El asesinato del empresario Uría ha venido a descubrir la trampa tendida por Zapatero a la ingenua oposición de Mariano Rajoy. El presidente circunflejo sigue negociando con Eta. Subterráneamente, y a través de instituciones extranjeras, pero sigue negociando. Además el pacto con el PNV para la aprobación de los presupuestos le pasa factura. Los lectores de El Imparcial han podido leer desde hace seis meses en esta columna advertencias fundamentadas de las trampas de Zapatero y su relación con Eta, tal y como desde el primer momento tras las elecciones generales ha subrayado Jaime Mayor Oreja.
La negativa zapateril a desalojar a ANV de los Ayuntamientos, “hasta después de las elecciones vascas”, ha desvelado el embuste del presidente del Gobierno. Varios editoriales del diario El Mundo han demostrado que, jurídicamente, el Gobierno puede hacer la operación. No va adelante por el pacto del presidente con el PNV y, tal vez, por la negociación que mantiene de forma encubierta con Eta. Sin el asesinato de Uría, la trampa hubiera quedado enmascarada. Ahora no. Ahora se puede presumir que Zapatero espera el momento adecuado para reanudar públicamente la negociación política, de tú a tú, entre el Gobierno y la banda terrorista.
El acercamiento de presos, contra la opinión de todos, que Zapatero ha impuesto a Rubalcaba, ha venido a corroborar el embuste. Una lástima. Muchos creían, y yo quería creerlo, que Zapatero había rectificado y que estaba dispuesto a sumarse a la única política seria contra Eta: el Estado de Derecho, la acción de Policía y Guardia Civil, la colaboración internacional, el peso de la ley y la cárcel.
He tenido ocasión de elogiar reiteradamente al presidente socialista en las últimas semanas porque su actitud en el rifirrafe provocado por un libro manipulado sobre la Reina ha sido impecable. Y porque, con sorprendente habilidad, ha sabido endosar una parte de la crisis económica a Rajoy, al que trata como a un pardillo. Pero en el pasaje ANV, y en lo que se vislumbra tras él, no sólo no se le puede elogiar. Hay que denunciar la trampa, el embuste y la tropelía.
de la Real Academia Española
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