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Hong Kong es hoy una ciudad próspera,libre, abierta y moderna pese a estar controlada por el régimen comunista chino, la dictadura más poderosa del mundo.
En 1997, la que fuera colonia británica volvió a formar parte de China, según el acuerdo firmado por Zhao Ziyang y Margaret Thatcher en 1984 que básicamente decía lo siguiente:
“Los actuales sistemas sociales y económicos permanecerán inalterados, así como su estilo de vida : un país, dos sistemas”; según esta claúsula, Hong Kong, a diferencia de China, disfrutaría de un régimen de “derechos y libertades (…) asegurados por ley” y equiparables al de cualquier democracia occidental. Sin embargo, este tratado tendría un plazo de caducidad: el año 2.047.
En el siguiente video de YouTube se describe y resume la situación:
Sobre este pequeño territorio de arraigadas costumbres occidentales pendía, amenazante, el futuro totalitario / comunista del modelo chino.China respetó el acuerdo durante la primera década, pero poco después dio comienzo a un proceso de erosión de derechos y libertades; la primera colisión grave entre estos sistemas políticos se produjo por la oposición popular contra el proyecto de “ley de extradición” que autorizaría la extradición a China de criminales y delincuentes de todo tipo, incluso políticos cosa imposible hasta el momento en Hong Kong.
Los disturbios comenzaron el domingo 9 de junio 2.019,cuando se produjo en Hong Kong una multitudinaria manifestación de protesta (se dice que fueron mas de un millón); lo que comenzó de una forma pacífica fue degenerando en una manifestación violenta, en la que manifestantes enmascarados bloquearon el acceso a edificios gubernamentales y arrojaron proyectiles y ladrillos a la policía.Los policías respondieron con el material antidisturbios acostumbrado (gases lacrimógenos, balas de goma, etc.) con el resultado esperado en estos casos de manifestantes golpeados, arrestos y de, al menos, un policía herido.Ver el siguiente video de YouTube:
Hong Kong volvió a ser escenario el lunes 1 de julio de 2.019, coincidiendo con el 22º aniversario del traspaso del control del territorio de Reino Unido a China, de enfrentamientos todavía más duros entre la policía y manifestantes.
Los rebeldes insisten en que el Gobierno de la ex colonia debe dejar de usar la fuerza policial para reprimirlos y responder a sus cinco demandas. Estas incluyen además de la retirada completa del proyecto de ley de extradición, ahora suspendido, junto a la amnistía para todos los detenidos, una investigación independiente sobre la actuación policial, la derogación del término “revueltas” y la instauración de un sufragio universal efectivo.
Asimismo, apuntan hacia la Ley Básica, cuyo artículo 14 según la cual la Jefatura Ejecutiva, se considera 'responsable' ante China de lo que ocurra en Hong Kong y establece que, en caso de emergencia, el Gobierno central puede movilizar al Ejército Popular de Liberación si así lo solicita el Ejecutivo local.
Una intervención militar es algo que todas las partes –Pekín, Hong Kong y manifestantes– desean evitar, pero el bloqueo parece previsible y cada día que pasa el uso de la fuerza gana en probabilidad dado que frente a los manifestantes, se sienta el Gobierno chino; y el Gobierno chino no negocia.
La semana pasada, los medios de comunicación mostraron imágenes de tropas blindadas del Ejército chino en Shenzhen, el Estado del sureste que limita con Hong Kong. Las autoridades chinas también han publicado una serie de declaraciones amenazadoras sobre los manifestantes, una de las cuales afirma que el «terrorismo» está surgiendo en la ciudad…. con estas declaraciones, Pekín ha comenzado a sentar la base para una acción directa al referirse a las protestas como “terrorismo”.
A medida que los disturbios se prolongan, la paciencia de China se agota y sus advertencias se vuelven más siniestras, así, las palabras del comandante del Ejército Popular de Liberación en Hong Kong Chen Daoxiang, “(el ejército) está decidido a proteger la soberanía nacional, la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong”. Estas insinuaciones solo dos meses después de que el ministro de Defensa chino argumentara que la estabilidad de China desde Tiananmen había demostrado que el Gobierno había hecho la elección «correcta», la simple mención de la represión de Tiananmen produce pánico al recordar sus miles de muertos que están muy presentes en la memoria colectiva; por ello, la intervención del Ejército sería muy traumática, y sería vista como una invasión por lo que es de desear que no se llegue a ese extremo.
F.J. de C.
Madrid, 23 de agosto de 2.019
