domingo, 27 de agosto de 2017

De manifestaciones, miedos y escarnios.

Corría el año 1942, y era ministro de Exteriores y del Interior el todopoderoso Ramón Serrano Suñer (cuñado de Su Excelencia, por más señas); en aquella época el tema de Gibraltar constituía un leitmotiv de las reivindicaciones del Régimen por lo que continuamente se organizaban manifas  frente a la embajada británica protestando y tirando piedras en defensa de la soberanía española sobre Gibraltar. El embajador británico en España, Sir Samuel Hoare, telefoneó al todopoderoso biministro, para advertirle de que tenía frente a su embajada miles de manifestantes en actitud violenta. Serrano Suñer preguntó al embajador si quería que le mandase más policías. No, quiero que me mande menos manifestantes” contestó el Embajador.
Nunca he creído en la eficacia de las “manifas” ; en todas se adivina una utilización oportunista con la que  los organizadores pretenden demostrar la validez de sus propósitos amparándose para ello  en la asistencia masiva de ciudadanos, la mayoría desocupados, muchos sobornados a golpe de bocadillo, casi todos  intelectualmente débiles y muy influenciables por los gritos y consignas que los organizadores gritan y repiten como “mantras”; el resto, junto con ingenuos ciudadanos llenos de buena voluntad, son activistas profesionales, gentes exaltadas, fanáticas o radicales de la causa que se trate.
En todo caso ni la cordura, ni la moderación ni  la sensatez son los valores predominantes ni entre organizadores ni la mayoría de los asistentes.
Todas estas consideraciones pueden aplicarse a la manifa  contra el terrorismo (Barcelona, 26/08/2017) en la que decenas de miles de personas  gritaban un lema o mantra repetido a gritos hasta la afonía “no tenemos miedo”  (en catalán “No Tinc Por”)
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El gran periodista Federico Jiménez Losantos publica hoy un intencionado artículo el Libertad Digital:
en el que relata, con su incisiva prosa, el verdadero significado y posibles consecuencias de la manifa de Barcelona .Seguidamente me complace reproducir un amplio resumen de su artículo:
La Diada del Terror: no a la islamofobia, sí a la hispanofobia.
“ “ Mucho miedo, poca vergüenza y ninguna dignidad: ese podría ser el balance de la I Diada del Terror o la Diada del Terrorismo del Año I de la Independencia Catalana, que, por otra parte, ha dejado nítidamente claro que ni Barcelona ni ciudad alguna golpeada por el islamismo terrorista necesita manifestaciones, porque la del Islam contra Occidente es una guerra y las guerras ni se hacen con flores ni se ganan con pancartas.Otra cosa es que, como ayer, se quisiera negar la guerra que existe y se escenifique algo que no puede existir, que se actúe como si el terrorismo fuera materia opinable y la calle dictaminara si continúan matando o no por votación popular con los pies o concentración de manos blancas. Lo que ayer quedó claro en Barcelona es lo que en España deberíamos saber desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco: las grandes manifestaciones sólo sirven para demostrar el estado de conmoción de la masa, que se agrupa y amontona para demostrar lo que niega: que está muerta de miedo. Y que sus dirigentes, tan asustados como ella, unen democráticamente su pavor al ajeno para diluir en un estado de confusión emocional sus responsabilidades.Mariano, como si nadaNo, no hacía falta ninguna manifestación contra el terrorismo. Y si la hubo fue para darles un alegrón a los terroristas, que pudieron comprobar la debilidad de España, y para que los golpistas del 1 de octubre entrenasen viendo lo mismo que mostraron a los islamistas: que España es el eslabón más débil de Occidente, de Daar al-Islam, de la tierra un día invadida por ellos y que están en camino de tomar otra vez. La operación no ha podido salirles mejor a los terroristas de hace una semana y a los golpistas de dentro de un mes…... ….Porque este Gobierno ... ha arrastrado al Rey a una humillación que no es personal, porque personalmente ni el Rey ni el Presidente existen. Son sólo –y no es poco- representantes de todos los españoles, y como tales fueron afrentados por una banda organizada de golpistas que están envalentonados…. Fue aún peor que la de hace tres años en el Nou Camp, cuando se pitó e injurió al himno que representa a todos los españoles y nadie se fue del palco.Miedo, no: pánico al IslamEl miedo exhibido por la sociedad catalana, quizás la más cobarde de Europa junto con la vasca, que sostiene y soporta la dictadura nacionalista, logró convertir lo que, de ser algo, debería haber sido un acto contra el islamismo, que es lo que está detrás del terrorismo contra Occidente desde el 11S, en un acto contra lo que el pensamiento único progre llama islamofobia y también en un alarde de hispanofobia, porque alguien tiene que tener la culpa y hace muchos años que de todo lo que pasa en Cataluña tiene la culpa España. De los muertos de las Ramblas, también.En vez de reprochar a los 600.000 musulmanes que viven y cobran en Cataluña y que, como en toda Europa, no hacen nada para integrarse salvo aprender lo que el bastión islamófilo El País ha llamado "perfecto catalán de payés" (el de ciudad no será racialmente tan perfecto), la Diada del Terror se convirtió en un acto de cariño a las mamás de los terroristas, agasajadas gráficamente en los medios islamófilos, y a "esos cinco niños que ya no están con nosotros", como dijo su cuidadora social en el artículo "¿Qué estamos haciendo mal?" Para empezar, ella, cobrar.En el escenario, para ejemplificar el miedo, el pánico absoluto al Islam en esta miedocracia políticamente correcta, no hubo una sola imagen de los asesinados por los islamistas pero sí una musulmana que, en nombre de la religión de la paz y del amor, dirigió amablemente la palabra a los infieles. Lo que no sé es por qué la eviterna Sardá citó a Lorca. ¿Para achacar al franquismo las muertes de las Ramblas? ¿A la Guardia Mora, quizás?Estamos maduros para el golpe del 1 de OctubreA lo único que no tienen ningún miedo los separatistas es a España, o por lo menos a sus instituciones. …...La masacre de Las Ramblas ha servido para comprobar que ya hay un ejercitillo separatista, al mando del Mayor Drapaire (trapero, en catalán) dispuesto a poner las urnas del Golpe y que también hay un dizque gobierno de España dispuesto a no quitarlas. Más fácil, imposible.Por último, y respetando su buena voluntad y aunque la gran mayoría de la opinión pública lo haya respaldado, creo que el Rey se ha equivocado dos veces en esta última semana. Primero, con su comunicado diciendo que los islamistas son "sólo asesinos". Si lo fueran, si sólo fueran eso, el terrorismo islamista no existiría o no sería el problema militar, político y cultural que es. En segundo lugar, yendo de nuevo a Barcelona.El Rey debe perder el miedo al qué diránEs cierto que la gente, ahora, aplaude su valor por ir a una encerrona, de la que es responsable el Gobierno del diálogo con el separatismo. Pero el Rey no puede estar en un concurso de popularidad permanente porque no se presenta a unas elecciones. No debería aparecer en actos políticos. En la mayoría de los que tienen lugar en España, porque son contra España y por tanto contra la Corona, así que no debería respaldarlos. Y en los que son, por así decirlo, de emotivo consenso popular, porque los reyes ya habían hecho lo que tenían que hacer: consolar a los huérfanos y animar a los heridos. Si el Rey está para salir a la calle, estamos poniendo a la calle al nivel del Rey.Felipe y Letizia, como todas las fuerzas constitucionales, deberían perder ya el miedo al qué dirán. Hagan lo que hagan, los podemitas y los separatistas dirán pestes; y los rajoyanos musitarán algo y no harán nada. Ya digo que entiendo su buena intención, pero bastante tiene con dedicarse a reinar, sobre todo con este Gobierno de mansos que se niega a gobernar.
Por la transcripción:
F.J. de C.
Madrid, 27 de agosto de 2.017

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