viernes, 5 de diciembre de 2008

Terrrismo de ETA (2).

La lluvia casi gris que ayer caía sobre Azpeitia era el perfecto reflejo de una sociedad delirante que convive con la violencia, acostumbrada al asesinato de inocentes y donde son habituales frases como las que pronunciaba, extenuada por el dolor, Olatz Uría, hermana de Ignacio. De los ocho hermanas, cinco hijos y 32 sobrinos del empresario asesinado, ella fue la más decidida para tomar la palabra.

«Manoli (la viuda) necesita a su marido. Necesita mucho cariño. Está valiente, pero...». Ignacio y su esposa «viajaban mucho», se necesitaban tanto que «ella lo va a llevar muy mal». Tanto les gustaba viajar que hoy mismo tenían pensado salir para pasar el puente en Alicante. De hecho, su hijo mayor les había lavado el coche para hacer más confortable el trayecto. «¿Por qué no nos fuimos el lunes de viaje?», se repetía, atormentada, la viuda, según narró Olatz entre lágrimas. Escenas de sufrimiento que espeluznan a cualquiera y que se repitieron en la capilla ardiente, instalada en el tanatorio de la localidad.

Por allí pasaron los políticos y decenas (tan sólo unas decenas) de vecinos para expresar su repulsa al crimen y su solidaridad con la familia. En Azpeitia viven 14.000 personas.Por la mañana, le tocó el turno a las autoridades y miembros de los partidos. Destacó que el presidente del Gobierno y el líder del PP compartieran viaje, imagen y firmeza. Acompañados por el ministro del Interior, ambos viajaron desde Madrid en el mismo avión. donde, según pudo saber ABC, mantuvieron una mini-cumbre para trasladar una imagen de unidad contra el terror. Algo que quedó escenificado cuando llegaron al tanatorio. Incluso, pasaron juntos unos minutos junto a la familia y también se marcharon a la vez. Zapatero y Rajoy buscaron esa imagen de unidad, conseguida tras varios contactos previos. El presidente del PP salió después «muy impresionado» por la calidad humana de los Uría, una familia volcada en su trabajo.

«Si hubiésemos sido...»

Luis Mendizábal, primo del fallecido que hacía las veces de portavoz, destacó lo importante que fue esa visita para Manoli, que recuperó algo de su entereza. Entre la familia también cabe recoger, por su elocuencia, el testimonio de Imanol Uría, hermano del asesinado, y que afirmó, desconcertado, lo siguiente: «Si hubiésemos sido... no sé qué... Pero hemos estado toda la vida a rastras, a rastras. Hemos llegado hasta aquí y esto es lo que ha pasado».

Con la salvajada cometida por ETA, el nacionalismo vasco ha vuelto a retratarse. Como es preceptivo, ANV no condenó el asesinato. «¿Es que no viene nadie de ANV?», comentó con gruesa ironía un vecino muy enojado durante la concentración frente al Ayuntamiento. Pero el nacionalismo denominado moderado también ha quedado al desnudo. En primer lugar, la lógica falta de condena de los proetarras provocó que EA y Aralar decidieran abandonar el gobierno municipal. Así, parece que estos dos partidos son los únicos colectivos de España que desconocen cómo se las gastan los que eran sus socios hasta anteayer.

Zapatero y Rajoy, juntos, ofrecieron una imagen de unidad

Igualmente, resulta llamativo comprobar que el PNV ha ofrecido una reacción furibunda que poco tiene que ver con la forma en que denuncia otros crímenes de ETA. Los jeltzales se han volcado en arropar a la familia, Ibarretxe se ha puesto al mando de las manifestaciones de condena y los concejales no han dudado en censurar sin complejos ni medias tintas la infame actitud de ANV. Como recordó ayer Arzalluz, los etarras han asesinado a «un hombre de la tierra» al que conocía en persona porque son «del mismo valle». Una afirmación parecida a aquella que pronunció un dirigente del PNV cuando, en agosto de 2000, fue asesinado el empresario José María Korta. Entonces, el diputado general de Guipúzcoa, Román Sudupe, afirmó que se trataba de «un abertzale, uno de los nuestros». Inexplicables distinciones entre asesinados según su adscripción ideológica o lugar de nacimiento.

Uría era un hombre de costumbre humilde que solía jugar a las cartas con sus amigos en dos bares-restaurantes, el «Kiriru», al que se dirigía cuando fue tiroteado y cuyos trabajadores están más que dolidos por lo acaecido, según comprobó ABC, y el «Uranga», donde también decían sentir la pérdida, pese a que ayer continuaban las partidas como si nada hubiera pasado. Todos los que conocían al empresario lo definen como una persona «muy buena» y «muy alegre». En el «Kiriru» le esperaban para jugar «con el tapete puesto sobre la mesa», pero las balas etarras impidieron que llegara. En el lugar donde fue acribillado, al lado de su empresa, un ramo de flores y una decena de velas honran su memoria.

Triste lema

Además de las visitas al tanatorio y de la concentración frente al Consistorio que reunió a varios centenares de vecinos, a las diez y media de la mañana unos 300 trabajadores se concentraron en la puerta de la sede de la empresa Altuna y Uría. Contrastaba el silencio y la tristeza de los presentes, casi todos ellos del sindicato ELA, con la ausencia de los de LAB y con una bandera a favor de los presos etarras situada en una ventana junto al edificio.

Y en la pancarta que presidía la concentración, nueva radiografía del nacionalismo. Toda la contundencia, todo el dolor y la rabia se quedaba en un melifluo y casi acobardado lema: «Porque somos trabajadores y abertzales, no estamos de acuerdo». Pues menos mal.

Banderas y carteles con la simbología proetarra que también pueblan el casco viejo de Azpeitia. Las calles Erdi y Goiko, con la sede de LAB, una antigua tienda convertida en escaparate para fotos de presos etarras y varias «herriko tabernas», constituyen un monumento a la ignominia.

ABC. 5/12/2.008 

COMENTARIO F.J.

Produce estupor, visto desde fuera, lo mismo en Azpeitia ayer, como en Mondragón el otro día y como siempre. Pero por desgracia ésa es la situación real y no cambiará nada, porque ellos no quieren que cambie; ellos son los nacionalistas, PNV, EA Aralar y los de IUEB mas los sindicalistas afines.
Menos lágrimas de cocodrilo y más actuar, pero este gobierno PSOE no actuará porque sigue pensando en la maldita negociación.
E
l problema en las vascongadas es que, salvo ETA, nadie quiere actuar.
Lo ha dicho muy claro el "aita" Arzallus.Hay que aguantar.Y así les va.
ETA, no sería nada si los nacionalistas quisieran de verdad que desapareciera; el problema es que no quieren; ellos, los "aita" demas tropa pueden aguntar porque saben que a ellos no les tocan un pelo. Los demás, "españoles de M" que aguanten y si no, ANCHA ES CASTILLA que se vayan de una p--a vez.
Esa es la triste realidad y como piensan ésos; por eso la ETA nunca desaparecera.

 

 


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