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El banquero Emilio Ybarra y Churruca,(San Sebastián, 9 /11/ 1936, Madrid 2019) ha fallecido en Madrid, el pasado 17 de julio 2019 a los 82 años.
Ybarra pertenecía a una de las mejores familias de Bilbao, vinculada a la banca y al mundo empresarial que además del sector financiero ocuparon el poder en diferentes industrias.
Era licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid y en Ciencias Económicas por la prestigiosa y centenaria Universidad bilbaina de los jesuitas “La Comercial de Deusto” donde se ha formado gran parte de la élite de los financieros y políticos de ESPAÑA.
Su vida profesional principalmente transcurrió en el Banco de Bilbao, donde fue consejero delegado y vicepresidente. Fue presidente del BBV de 1990 a 1999 y copresidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria entre 1999 y 2001.
Con su muerte, termina una saga de empresarios que durante un cuarto de siglo aproximadamente dominaron la “gran banca española”; eran los que entonces se llamaban los siete grandes” en referencia a que durante muchos años eran siete las entidades que monopolizaban el sistema bancario español.
De esa situación se ha pasado a la actual en la que dos grandes bancos tradicionales, Santander (que absorbió Banesto y Popular) y BBVA, junto a dos nuevos actores provenientes de la reestructuración de las Cajas de Ahorro : CaixaBank y Bankia son los auténticos líderes del mercado bancario.
Finalmente se reproduce íntegramente el interesante artículo del periodista Santiago González dedica al personaje: https://www.elmundo.es/loc/famosos/2019/07/20/5d31a92ffc6c83fb208b45c8.html
Emilio de Ybarra, éxito, traición y justicia poética para el rey de Neguri.
El pasado lunes, Emilio de Ybarra y Churruca sufrió un derrame cerebral que acabó con su vida 48 horas más tarde, a los 82 años. Había llegado hasta su hora final en plenitud de facultades; el pasado 6 de julio participó en los actos de homenaje a Juan Sebastián Elcano con motivo del quinto centenario de la vuelta al mundo. Ybarra fue una de las 130 personas de distintos ámbitos y actividades que embarcaron en Guecho e hicieron la travesía hasta Guetaria, pueblo natal de Elcano.
Emilio Ybarra era un arquetipo de empresario vizcaíno, subespecie de Neguri, un barrio aristocrático de Guecho en el que se repiten apellidos: los Ybarra, Churruca, Zubiría, Aznar, Aresti, Delclaux y Ampuero. En el árbol genealógico de los Ybarra hay apellidos a los que se deben las grandes empresas siderometalúrgicas que explican la revolución industrial y la pujanza económica de Vizcaya entre los siglos XIX y XX.
Él, un ejemplo esclarecido de empresario bilbaíno, nació en San Sebastián, bien es verdad que por circunstancias extraordinarias: su nacimiento, en noviembre de 1936, fue a producirse en una ciudad ya conquistada por las tropas nacionales, mientras Vizcaya todavía resistiría unos meses al ejército franquista. Su padre, Santiago de Ybarra, era uno de los franquistas presos en el Cabo Quilates, un barco fondeado en la ría, junto a Altos Hornos, como el Altuna Mendi. En ambos se produjeron al menos tres matanzas de presos, una de cuyas víctimas fue el padre de Emilio Ybarra.
HERMANOS ENFRENTADOS
María Dolores Churruca y Zubiría, doña Lola, era una viuda muy joven que tuvo que encargarse de criar a sus dos hijos, Santiago y Emilio, aunque no consiguió que la buena relación entre ambos llegara muy lejos. Dicen las malas lenguas que el principal de los negocios familiares, el Banco de Bilbao debió encomendarse al mayor, a Santiago, aunque la familia acabó pensando que Emilio tenía mejor cabeza para los números y a Santiago se le encomendó el periódico, el Grupo Correo, que andando el tiempo pasaría a llamarse Grupo Vocento. Actualmente es el presidente honorario del grupo.
La madre de los Ybarra fue una mujer muy longeva; falleció el 8 de abril de 2018 a los 104 años de edad. No hubo manera de que sus dos hijos se pusieran de acuerdo para colocar una única esquela convocando a un único funeral. Emilio Ybarra hizo publicar una esquela convencional, con la relación expresa de todos los deudos de la fallecida: hijos, hijas políticas, nueras, nietos, nietos políticos y el personal de servicio incluido. Santiago Ybarra y su esposa, Mercedes Baptista ordenaron la inserción de otra esquela, del mismo tamaño, en la que los deudos eran estrictamente: Santiago de Ybarra y Churruca (conde de El Abra), y Mercedes Baptista Guevara (condesa de El Abra) englobando a todos los demás en "y todos los familiares y allegados a la familia".
Las convocatorias eran para dos funerales en dos iglesias distintas, uno el 10 de abril en San Fermín de los Navarros, y otro el 7 de mayo en la Capilla del Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo. Por otra parte, en Neguri, 'el barrio', como lo llaman familiarmente los miembros de la oligarquía, no son muy partidarios de relaciones que se salgan de una prudente y conservadora endogamia, razón por la que a Mercedes Baptista, nacida en Venezuela, le impusieron el apodo de Cristal en atención a una telenovela venezolana muy popular en España en la época en que se casaron y que lanzó al estrellato a la actriz Jeanette Rodríguez.
La lucidez que acompañó a Emilio Ybarra hasta el derrame cerebral debió de permitirle una última satisfacción: vivir los últimos días de su vida con una cierta sensación de justicia al ver las dificultades que a su gran enemigo, Paco González, le estaba planteando la Justicia por su larga y non sancta relación con el ex comisario Villarejo, por la que este percibió diez millones de euros a cambio del espionaje a grupos de interés del banco, que empezaron con el de Sacyr en 2004 y terminaron con la monitorización de los críticos a la Presidencia de la entidad.
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EL MEJOR BANCO DEL MUNDO
Emilio Ybarra había dado el salto al copresidir junto a Pedro Toledo el nuevo Banco Bilbao Vizcaya en 1988, tras la fusión. El fallecimiento de Toledo en diciembre de 1989 deja al copresidente Ybarra como mando único de la entidad hasta el 15 de diciembre de 2001, fecha en la que anuncia su retirada en puertas de una Asamblea General que se le habría rendido como un solo accionista. El año 2000 había sido extraordinario para el banco, que fue proclamado por la revista Forbes el mejor banco del mundo y el 2001 siguió en la misma estela, con una capitalización en bolsa de 8,5 billones de pesetas, lo que hizo del BBVA el mejor banco español, el segundo de Europa y figurar entre los 15 grandes del mundo.
Tenía que haber una razón que explicara la espantada que Ybarra anticipó aquel día en compañía de Pedro Luis Uriarte, su brillante mano derecha. Y la había. Desde la fusión con el Vizcaya empezaron a aflorar algunos problemas con la Justicia. El primero de ellos fue el primer caso de financiación ilegal de un partido político, el PSOE, en el llamado caso Filesa. Después fueron descubiertas cuentas secretas del Banco en paraísos fiscales, concretamente en la isla de Jersey y que habían sido la dote del BV en la fusión.
A ello hay que sumar un socio, Francisco González, que no podía ser calificado de un modelo de lealtad, desde que Ybarra se negó a la petición que Aznar le había hecho para destituir al jefe de su servicio de estudios, Miguel Sebastián. Por si esto fuera poco, el entonces juez Baltasar Garzón pidió papel en el asunto de las cuentas de Jersey, con las que se dotaron fondos de pensiones para directivos del BBV. Hubo también acusaciones de que tales fondos habrían servido para pagar el impuesto revolucionario a ETA y para ayudar a la revolución bolivariana de Hugo Chávez. Nada de ello se sustanció judicialmente, salvo lo referente a las pensiones, por lo que Emilio Ybarra fue condenado a seis meses por la Audiencia Nacional en 2005, siendo absuelto al año siguiente por el Tribunal Supremo. El hecho cierto fue que de resultas de todo ello Neguri perdió la joya de la corona, el control del banco, de su banco. "El banco, la patria y mi familia, esas son las tres referencias de mi vida", había sido la declaración de principios de Emilio Ybarra ante el Consejo de Administración al ser nombrado presidente.
La pérdida fue dolorosa para una parte de la sociedad vasca que tenía una de sus más notables señas de identidad en un banco. En julio de 2004, con motivo de un premio periodístico de la Fundación Miguel Ángel Blanco que ganamosex aequo Jon Juaristi y el firmante, asistimos ambos a una zalagarda dialéctica entre Ana Botella y Pilar Aresti, una muy notable dama de Neguri que había sido juntera y senadora en el Partido Popular. A cuenta del banco que el Gobierno de Aznar había quitado al barrio, naturalmente.
UN BUEN HOMBRE
Baltasar Garzón practicó un lance en el que muestra notable virtuosismo: escribir cartas a imputados suyos para pedir patrocinio para unos cursos que pensaba dar en la Universidad de Nueva York. "Querido Emilio", encabezaba sus cartas a Botín y era esta una dedicatoria que muy bien habría valido para Ybarra, si no fuera porque este Emilio ya había dimitido de la Presidencia del BBVA. Su verdadero destinatario fue Paco González,que también acabó patrocinando en 2005, cuando Emilio Ybarra llevaba ya cuatro años fuera de la cúpula. 200.000 dólares.
Quiere la tradición que el siete sea un número cabalístico en la cultura judeocristiana desde que un reputado orfebre fundió el oro con el que después hizo el candelabro de los siete brazos. Siete fueron los infantes de Lara, siete los niños de Écija, siete los cabritillos del lobo, siete los hermanos Pujol Ferrusola, los siete pecados capitales y siete los grandes de la banca española: Escámez, Boada, Toledo, Botín, Sánchez Asiaín, Valls y Garnica.
Con Emilio Ybarra, sucesor de Sánchez Asiaín, ha desaparecido el último gran banquero y al mismo tiempo el último de Neguri, un barrio aristocrático de Guecho en el que convivían las familias de lo que con un lenguaje algo periclitado podríamos llamar 'la oligarquía'. Ellas administraban las finanzas y la industria que se levantaba allá enfrente, en la otra parte de la ría. The last tycoon habría titulado Kazan su biografía cinematográfica. Fue un gran banquero y un buen hombre. Hoy en Neguri llevan ya tiempo tomando posición los prohombres del PNV, una nueva clase dominante en el País Vasco. La industria de la margen izquierda ha dejado de ser y el banco de Neguri es otra cosa.
F.J. de C.
Madrid, 24 de julio de 2.019