Mariano Rajoy |
Helo, helo, por do viene
el buen Mariano Raxoy,
con los homes e mugieres
que sus escuderos son.
Todos eran fijosdalgo
e fijodalgas de pro.
Todos le facen pelota
e todos le dan xabón.
E todos, por el verano,
visten ropajes de sport,
e ponen anchas sonrisas
cual les manda el assesor.
Viérades allí a Soraya,
la de la aflautada voz,
que aunque lleva nombre moro,
es cristiana de nación.
Viérades a doña Cospe,
la que Toledo ganó,
e cuia fría mirada
a todos pone pavor.
Viérades allí al garrido
Esteban González Pons,
de mesuradas palabras
e de atezada color.
Viérades allí a Montoro,
sesudo administrador
de dineros e faciendas,
más sabio que Salomón.
E viérades a Ana Mato,
la del pelo de cartón,
que fabla tan comedida
por non cometer error.
Viérades allí a Moragas,
famoso lisonjeador,
que non s’aparta ni un palmo
del líder que lo nombró.
Viérades los pelos crespos
de Alberto Ruiz-Gallardón,
que en Magerit, essa villa,
se assienta de regidor,
e guarda en su turbio pecho
la más dañosa ambición.
Viérades también a Arenas,
adalid de gran tesón,
que quiere tomar Sevilla
e ofrecella a su señor.
Non viérades entre ellos
al pastelero mayor,
a Pedro Arriola, que en casa,
como siempre, se quedó.
Viérades a Villalobos,
la esposa del anterior,
que suelta bellaquerías
sin mudalle la color.
Viérades allí al gallego
Alberto Núñez Feixoo,
que ni diz mala palabra
ni faz una buena acción.
Viérades también a Trillo,
solapado muñidor,
cuios muy grandes pecados
los sabe su confesor.
Viérades a Nacho Uriarte,
el más fiero adulador,
maguer que de su caletre
nunca una idea salió.
Viérades a otro escudero,
que casi cuenta por dos:
Pío García-Escudero,
valga la reiteración.
E viérades a Lassalle,
e también a Ana Pastor,
e, por detrás, a otros muchos
de que non faré mención.
Todos miraban al líder;
todos catan al señor.
E allí fablara Mariano,
desta manera fabló:
"Llegados aquí, vassallos,
que non vos falte el valor.
Aína conquistar hemos
el mando de la nación.
Non metades ya la pata,
non cometades error,
non hayades un descuido,
non dedes un resbalón,
ca el enemigo es taimado
e s’ensañará feroz.
E cuando ya a la conquista
le pongamos colofón,
barrunto que comer hemos
un monumental marrón."
Mesose Raxoy las barbas
e, mirando en derredor,
dixo que si alguien quería
preguntar cualquier quistión.
Catábanse unos a otros
con no poca turbación,
sin osar decir palabra,
fasta que al final largó
un otro que non les dixe
en la previa relación:
un curtido gentilhombre
llamado Jaime Mayor:
"E cuando, con la victoria,
hayamos gobernación,
¿qué decretos e medidas
faremos a la sazón?"
Infló Raxoy los mofletes
e deste modo fabló:
"Faremos, sin dubda alguna,
lo que podamos. O non."
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