Escribe: ALFREDO PALACIOS DONGO. Almirante (r) Armada del Perú.
Durante una visita al terminal portuario del Callao, el pasado día 17, el presidente de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), Rómulo Pizarro, dijo lo que es harto conocido desde hace muchos años: que “el 80% de la droga producida en el Perú sale por los puertos”, añadiendo que “se establecerán diversas acciones que permitan prevenir la salida de drogas del país a través de los principales puertos nacionales”.
Sin embargo, desde que Pizarro asumió DEVIDA, en setiembre de 2006, viene repitiendo lo mismo. En noviembre de ese año, al informar sobre la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2007-2011, anunció que el mar es la vía más utilizada por los narcotraficantes y que incluiría nuevas estrategias para la interdicción marítima. Pero lo más preocupante es que ya hayan pasado casi tres años de su gestión y casi toda la droga sigue saliendo por esta vía, no habiendo cumplido el objetivo y eje estratégico sobre interdicción de dicho Plan: “Detener y disminuir sostenidamente la producción y tráfico ilícito de drogas”. Por el contrario, lo que se ha incrementado sostenidamente durante los últimos cuatro años es la producción de cocaína de 260 a 302 toneladas, ocasionando el aumento que sale por el mar, de 208 a 242 toneladas, la cual es enviada principalmente a mercados de Rusia, Singapur, Tailandia, China, Alemania, España, Holanda, Israel, Bulgaria, México, EE UU y Sudáfrica.
Además de usar los narcotraficantes lanchas o bolicheras desde pequeños puertos o caletas de la costa para trasladar la droga a grandes barcos en alta mar, la principal modalidad es sacar la droga camuflada en contenedores por los puertos de Paita, Pimentel, Chimbote, Salaverry, Ilo y Matarani, pero principalmente por el Callao, ya que concentra el 80% de movimiento de contenedores en el país y actualmente opera unos 2,200 diarios, lo cual se duplicará en el segundo trimestre de 2010 al entrar en operación el Muelle Sur.
A pesar de esta situación, el puerto del Callao y menos el resto de puertos del litoral no cuentan con equipos de rayos X. Justamente con estos equipos empleados en la mayoría de puertos del mundo –cuyo costo unitario aproximado es de US$ 20 millones y tienen capacidad de examinar en unos 40 segundos contenedores con planchas de acero gruesas– se vienen detectando buques que han zarpado del Perú con destino a Europa con droga camuflada en su interior. Desde el 2008 a la fecha han sido capturados en diferentes puertos cinco buques que zarparon del Callao: en Nassau y en Freeport, Bahamas; en México, en los puertos de Mazatlán y Manzanillo; y en el Canal de Panamá. Además, en mayo y junio pasados, fueron capturados tres buques en aguas internacionales por la guardia costera de EE UU, uno que zarpó de Pimentel intervenido en la proyección al litoral de Piura, y los otros dos que zarparon del Callao, a 300 millas en proyección frente al Canal de Panamá.
En este contexto, conjuntamente con las acciones de dimensión social y económica, y del componente militar-policial del Plan VRAE, para disminuir el alto porcentaje de droga que sale por el mar se requiere que el gobierno asigne recursos financieros, tecnológicos y logísticos para efectuar programas de interdicción marítima con aviones Orión y patrulleras, se requieren acciones de inteligencia en tierra, de seguridad portuaria y fortalecimiento, con equipos de rayos X, de la capacidad de detección y decomiso de embarques de droga.
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