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sábado, 7 de febrero de 2015

Historia reciente: Setenta años de la Conferencia de Yalta.

Hace setenta años, Roosevelt, Churchill y Stalin dividieron Europa en Yalta, península de Crimea.


Konferenz von Jalta 1945

Conferencia de Yalta (Ucrania), 4-2-1945. El primer ministro británico Winston Churchill; el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevel, y el líder soviético Josef Stalin, de izda a dcha, se reúnen en Yalta para coordinar sus planes y llegar a acuerdos en unos momentos decisivos en las operaciones militares contra las potencias del Eje.


El 4 de febrero de 1945,(la Guerra termina el 2 de septiembre del mismo año) tuvo lugar en Yalta, península de Crimea, un encuentro entre los tres jefes de estado de las potencias aliadas en la lucha contra la Alemania nazi: el estadounidense Franklin D. Roosevelt, el británico Winston Churchill y el soviético Josef Stalin. El encuentro entre los llamados "Tres Grandes" trató sobre la partición de Alemania tras la capitulación, así como de la consecución de un nuevo orden postbélico en Europa. Desde el principio, los tres mandatarios estuvieron de acuerdo en que la rendición de Alemania debía ser sin condiciones. Asimismo los Aliados decidieron que Alemania debía ser desmilitarizada y “desnazificada”, mediante la supresión o confiscación de la poderosa industria alemana  estableciendo la existencia de reparaciones de guerra y llevando ante un tribunal internacional a los criminales de guerra, lo que se realizó en Nuremberg.
Pero, en otros aspectos, las diferencias eran tan grandes, que se revelaron como irresolubles.
El verdadero caballo de batalla era el Este de Europa, que ya estaba casi totalmente ocupado por el Ejército Rojo, lo que imponía la fuerza de los hechos frente a los anglosajones. Y, por encima de todo, el doloroso asunto de Polonia, con dos gobiernos simultáneos, el del exilio en Londres, respaldado por ingleses y estadounidenses, y el de Lublin, bajo la “tutela” roja. Como demostración de la dificultad de acuerdo en este punto, los interlocutores no fueron capaces de fijar las nuevas fronteras del país, quizá una de las cuestiones más peliagudas de todas las tratadas en las distintas conferencias aliadas.
Seguidamente se reproduce de Deutsche Welle (D.W.), http://www.dw.de/
una entrevista con el historiador alemán Jost Dülffer sobre el significado de la Conferencia de Yalta en la que, entre otras muchas interesantes manifestaciones, relaciona, significativamente,  la política de Putin con la de Stalin. Esto crea "una situación muy peligrosa", como muy acertadamente señala en el párrafo final de la entrevista.
Jost Dülffer es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Colonia y autor del libro: “ Yalta, 4 de febrero de 1945. La Segunda Guerra Mundial y el origen de la bipolaridad mundial”.

F.J.de C.
Madrid, 7 de febrero de 2.015.


Deutsche Welle: Los llamados "Tres Grandes" consiguieron en Yalta llegar a ciertos acuerdos. En principio, la paz quedó asegurada. Pero, pocos meses después, el mundo asistía a una nueva guerra, la llamada "Guerra Fría". ¿Qué es lo que no funcionó para que aquello sucediera?

Jost Dülffer: Durante la guerra, las tensiones tampoco estuvieron ausentes entre los aliados. En Yalta, lograron al menos llegar a un acuerdo que sirviera como punto de partida para un política común durante el período postbélico. Pero las conversaciones no sirvieron para acordar su aplicación concreta. A ello contribuyeron las crecientes tensiones en distintos ámbitos. Estaba la cuestión polaca: la Unión Soviética ignoraba al Gobierno de Polonia, que estaba en el exilio en Londres, e impuso en su lugar un Gobierno satélite. ¿Había que reconocerlo solo porque los soviéticos habían liberado a Polonia de los nazis? También estaba la cuestión de las reparaciones: Estados Unidos se negó a apoyar las exigencias de reparación por parte de la Unión Soviética a Alemania, porque creía que este país necesitaba en primer lugar ayuda, tras la destrucción provocada por la guerra. Además, los norteamericanos no querían compartir el secreto de la bomba atómica ni el uso civil de la energía nuclear. Aquello provocó nuevas tensiones y alrededor de 1946-1947, los puntos en común se habían desvanecido.


D.W.¿Qué tendrían que haber hecho de otra forma los "Tres Grandes" de haber sabido lo que sucedería pocos años después de Yalta?

J. D.: La Unión Soviética liberó el este de Europa del dominio alemán y después quiso ejercer allí sus propios intereses de poder. El hecho de que eso no se reconociese, condujo a la confrontación y a la Guerra Fría. La culpa la tuvieron ambas partes, porque Occidente mostró poca comprensión por la Unión Soviética y por su sufrimiento. Tanto soviéticos, como estadounidenses y británicos estuvieron igualmente involucrados.


D. W.: ¿Estaba ya claro en Yalta que no se podía evitar la división del mundo?

J. D.: La de Yalta fue una de las muchas conferencias que tuvieron lugar para llegar a acuerdos sobre el orden postbélico. Más de medio año después, solo había encuentros entre ministros de Exteriores, en los que la separación de Europa ya era palpable. En Yalta aún no era tan patente, allí había aún opciones. Pero se trató también de un choque entre ideologías: comunismo y capitalismo. Cada lado amplió su esfera de influencia a su manera: la Unión Soviética en el ámbito militar y las potencias occidentales en el económico.



D. W.: Algunos historiadores creen que Yalta fue el lugar donde Occidente traicionó a Polonia y a otros países del este. ¿Está usted de acuerdo con esta visión?

J. D.: Las cosas ocurrieron como ocurrieron, en parte por una acción unilateral de la Unión Soviética y en parte como fruto de un acuerdo. Las potencias occidentales no podían empezar una guerra con la Unión Soviética en aquel momento, cuando la Alemania de Hitler aún no estaba derrotada.



D.W.: A grandes rasgos, ¿qué aportó la Conferencia de Yalta al mundo? 70 años después, ¿qué fue positivo y qué fue negativo?

J. D.: Dos meses después de Yalta, se fundó la ONU. En realidad, allí se habló poco de la ONU, pero se acordó que cinco grandes potencias tuvieran derecho de veto. Tal y como estaban entonces organizados los países, aquello fue algo necesario, pero esta regla impide hasta hoy que la ONU sea más efectiva. Puede considerarse positivo que se iniciara el camino hacia la paz aún en tiempos de guerra. La actual situación de Europa tiene similitudes desde hace un par de años con la de aquel tiempo. Tanto la política de Putin como su actitud se vinculan con la política de poder de Stalin. Y eso produce una situación muy peligrosa. Tras el fin del conflicto entre este y oeste, pensábamos que se habían superado las divisiones. Ahora vemos que la actual Rusia, mucho más pequeña que la antigua Unión Soviética, se conduce por la misma senda y eso es muy inquietante. Pensábamos que lo habíamos superado, pero no lo hemos conseguido.