, ya era uno de ellos y fue uno de los arrestados. Después, en 2015, tomó el control absoluto de la organización. Las autoridades estadounidenses e italianas lo consideraban miembro de la Cosa Nostra y un embajador en Nueva York de las familias mafiosas de Sicilia.


La familia Gambino, una de las cinco que integran la mafia siciliana en Nueva York, llegó a ser considerada la mayor organización criminal de Estados Unidos dedicada a todo tipo de actividades delictivas hasta su caída en desgracia en los años 1990 por los golpes de las autoridades.
Ciertamente quedan lejos los días  más “gloriosos” cuando los Gambino podían vanagloriarse de controlar una poderosa trama ante la que se arrodillaban congresistas y banqueros, agentes del FBI y senadores, alcaldes y policías.
Hoy el nombre de los Gambino no provoca los escalofríos de otros tiempos, pero todavía es posible hallar muestras de su presencia en muchos lugares de Nueva York. Tiene al menos 200 miembros de pleno derecho y 2.000 asociados. Suficiente para andarse con ojo en según qué sitios.
F.J. de C.
Madrid, 16 de marzo de 2,019c


martes, 20 de marzo de 2012

La MAFIA, en el 40º aniversario de “El Padrino”


http://youtu.be/5bX905hZlY4
Los italianos llegaron demasiado tarde a Estados Unidos. Su migración masiva se produjo a finales del siglo XIX o a principios del XX,  cuando el Gobierno ya no repartía tierra gratis y los alemanes y escandinavos construían barreras contra los recién llegados. 'L'America' no era la tierra prometida que los italianos esperaban.
La mayoría de los que huían de la vida sin futuro en el sur de Italia se enfrentaron con la miseria y con la discriminación en Nueva York, San Francisco o Chicago. Los nuevos americanos aprendieron a ocultar sus orígenes. En los años 20 del siglo XX, el padre de Frank Sinatra cambió su nombre a 'Marty O'Brien' para atraer clientela a su bar. Y la reacción de la segunda generación fue, en algunos casos, la contraria. Cuando el líder de una banda le propuso al cantante cambiar su nombre por el más anglosajón 'Frankie Satin', el joven artista espetó: «The name is Sinatra. Frankie Fucking Sinatra». Lo cuenta Tom Santopietro en su libro recién publicado 'The Godfather Effect'.
Entre el miedo a la pobreza y la frustración, se formaron los grupos de protección habituales entre inmigrantes y que, algunos casos, cruzaban la frontera de la ayuda a la extorsión. En el sur de Manhattan, desde antes de que llegaran los italianos, había tarifas establecidas entre los violentos clanes: un dólar por unos golpes, dos dólares por una paliza, 30 por un secuestro, 100 por un asesinato. Pero fue en los años 20 cuando la mezcla de la Gran Depresión y la 'ley seca' dispararon el crimen organizado. El tráfico del alcohol vetado se convirtió en una vía fácil y muy lucrativa de supervivencia.
«La mafia la creó la Ley Seca... Fue el Gobierno con una decisión mala. El resultado de la tendencia en este país de los intolerantes a imponer su visión. Vuelve periódicamente», explica a ELMUNDO.es Asher Sarnoff, guía de un pequeño museo en el Village neoyorquino dedicado a la mafia. Eso era justamente lo que decía Sinatra, sospechoso beneficiario de la mafia e inspiración del cantante que aparece en 'El Padrino'.
Así se formaron los cinco clanes que dominaban el tráfico de alcohol, drogas e influencias: los Bonanno, los Genovese, los Colombo, los Lucchese y los Gambino. En muchos casos, no eran ni los más criminales ni los más poderosos, pero sí los que más salían en la prensa justo en el 'boom' de los diarios y la radio. Algunas familias, de judíos o de irlandeses, como la de Kennedy, salieron del círculo criminal y limpiaron su reputación en los años 30, cuando el alcohol volvió a ser legal. Pero los italianos se reconvirtieron a otros negocios en la sombra.
El papel de los clanes ilegales era objeto de tensión continua en la comunidad italo-americana, entre quienes querían integrarse, americanizarse y vivir según las reglas oficiales y quienes defendían que las instituciones públicas ya estaban corruptas y que el crimen era la manera natural de aprovechar el capitalismo del nuevo mundo.'El Padrino' empieza justamente con este dilema. La primera frase de la película, en la habitación oscura de Don Corleone, es «creo en América». Sale de los labios de Amerigo Bonasera, cuyo nombre es casi literalmente «adiós América». Él asegura haber sufrido la injusticia de los tribunales por ser italiano pese a intentar respetar las reglas y alejarse de la mafia.
Sarnoff, del museo de la mafia, recalca que las cinco familias —o, más bien, cinco clanes— siguen existiendo. «Se siguen reuniendo, aunque ahora sus encuentros parecen más un Consejo de Administración», dice. Tras décadas de arrestos, se han debilitado y se han diversificado. Las cinco neoyorquinas retratadas en 'El Padrino' mantienen el mito, aunque hayan cambiado de manos y hayan desaparecido los jefes más célebres de los años 30 y 40 en los que se basó Mario Puzo para su novela.
Queda poco de los jefes con el espíritu del Don cinematográfico. El personaje de Corleone, se supone, es una mezcla de varios 'capos', en particular de Vito Genovese, Joe Profaci, Carlo Gambino y Angelo Bruno. Aunque Puzo aseguró que, en realidad, su mayor inspiración para el personaje fue su madre. El escritor contaba sobre ella: «Ejercía el poder como lo hacía 'El Padrino'. Podía ser despiadada y a la vez inspiraba mucho afecto».
Escrito por
María Ramirez,http://www.elmundo.es/especiales/2012/cultura/el-padrino/mafia/nueva-york.html