ACTUALIDAD:Lizarza homenajea a Ramiro Quintero

 El Ayuntamiento de Lizartza, gobernado por el PP, celebró hoy un homenaje en recuerdo a Ramiro Quintero, guarda forestal del ICONA  que había pertenecido a la Guardia Civil y que fue asesinado por ETA el 2 de octubre de 1978 en esta localidad guipuzcoana.

   La alcaldesa, Regina Otaola, consideró "necesario" realizar este tipo de homenajes para "hacer Justicia" a las víctimas de la organización terrorista, y en este caso a Quintero, en un municipio que "durante mucho tiempo ha sido gobernado por los proetarras, promoviendo el olvido de aquel crimen mientras ensalzaban a terroristas locales como hijos predilectos del pueblo".

   El acto comenzó con una misa la ermita del Sagrario, que fue oficiada por el capellán del acuartelamiento de Intxaurrondo, y a la que acudieron la alcaldesa de Lizartza, Regina Otaola, y el resto de ediles populares que conforman la corporación municipal, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, y el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Juan Antonio García Casquero, y la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Rafaela Romero.

   Asimismo, estuvieron presentes diferentes cargos populares como el portavoz parlamentario en la Comisión de Interior del Congreso, Ignacio Cosidó, la presidenta del PP de Gipuzkoa, María José Usandizaga, el secretario general de la formación en Gipuzkoa, Borja Sémper, entre otros, así como el presidente de la Asociación  Independiente Profesional de la Guardia Civil, José Damata, y representantes de asociaciones de víctimas.  Posteriormente, el acto se trasladó a la Casa Consistorial, en cuyo salón de Plenos Otaola reconoció que la Corporación "se ha podido equivocar" al llevar a cabo el acto de este modo, ya que no se ha podido contar con la presencia de la familia en el mismo al haber conseguido ponerse en contacto con ella sólo hace tres días. "Es la primera vez pero esto irá a mejor el año que viene", aseguró.

"DESLEGITIMAR A ETA"

   La alcaldesa procedió a la lectura de una declaración institucional en la que consideró "básico" para combatir a ETA "deslegitimar sus principios tanto como sus medios, así como el discurso victimista del que se nutre" y lamentó que desde hace 30 años la vida en Lizartza "ha sido regida por la Ley del Silencio impuesta por los terroristas".

   Otaola recordó que Ramiro Quintero Ávila era oriundo del pueblo tinerfeño de Tacoronte, que llegó a Lizartza como guardia forestal destinado por el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) en marzo de 1977, al tiempo que señaló que fue un hombre "muy integrado en el pueblo que jamás había tenido problemas con nadie".

   Quintero fue tiroteado desde un coche, pocos minutos después de las nueve de la noche del 2 de octubre de 1978, por dos miembros de ETA-militar, recibiendo seis impactos de bala que le causaron la muerte inmediata. El atentado se produjo momentos después de que abandonara el bar Leku Alaia, situado junto a su casa y, según apuntó Otaola, "se da la circunstancia de que alguien había llamado al bar una hora antes, preguntando por él".

   "Esta es la verdad desnuda de justificaciones políticas o especulaciones interesadas. La verdad que hay que rescatar y fijar, precisamente para no dejar la posibilidad a los terroristas de crear su propio relato mitificador y a la vez victimista", insistió, para añadir que mataron a Quintero porque "los celosos guardianes de la ortodoxia nacionalista temieran un contagio masivo de españolismo en Lizartza" o "simplemente por trabajar para el ICONA".

 A su juicio, la aprobación de la Constitución en 1978 representó "el principio de la deslegitimación política y social del terrorismo" que, no obstante, "en Euskadi no se ha hecho todavía realidad" porque los dirigentes nacionalistas "siguen compartiendo sin rubor los fines de los terroristas y aprovechándose mezquinamente de la ventaja que les da el no ser objetivo de los terroristas como lo somos quienes precisamente no compartimos los objetivos políticos de ETA".

   Para lograrlo, la primera edil consideró "imprescindible" contar con las propias víctimas del terrorismo, porque ellas "tienen todas un significado político, desde el momento en que ETA mata para sembrar el terror y forzar al Gobierno a una negociación bilateral sobre los objetivos políticos de la banda".

"DEVOLVER LA DIGNIDAD"

   Por su parte, el presidente de la AVT calificó el día de "histórico" porque "después de 30 años se va a hacer justicia". De este modo, agradeció a la Corporación municipal "el devolvernos a las víctimas parte de la dignidad y de la memoria que se nos había arrebatado en los últimos años", al tiempo que les expresó su "admiración y respeto por el valor personal y cívico que transmitís a toda la sociedad española en la lucha contra el terrorismo".

   García Casquero aseguró que las victimas quieren conseguir el final del terrorismo "utilizando instrumentos del Estado de Derecho, no negociando ni cediendo al chantaje". A su juicio, es "inadmisible" colocar a "los etarras como interlocutores válidos" y reclamó a los Gobiernos vasco y central la revocación de la resolución del Congreso para negociar con la banda armada, y que se cumpla la Ley de partidos para que "el brazo político de ETA no esté en las instituciones".

   Por su parte, a la salida de la misa, la presidenta de las Juntas de Gipuzkoa se sumó al homenaje para poner "un granito de arena en ese proceso de reconstrucción de la memoria colectiva y pública de las víctimas del terrorismo en la que todavía tanto nos queda por hacer".

Recogido de Diario YA.es, 13/11/2008.

COMENTARIOS:

1.- Felicitación cordialísima y adhesión total a la Sra. OTAOLA por su valentía y patriotismo en el desempeño de su difícil misión al frente de ese Ayuntamiento en donde está dejando la bandera muy alta, y nunca mejor dicho.

2.- Brillaron por su ausencia, como era de esperar, representantes del PNV, EA, IU-EB etc. y demás.

3.- Los oficios religiosos, fueron muy dignamente celebrados  por el capellán  del acuartelamiento de Intxaurrondo; probablemente la diócesis no disponía de ningún otro representante que concelebrara con el mencionado capellán; increíble, en una diócesis en la que el clero es abundante.

F. J.