domingo, 23 de noviembre de 2008

Politica internacional: Iberoamérica.


Se debilita Unión de Naciones Sudamericanas 

Alm ® Armada de Perú:  Alfredo Palacios Dongo.  

En esta misma columna, el 31 de mayo pasado analizábamos el nacimiento, con turbulencias y esperanzas, de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), por haberse suscrito días antes –el 23 de mayo– en la ciudad de Brasilia, el tratado constitutivo por los doce países sudamericanos –Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela–, para construir de manera participativa y consensuada un espacio de integración y unión sudamericana en los ámbitos social, económico, político y cultural; y en Defensa, a través del Consejo Sudamericano de Defensa (CSD).

Han pasado ya seis meses y lamentablemente es muy poco lo que se ha avanzado. Además de dos reuniones para revisar las gestiones de intentar desactivar el conflicto entre opositores autonomistas y el Gobierno de Evo Morales –que concluyó sin acuerdo final–, fue postergada la tercera reunión programada para octubre en Viña del Mar.

Desde su inicio, la Unasur se ha debilitado por diversos problemas. Entre ellos: 1) Conflictos diplomáticos entre Colombia con Ecuador y Venezuela que originaron el cambio de sede inicial y mantienen actualmente serias controversias; 2) Negativa del presidente de Colombia para ejercer su presidencia, ocasionando el nombramiento pro témpore de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; 3) Renuncia del Secretario General, Rodrigo Borja, quien hasta la fecha no ha podido ser reemplazado por desacuerdos entre los países, y agravios y vetos entre Argentina y Uruguay; 4) Ideologización que pretende darle el presidente de Venezuela Hugo Chávez, quien aspira a un liderazgo regional para influir en una política exterior común hacia EE UU, y asimismo, apoya el avance de Rusia hacia Sudamérica –considerado su aliado estratégico–, incluyendo despliegues de su flota hacia el Mar Caribe.

Además, tampoco ha surgido la principal iniciativa de la Unasur de crear el CSD proyectado para sentar las bases de una nueva geopolítica en la zona basada en una política comunitaria de seguridad y asistencia militar. En agosto pasado debieron presentarse las propuestas para definir su futuro, lo cual no ha sucedido. Interfieren las opiniones del presidente Chávez de comparar el CSD con el plan de Simón Bolívar de formar la alianza (sudamericana) “para defendernos en ese mundo de imperialismo, neoimperialismo y guerras preventivas”. También inquieta el reciente pedido público de Rusia, a través de su secretario del Consejo de Seguridad Nikolay Patruscev, para incorporarse como observador de este Consejo Sudamericano de Defensa, que aún ni se ha creado.

Según el artículo 26° del tratado, la Unasur entrará en vigor treinta días después de la recepción del noveno instrumento de ratificación, sin embargo, hasta la fecha solo lo han depositado los gobiernos de Bolivia y Venezuela, no percibiéndose prioridad en el resto de países firmantes para su aprobación legislativa y correspondiente ratificación gubernamental. Mientras ello no ocurra, la Unasur no cuenta con personalidad jurídica internacional.

En este panorama, se está debilitando la esperanza de que los países de la región encontremos finalmente una nueva realidad de acercamiento, unión e integración, semejante a la alcanzada por la Unión Europea.

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