Así es la memoria histórica. Pilar Bardem, Saramago, Paco Ibáñez -"las juventudes de la izquierda"- organizaron este jueves, 20-N, un acto de apoyo a Garzón. La verdadera protagonista fue Cristina Almeida, que confesó su deseo de quemar los libros de César Vidal y otros historiadores cuando los ve en el Corte Inglés. El locutor de la COPE tardó minutos en contestarle. Y lo hizo tirando de memoria histórica, la del "padre de Cristina Almeida".
Garzón, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, no sabemos quizás si al Gran Arquitecto, decide que él se descuelga de la historia ésta, que antes de que la Audiencia Nacional le saque los colores él se pone en fuera de juego.
Era un acto de apoyo a Garzón. Estaban los de siempre: Pilar Bardem, José Saramago o Ian Gibson,...
Ha dejado colgados hoy en el Círculo de Bellas Artes de Madrid a las juventudes de la izquierda: Paco Ibañez, Pilar Bardem, Iam Gibson,...
Ya escoger el sitio que han escogido era mal asunto. Porque no se les ha ocurrido otra cosa que escoger el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde estuvo la checa de Bellas Artes. Checa de Bellar Artes que dependía del Ministerio de Gobernación de la Segunda República y que se encargaba de detener, torturar y asesinar a millares de madrileños durante la Guerra Civil.
Y ha respondido a la quema de libros que quería organizar Cristina Almedia de sus libros:
Me ha recordado unas palabras del padre de Cristina Almeida que reproducía el periódico Hoy el 16 de febrero de 1936 y que decía la siguiente frase: Las banderas del socialismo son de odio, destrucción y sangre.
Parece mentira que el padre de Cristina Almeida pudiera decir esto, pero teniendo en cuanta que se presentó por Acción Popular, acompañado de Manuel Fernández Martín a las elecciones de febrero del 36, y que el padre de Cristina Almeida era muy pero que muy de derechas, evidentemente tiene lógica que dijera esto.
Cómo sería la cosa que un sábado 15, en el teatro López de Ayala, intervino en un acto de propaganda electoral al que fue también el jefe de la CEDA, José María Gil-Robles. Y, cómo serían las cosas que, precisamente, como el padre de Cristina que era un periodista y que era una persona que tenía que ver con un periódico católico nada más estallar el alzamiento del 18 de julio del 36 fue detenido y fue a parar a una checa de Badajoz.
La verdad que no sabemos si Cristina Almeida quemaría el libro que su padre escribió sobre la checa de Badajoz. (...) El padre de Cristina Almedia cuenta, por ejemplo, cómo sacaban a la gente y sin ningún tipo de proceso se la fusilaba.
El padre de Cristina Almeida tuvo mucha suerte, porque tenía un hermano, Antonio, que también participó en el alzamiento, que era oficial del ejército de Yagüe, y que tuvo un papel fundamental para que el ejército de Yagüe pudiera entrar muy bien, precisamente, en Badajoz.
Es lo que tiene la memoria histórica:
A Manuel, el padre de Cristina Almeida, si llega a tardar un poco más su hermano le dan el paseo.
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COMENTARIO DE F. J.
La señora Almeida había estado muy calladita desde que el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Sr. Gallardón la dejó muda en una memorable sesión de la Asamblea autonómica. Parece que ha tomado fuerzas (han pasado mas de seis años) y arremete contra César Vidal exponiendo una vesania tan poco democrática como historicida.
El Sr. VIDAL con argumentos históricos irrefutables ha respondido a la sectaria abogada que probablemente quedara silenciada por otra larga temporada.
Estos progres trasnochados en cuanto se les calienta la boca, expulsan sus más recónditos deseos poniendo al descubierto sin pudor esos complejos tan estudiados por Freud y los psicoanalistas.
Los acompañantes de la madam en este aquelarre son, todos ellos, dignos de figurar en un catálogo de resentidos trasnochados: un cantante que aburre a las ovejas como Paco Ibáñez; un escritor, Nobel eso si, pero muy aburrido y muy pesimista como Saramago; el historiador e hispanista (¿?) Gibson y la inevitable Pilar Bardem, de los Bardem de toda la vida……………….
A pesar de ello por nada del mundo pediría que se quemaran sus producciones literarias, musicales; ni las de ellos ni las de nadie. Uno cree en la libertad de expresión aunque no profesa en la cofradía del pensamiento único pijo-progre y de los “bombos mutuos”.
De Garzón, mejor no hablar, de momento; él solo se está hundiendo. En este mismo blog aparecen varios artículos que describen curiosos aspectos de las “garzonadas”
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