sábado, 21 de septiembre de 2013

La entrevista al Papa Francisco.





El Papa Francisco ha  concedido una larga entrevista a Antonio Spadaro, director de "La Civiltà Cattolica", revista de los jesuitas de Roma que ha sido publicada al mismo tiempo en otras dieciséis revistas de la Compañía de Jesús en todo el mundo; esta entrevista, realizada durante mas de seis horas a lo largo de tres sesiones,  ocupa veintiocho páginas, lo que es un claro indicio de que su contenido será muy denso y por tanto imposible de resumir en cuatro titulares, mas o menos malintencionados, como hemos podido observar que han publicado los medios españoles y las redes sociales en los que se ha destacado casi  como único aspecto sobresaliente de la misma, la afirmación: “yo no soy un Papa de derechas” .
Para no caer en la misma simpleza de esos medios, me complace reproducir la crónica de un gran periodista italiano, Sandro Magister, http://chiesa.espresso.repubblica.it/
He aquí su artículo:

Las confesiones del Papa que vino de lejos


Hay dos pasajes en los que el papa Francisco desvela uno de los mayores enigmas de su pontificado.Explica con ello porque es tan taciturno sobre las cuestiones en las que los Papas que lo precedieron se han enfrentado más vehementemente con la cultura dominante.El primero de estos pasajes es el siguiente:


“No podemos seguir insistiendo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar.“Las enseñanzas de la Iglesia, sean dogmáticas o morales, no son todas equivalentes. Una pastoral misionera no se obsesiona por trasmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente. El anuncio misionero se concentra en lo esencial, en lo necesario, que, por otra parte es lo que más apasiona y atrae, es lo que hace arder el corazón, como a los discípulos de Emaús.
"Tenemos, por tanto, que encontrar un nuevo equilibrio, porque de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio. La propuesta evangélica debe ser más sencilla, más profunda e irradiante. Sólo de esta propuesta surgen luego las consecuencias morales.
"Digo esto pensando también en la predicación y en los contenidos de nuestra predicación. Una buena homilía, una verdadera homilía, debe comenzar con el primer anuncio, con el anuncio de la salvación. No hay nada más sólido, profundo y seguro que este anuncio. Después vendrá una catequesis. Después se podrá extraer alguna consecuencia moral. Pero el anuncio del amor salvífico de Dios es previo a la obligación moral y religiosa. Hoy parece a veces que prevalece el orden inverso.
"La homilía es la piedra de toque si se quiere medir la capacidad de encuentro de un pastor con su pueblo, porque el que predica tiene que reconocer el corazón de su comunidad para buscar dónde permanece vivo y ardiente el deseo de Dios. Por eso el mensaje evangélico no puede quedar reducido a algunos aspectos que, aun siendo importantes, no manifiestan ellos solos el corazón de la enseñanza de Jesús".……….El segundo pasaje revelador se inspira en esta observación del papa Jorge Mario Bergoglio:


"La nuestra no es una fe-laboratorio, sino una fe-camino, una fe histórica. Dios se ha revelado como historia, no como un compendio de verdades abstractas".
El padre Spadaro escribe:
"Pregunto al Papa si esto tiene validez también, y cómo, en el caso de una frontera cultural tan importante como es la del desafío antropológico. La antropología que la Iglesia ha tomado tradicionalmente como punto de referencia y el lenguaje con el que la ha expresado siguen siendo referencia sólida, fruto de una sabiduría y experiencia seculares. Y sin embargo, el hombre al que se dirige la Iglesia no parece ya comprender esa antropología y ese lenguaje, ni considerarlos suficientes. Comienzo exponiendo el hecho de que el hombre se está interpretando a sí mismo de modo diferente a como lo ha hecho en el pasado, con categorías diferentes. Y esto se debe también a grandes cambios en la sociedad y a un estudio más hondo de sí mismo.
"El Papa, en este momento, se levanta y va a tomar su Breviario de la mesa de trabajo. Es un Breviario en latín y ya muy ajado por el uso. Lo abre por el Oficio de Lectura de la Feria Sexta, es decir, del viernes de la semana XXVII. Me lee un pasaje extraído del 'Commonitorium Primum' de san Vicente de Lerins: 'Ita etiam christianae religionis dogma sequatur has decet profectuum leges, ut annis scilicet consolidetur, dilatetur tempore, sublimetur aetate' (El mismo dogma de la religión cristiana debe someterse a estas leyes. Progresa, consolidándose con los años, desarrollándose con el tiempo, haciéndose más profundo con la edad)".
Y prosigue el Papa:
"San Vicente de Lerins compara el desarrollo biológico del hombre con la transmisión del 'depositum fidei' de una época a la otra, que crece y se consolida con el paso del tiempo. Ciertamente, la comprensión del hombre cambia con el tiempo y su conciencia de sí mismo se hace más profunda. Pensemos en cuando la esclavitud era cosa admitida y cuando la pena de muerte se aceptaba sin problemas. Por tanto, se crece en la comprensión de la verdad. Los exégetas y los teólogos ayudan a la Iglesia a madurar su propio juicio.
"Las demás ciencias y su evolución ayudan también a la Iglesia a aumentar su comprensión. Hay normas y preceptos eclesiales secundarios, una vez eficaces pero ahora sin valor ni significado. Es equivocada una visión monolítica y sin matices de la doctrina de la Iglesia.
"Por lo demás, en cada época el hombre intenta comprenderse y expresarse mejor a sí mismo. Y por tanto el hombre, con el tiempo, cambia su modo de percibirse: una cosa es el hombre que se expresa esculpiendo la Nike de Samotracia, otra la de Caravaggio, otra la de Chagall y, todavía, otra la de Dalí. Las mismas formas de expresión de la verdad pueden ser múltiples, es más, es necesario que lo sean para la transmisión del mensaje evangélico en su significado inmutable.
"El hombre va a la búsqueda de sí mismo, y es natural que en esta búsqueda pueda cometer errores. ¿Cuándo deja de ser válida una expresión del pensamiento? Cuando el pensamiento pierde de vista lo humano, cuando le da miedo el hombre o cuando se deja engañar sobre sí mismo. Podemos representar el pensamiento engañado en la figura de Ulises ante el canto de las sirenas, o como Tannhäuser, rodeado de una orgía de sátiros y bacantes, o como Parsifal, en el segundo acto de la ópera wagneriana, en el palacio de Klingsor. El pensamiento de la Iglesia debe recuperar genialidad y entender cada vez mejor la manera como el hombre se comprende hoy, para desarrollar y profundizar sus propias enseñanzas".

………..


De estas dos argumentaciones se deduce que el papa Francisco está lejos de ver en la revolución cultural actual el tremendo pasaje de civilización denunciado enérgicamente por los Papas que lo han precedido.
Prevalece en Bergoglio la idea que el hombre nuevo que avanza, más que poner duramente a prueba a la Iglesia, la ayuda a crecer en la comprensión de la verdad y a desprenderse de " normas y preceptos eclesiales secundarios, una vez eficaces pero ahora sin valor ni significado".















Sandro Magister


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