La Armada de los EE.UU. ha botado el sábado 1 de agosto de 2015 en la Estación Naval de Norfolk,Virginia, su nuevo submarino nuclear clase Virginia: el USS John Warner.
El buque lleva el nombre del ex senador norteamericano John Warner,que ocupó entre 1972 y 1974 el cargo de secretario de la Armada de EE.UU.
"Es el buque de guerra más letal y de más alta tecnología que tenemos en nuestra flota", declaró el Almirante Johnathan Greenert.
Por su parte, el primer capitán de este barco,Daniel Caldwell, manifestó:"Es lo más brillante y genial que he visto en mi carrera militar".
El buque desplaza 7,800 toneladas, mide 102 metros de eslora y está armado con 12 misiles de crucero Tomahawk, así como con cuatro depósitos para torpedos pesados MK 48, que se disparan desde cuatro tubos, dos a cada lado del navío.Su tripulación esta integrada por 135 tripulantes.
Las armas están dispuestas y configuradas de suerte que el John Warner pueda realizar las mas diversas cosas que la misión requiera, tal como desplegar UUV (vehículos submarinos no tripulados, por sus siglas en inglés), los drones de las profundidades, o poner a un equipo táctico SEAL(*) camino a su misión sin salir a la superficie.
(*)(acrónimo de SEa, Air and Land conocidos habitualmente como Navy SEALs, son la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada de los EE.UU.),
Una peculiar característica de este submarino es que carece de periscopio; sus funciones son realizadas por un mástil fotónico, una pieza que casi parece de magia electrónica y que incluye video en alta definición e infrarrojo para permitir que el navío,(el duodécimo de los submarinos de ataque de la clase Virginia), vea sin ser detectado de una forma sin igual en los mares.
La información en video se despliega en grandes pantallas en el centro de mando. Todo el espectáculo se controla con un “joystick”, parecido al empleado para jugar un videojuego.
¿Recuerdan esas películas de guerra en las que el capitán del submarino mira por el periscopio y dicta coordenadas para lanzar un torpedo? Bueno, pues este no es un submarino como esos.
La elevada tecnología del navío en sí que por su impresionante equipamiento electrónico e informático hacen de él un navío de combate indetectable, también permite que pueda programarse para que sea un salón de clases. Se pueden llevar a cabo simulaciones en el sistema, algo parecido a cuando uno configura su “PlayStation”.
Desde el punto de vista económico, algunos oradores resaltaron durante la ceremonia de la botadura que el John Warner se entregó antes de tiempo, sin exceder el presupuesto y con niveles de aptitud para el servicio más altos que los de cualquier submarino de la clase.
El costo para los contribuyentes de unos 2,000 millones de dólares (unos 1.900 millones de euros) es menos de la mitad de lo que costó la clase Seawolf, predecesora de la clase Virginia. Solo se construyeron tres submarinos Seawolf.
Todavía permanecen en servicio 41 submarinos clase Los Ángeles que se estrenaron en 1976, pero están a punto de llegar al fin de su vida útil.
La Armada se ha ganado plácemes por no pasarse del presupuesto para la clase Virginia y por haber entregado dos submarinos al año.
"Los submarinos clase Virginia son prueba determinante de la factibilidad de la construcción de buques de alta tecnología sin pasarse del presupuesto y antes de lo programado", escribió Dan Ward, experto en tecnología, en su libro F.I.R.E, que el Instituto Naval de Estados Unidos publicó en internet. "La experiencia de la Armada muestra que ni los retrasos ni los excesos presupuestarios sean inevitables".
Finalmente, el Almirante Johnathan Greenert, jefe de Operaciones Navales, manifestó que el programa de submarinos clase Virginia es uno de los programas de armamento más exitosos del Pentágono.
"Este navío admite cada porción de alta tecnología conocida que se necesita para equiparlo y permitirle llevar a cabo las misiones más difíciles", dijo Warner. "Viajará a todos los rincones de este mundo, por los siete mares, y ejecutará su misión silenciosamente para luego desaparecer en la oscuridad de la noche, sin que nadie sepa que estuvo allí".
Tras la ceremonia, el submarino John Warner emprenderá las misiones que le sean encomendadas a lo largo del año próximo.
F.J. de C.
Madrid, 8 de agosto de 2.015