Advertencia preliminar:
El General de la Guardia Civil,Enrique Rodriguez Galindo fallecido el día 13/02/2021 por el virus Covid-19 ya habrá sido sometido al justísimo e inapelable juicio de Dios; por tanto en el presente artículo no se pretende emitir el más mínimo juicio sobre su persona; solamente se exponen algunos hechos que enmarcan el contexto histórico en el que desarrolló una parte importante de su vida.
Enrique Rodríguez Galindo (Granada, 5 /02/1939;Zaragoza, 13/02/2021). Comenzó su carrera en la Guardia Civil en 1958. En 1980 alcanzó el grado de comandante y se hizo cargo de la 513.ª Comandancia de la G.C. en Guipúzcoa. En 1992 fue ascendido a coronel y en marzo de 1995 a general de brigada. Con el grado de coronel llevó el cuartel de Inchaurrondo y la 513.ª Comandancia de la Guardia Civil de Guipúzcoa;estuvo al frente del cuartel de Inchaurrondo (Guipúzcoa) en los “años de plomo” de la guerra antiterrorista desde donde se orquestaron algunas de las operaciones más importantes de la Guardia Civil contra la banda, mediante la desarticulación de unos 300 comandos en los que estaban integrados unos 2000 terroristas; por contra, más de 100 guardias fueron vilmente asesinados por Eta.
Desde el cuartel de Inchaurrondo, en San Sebastián, dirigieron algunas de las más importantes operaciones contra ETA, que a la postre condujeron, con el paso de los años, a la derrota operativa de la banda terrorista.
Estaba en posesión de la Medalla de Oro de la Guardia Civil, máxima condecoración que se concede en el Cuerpo. Asimismo, tenía cinco Cruces rojas, entre otras distinciones. Su autobiografía, “Mi Vida contra ETA”,(*) fue editada, con gran éxito de venta, por la editorial Planeta.
«Lamentamos el fallecimiento de nuestro General Enrique Rodríguez Galindo. Miró de frente a ETA, la combatió y derrotó salvando así la vida a multitud de ciudadanos, guardias civiles y sus familias», reza el mensaje que ha puesto APROGC (Asociación Pro Guardia Civil).
Para enmarcar el momento histórico en el que tuvo que ejercer su misión, señalamos lo siguiente:
El país vecino, Francia (a escasos 20km. de Inchaurrondo) era considerado por los etarras como “el santuario del norte” pues allí podían moverse con total facilidad e incluso con apoyo de las autoridades locales, incluyendo las policiales; esta política de mala vecindad estaba respaldada por los presidentes de la República de Francia, a la sazón:Giscard y Miterrand y sus gobiernos respectivos.
Parte de la Iglesia vasca constituida por parte del clero secular y regular (no todos, por supuesto) y dirigida por los obispos Setién y Uriarte no solo no condenaba explícitamente a los terroristas sino que de alguna manera, los apoyaba; muchos etarras provenían de seminarios y movimientos parroquiales.El comportamiento de la iglesia vasca empezó a cambiar cuando ETA empezó a ser derrotada……(sin comentarios).
Hoy la banda asesina ETA no mata, si bien no ha pedido perdón a las víctimas; algún conocido ex miembro de Eta como Arnaldo Otegui, pertenece al parlamento como diputado por Bildu, el partido legalizado de los ex-etarras.
F.J. de C.
Madrid 15 de febrero de 2021
(*) El libro “Mi Vida contra ETA”, es muy difícil encontrar en librerías si bien puede encargarse por portales especializados en la red.