lunes, 22 de agosto de 2016

Ingeniería de vanguardia: El puente de cristal más alto y largo del mundo se inaugura en China.




El puente, situado en el parque natural Zhangjiajie, uno de los parques naturales más visitados de China, está reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad desde 1992; el parque también cuenta, desde el año 2002, con un ascensor de cristal que se eleva hasta los 330 metros. Más de 30 millones de turistas visitan el enclave cada año.
Este puente ostenta 10 récords mundiales. Además de ser el más alto del planeta, también es el más largo (430 metros en total, 375 si solamente se cuenta la parte que cuelga) y cuenta con la plataforma más elevada del mundo para practicar puenting y con el columpio más largo de Asia. La pasarela está hecha de grandes paneles de cristal de unos 6 metros de ancho y puede sostener a 800 personas. El famoso mirador sobre el Gran Cañón del Colorado en Estados Unidos, que mide 21 metros de longitud y se alza 219 metros sobre el fondo, se queda muy pequeño en comparación con el de Zhangjiajie.
La obra, creada por el arquitecto israelí Haim Dotan, fue concebida para ser "lo más invisible posible para no obstruir las vistas", según explicó en su momento el creador. Las imágenes hechas públicas por el parque natural muestran una estructura que une dos acantilados del cañón y que se sostiene gracias a cuatro inmensas vigas de acero y hormigón, dos en cada extremo.
La inversión total ha alcanzado los 460 millones de yuanes (unos 62 millones de euros).

Cuenta con más de 3.000 pilares de roca —los más altos se alzan hasta 200 metros— que sobresalen de un denso bosque tropical. Son el resultado de millones de años de erosión a causa de las intensas lluvias que azotan el área.

Los visitantes del famoso parque accedieron este sábado por primera vez a la estructura. AP



Ante las dudas sobre su seguridad, antes de la inauguración los responsables del parque natural han organizado varias actividades para probar la resistencia del cristal. En uno de estos exámenes, decenas de voluntarios golpearon con la ayuda de mazos uno de los vidrios del suelo de la estructura en repetidas ocasiones. La primera capa se hizo añicos, pero las dos restantes no sufrieron daños. Para terminar de desvanecer las dudas, un todoterreno circuló varias veces sobre este panel agrietado, sin que se produjeran más daños, ante el asombro -y el sufrimiento- de los espectadores.
F.J. de C.
Madrid, 22 de agosto de 2016

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