El 15 de septiembre de 2008 se produjo la quiebra de Lehman Brothers,en adelante L.B., que era el cuarto banco de inversiones de EEUU y uno de los mayores del mundo.Desde ese momento, la Bolsa de Nueva York se hundió arrastrando con ella a las bolsas de todo el mundo, comenzando así la mayor crisis financiera desde el crack de 1.929.
Los acontecimientos ocurridos entre las dos semanas comprendidas entre el 6 y el 20 de septiembre de 2008 amenazaron con demoler el sistema financiero mundial e hicieron temblar los cimientos más profundos del sistema capitalista.
Los hermanos Henry, Emmanuel y Mayer Lehman fundaron L.B. en 1850 a partir del modesto negocio de un emigrante alemán que comerciaba con algodón. Su negocio se diversificó, y en los últimos años enfocó sus energías en la banca de inversión y las entidades hipotecarias, en las que encontró una gran fuente de ingresos; la bancarrota fue el triste final de una compañía que llevaba 158 años en el mercado.
Todo comenzó el 18 de junio de 2002, cuando el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, propuso una bajada de los tipos de interés del 6% al 1% para que todos los americanos pudiesen ser propietarios de al menos una vivienda con lo que pretendía animar a la población muy desmoralizada tras el ataque terrorista sobre las Torres Gemelas.
Desde ese momento, los bancos comenzaron a conceder préstamos a todo americano que desease comprar una vivienda. Se llegaron a conceder incluso a personas sin trabajo, ingresos, ni propiedades, de donde surgieron las posteriormente conocidas como «hipotecas basura».
En el año 2003 los tipos de interés y el precio del dinero subieron hasta el 5,5% en tres años. Fue el momento en el que muchos de los norteamericanos que habían comprado casas se dieron cuenta de que no podían devolver el dinero de las hipotecas. Ante esto, muchas familias decidieron abandonar su casa y trasladarse a una de alquiler más humilde. Los bancos se saturaron con la «devolución de casas» adquiridas mediante las «hipotecas basura».
Lehman Brothers quebró al no recibir el apoyo económico que necesitaba ni por parte del gobierno ni de del resto de los grandes bancos de inversión.
En el momento del cataclismo, el banco contaba con 25.000 empleados en todo el mundo y más de 600.000 millones de dólares de activos.
Minutos después del hundimiento, otro de los grandes bancos, Bank of America, acordó la compra de Merrill Lynch por 50 millones de dólares en acciones, aproximadamente la mitad de lo que la empresa valía a principios de 2007.
Desde ese momento, la bolsa americana se hundió y con ella los bancos de toda Europa. Ante esto, los líderes mundiales pactaron conceder hasta un máximo de 100.000 euros las garantías por los depósitos bancarios.
La crisis económica ocho años después continúa presente; ni la economía en general, ni el sector financiero, se han recuperado. De hecho, los efectos de ese shock siguen detrás de todo lo que está ocurriendo en Occidente.
Por el momento, en casi ningún lugar del mundo se ha logrado reducir hasta niveles aceptable el endeudamiento de empresas y hogares. Esto ha provocado que el crecimiento en los países occidentales siga anémico, sin mucha capacidad para generar inflación. Y aunque en algunos casos como en los EE.UU. el mercado laboral parece haber llegado a niveles de empleo satisfactorios en Europa el nivel paro es elevado y en algunas naciones, entre ellas ESPAÑA, alcanza porcentajes muy preocupantes.
F.J. de C.
Madrid, 15 de septiembre de 2.016
Nota: Con información de prensa, principalmente, ABC.