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lunes, 15 de noviembre de 2010

El Valle de los Caidos, una muerte anunciada.





Reproduzco del blog amigo Tellagorri, http://tellagorri.blogspot.com
 el siguiente artículo.
Escena 1. Un grupo de 23 monjes, seguidos por 30 niños de su escolanía, abandona su claustro y abadía para celebrar misa al borde de la carretera. Sólo así les permiten el encuentro con sus feligreses. Rezar al raso es también su protesta. 

Escena 2. Ninguna bandera de España, con o sin águila, ni camisa azul, ni Cara al Sol acompaña la sepultura de Franco. Además, poca gente lo sabe, bajo la famosa losa no enterraron a Franco. Está en otro sitio.

Y entre las dos escenas un grupo de benedictinos firmes en la tierra, como los pinos que hunden sus raíces en Cuelgamuros, clamando en silencio: "No nos moverán del Valle de los Caídos". Es la rebelión. El epílogo a una larga batalla que los religiosos se niegan a dar por perdida. 
Han chocado de bruces con un triste convencimiento: el Gobierno socialista quiere conseguir, cueste lo que cueste, que los monjes de la orden de San Benito abandonen el monasterio y todas las dependencias del Valle de los Caídos. Un paso más en su intento de "lavado integral" respecto al significado político  que tiene este monumento erigido por Franco.

Váyanse de una puta vez del Valle..! ¡A ver cuándo se enteran ustedes de que en España ya no se va a misa!

Ese es el grito que desde hace un año resuena en la cabeza de los benedictinos. Las voces se escucharon entre las cuatro paredes del despacho del entonces subsecretario de Presidencia, Juan José Puerta Pascual, ubicado en pleno corazón del complejo de La Moncloa (a escasa distancia del que ocupaba entonces su jefa, María Teresa Fernández de la Vega). 

Ocurrió el 21 de diciembre de 2009 y fueron testigos el susodicho alto funcionario, el abad del Valle de los Caídos, padre Anselmo Álvarez, el prior de la congregación, padre Alfredo Maroto, y también un director general de Presidencia, Pablo Larrea Villacián.

"En esa reunión de tres horas, se le faltó el respeto al abad", es lo único que se atreven a comentar, respecto a lo allí sucedido, los propios monjes.

La tragedia familiar del padre Anselmo, abad del Valle, es toda una memoria histórica de España: su padre, lechero que abastecía al monasterio de la Encarnación, en Madrid, fue fusilado en el Madrid de la guerra por el Frente Popular; una hermana suya de 13 años murió víctima de los bombardeos franquistas sobre Madrid en diciembre de 1936, y un tío suyo republicano murió combatiendo en la batalla de Brunete. Los tres familiares se encuentran hoy, sin identificar, en los osarios del Valle. 

A día de hoy las relaciones entre el Sultán de Moncloa y los monjes están completamente rotas y los propios benedictinos han iniciado acciones judiciales en defensa de sus derechos. Por eso, cada vez que suena el teléfono en el monasterio, los monjes tiemblan, ya que saben que no es el cartero quien llama, y sí el Gobierno para dar, siempre verbalmente, nuevas órdenes que limitan y persiguen la libertad religiosa de los fieles y su propia libertad de culto: 
"Padre Anselmo, el Gobierno ha tomado nota del grave deterioro del Valle y se ocupará, sin la participación de ustedes, de la restauración del complejo monumental (diciembre de 2009)".

"Padre abad, la escultura de la Piedad de Ávalos debe ser restaurada. Vamos a proceder, con una sierra radial, a su partición "(enero 2010). 






"Queridísimo padre Anselmo, mañana quedará cerrada la basílica por motivos de seguridad. Para poder acudir a misa se deberá entrar por el monasterio"(lunes de Pascua, 6 de abril de 2010, cierre total del Valle y de la puerta de la basílica alegando la restauración de la Piedad)... 

" Querido padre, vamos a abrir los osarios para realizar una cata e identificar restos" (octubre de 2010).
"Padre abad, tenemos órdenes de la Delegación del Gobierno, a partir de hoy no se va a permitir el acceso a la misa de 11, salvo para aquellas personas que ustedes conozcan y den su expresa autorización personal" (pasado sábado 6 de noviembre)".

La vida en el Valle de los Caídos no siempre ha sido así. En otros tiempos, no tan lejanos, las relaciones de los benedictinos con Patrimonio del Estado fueron excelentes. Incluso durante la época de Felipe González. Eran años donde el Valle formaba parte del 3,2,1 del hit parade de los monumentos nacionales más visitados en España. Caravanas de autobuses y coches con turistas de todo el mundo no cesaban de visitar el monumento, sacando fotos dentro y fuera de la basílica y Patrimonio veía incrementar sus ingresos, año tras año, mediante la venta de entradas, una tienda de recuerdos y regalos, dos cafeterías, el funicular y un restaurante donde se celebraban bodas, bautizos y comuniones. Entre puestos directos e indirectos, más de 300 personas vivían del negocio del Valle.

Hoy de todo aquello no queda nada. Sólo 23 monjes, una escolanía-colegio con 50 niños, siete profesores, un educador y cinco personas de mantenimiento.

 Zapatero ha conseguido todo un milagro: benedictinos en las portadas de los periódicos exigiendo libertad religiosa.

Preguntado sobre algo tan excepcional como celebrar una misa al lado de una carretera: "Es una decisión que se adoptó el día anterior en Capítulo, valorando las circunstancias que ocurrieron ese sábado. Pensé: "Si hay que ir a la cárcel por defender mi fe y ejercer un derecho fundamental, se va". 

El hospedero es el padre Eufrasio, de 82 años. Es uno de los monjes que vinieron desde Silos en 1958 para fundar este nuevo recinto monacal. 

Y es que la paciencia benedictina, heredada desde los monjes copistas de la Edad Media, tiene sus límites. ¿Sucede ahora lo mismo, con este novedoso "no nos moverán" de los monjes? 

-¿Tiene cinco minutos?, me gustaría hablar con usted, le dice el periodista.

-No sabe usted la cantidad de gente que conozco y que ha pasado por el Valle. El primero, el Rey Juan Carlos. Cuando era Príncipe de Franco venía mucho por aquí. El que nos quiere mucho es Adolfo Suárez, siempre ha sido muy cariñoso con nosotros. Rodolfo Martín Villa también nos tenía mucho aprecio. Y es que por el Valle ha pasado todo tipo de gente: Juan de Borbón; los reyes de Bélgica; Richard Nixon; el propio Papa Benedicto XVI, cuando era cardenal Ratzinger en 2000, estaba en los cursos de El Escorial y vino al Valle. Como yo hablo alemán estuve charlando un rato con él." 

El padre Eufrasio no para de contar anécdotas. Lo cierto es que desde 1976, El Rey no ha vuelto a pisar el Valle, y sería un milagro que el Papa visitara en 2011 a estos pobres monjes con problemas. Ni siquiera la Conferencia Episcopal ha emitido un comunicado de apoyo. Están completamente solos. Pero no se piensan mover de allí. Por muy fuerte que soplen los vientos de izquierda o de derecha. 

¿Resistirán?


Nota: ver también mi artículo en este blog y también sobre este mismo tema de fecha 22/03/2010