El especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich.
Curioso e interesante texto reproducido de “Grandes Medios”: Grandes Medios | Información que te puede interesar.
Actualmente, el Códice Voynich se conserva en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale, en Estados Unidos. El libro ha saltado recientemente a la palestra porque la institución que lo custodia ha autorizado a una empresa española, la editorial Siloé, para que copie en libro en un facsímil .
Siloé es una compañía especializada en este tipo de copias de obras de arte, y tiene en su haber copias facsímil de libros únicos como el Beato de Liébana o el Bestiario de Westminster. La editorial llevaba 10 años tramitando los permisos para realizar este trabajo, pero la noticia no solo es de importancia para coleccionistas. La copia permitirá a los investigadores estudiar a fondo el libro sin arriesgarse a dañar el original.
Un tratado sobre botánica y astrología
El Códice Voynich debe su nombre a Wilfrid M. Voynich, un anticuario lituano especialista en libros que lo compró en 1912. Su texto es completamente ilegible, pero por sus ilustraciones se cree que es un tratado sobre farmacia, botánica, biología, astrología y cosmología.
Las referencias visuales de sus 246 páginas escritas a mano (castillos, peinados, ropajes…) lo sitúan en el siglo XV y en la región del norte de Italia. Hasta 2008, el libro no pudo ser datado con precisión. Ese año, pruebas de radioisótopos de carbono y análisis de la tinta evidenciaron que la obra se escribió en algún momento entre 1404 y 1438.
Poco se sabe de los propietarios anteriores a Voynich. La referencia comprobada más antigua del libro se remonta al siglo XVII y a un alquimista de Praga: Georgius Barschius. Este personaje envió una carta a un erudito jesuita llamado Athanasius Kircher junto al libro para averiguar si este podía traducir sus textos. Kircher lo conservó hasta su muerte, pero nunca logró descifrar el manuscrito.
Reproducción de la escritura el códice
El principal problema del códice es que nadie sabe en qué idioma está escrito hasta el punto de que sus textos se han ganado a pulso un nombre propio en el mundo de los idiomas: el Voynichés.
Escrito de izquierda a derecha y con algunas palabras demasiado largas para corresponder a idiomas europeos, el manuscrito denota que fue redactado con fluidez, lo que descarta la idea de que sea un idioma inventado sobre la marcha. En total hay más de 170.000 caracteres repartidos en lo que se cree que son 35.000 palabras, pero los investigadores no se ponen de acuerdo en este punto. Las estimaciones calculan que el voynichés tiene un alfabeto de entre 25 y 30 letras.
Desplegable con ilustraciones sin identificar.
Ninguno de los lingüistas que han examinado el libro ha podido determinar en qué idioma está escrito. Los caracteres tiene similitudes con idiomas asiáticos como el tibetano, el vietnamita o el tailandés, pero la estructura de las palabras sugiere que se trata de un alfabeto fonético o inventado (algo nada raro en el siglo XV) que además reproduce un idioma exótico. En 2014, Stephen Bax, profesor de la Universidad de Bedfordshire (Reino Unido) aseguró haber traducido algunas palabras (fundamentalmente nombres de plantas) basándose en el contexto. Según Bax, el libro está escrito en algún dialecto desconocido de una lengua pero aún se trata de una hipótesis del investigador no confirmada por otras fuentes.
No falta quien asegura que el Voynichés es una lengua inventada producto de una elaborada broma o de una estafa, pero si se trata de un timo, se tomaron mucho tiempo y muchas molestias en elaborarlo. Aunque hay palabras que se repiten seguidas muchas veces, el idioma sigue una estructura y es demasiado complejo como para que sea una broma. Incluso cumple la denominada Ley de Zipf, que establece la proporción en la que las palabras se repiten en un idioma real.
Mujeres desnudas y energía nuclear
El texto no es lo único raro del libro. Las ilustraciones tampoco se quedan atrás. Para empezar fueron dibujadas antes del texto, lo que explica porque este pisa los dibujos en algunos puntos. Para continuar, son extremadamente inusuales. Para ser una obra del siglo XV, el libro tiene muchas ilustraciones de mujeres desnudas, algo que no era precisamente abundante en época. También cuenta con enormes desplegables de pergamino con plantas y lo que parecen sistemas estelares.
Mujeres desnudas en el ¿balneario?
No faltan criaturas mitológicas ni fotos de plantas que no parecen concordar con ninguna existente. Finalmente, las descripciones del cosmos son tan exuberantes que no queda claro si el autor conocía fenómenos astronómicos como las supernovas o simplemente se estaba divirtiendo dibujando cosas sin sentido.
Entre las ilustraciones y el texto indescifrable, el Códice Voynich es el centro de decenas de teorías tan excéntricas como la del químico y escritor sobre temas esotéricos Jacques Bergier. Este investigador francés aseguraba que el manuscrito ha sido escrito por una forma de inteligencia avanzada y oculta secretos sobre la producción y el control de energía nuclear.
Secretos sin descubrir
A falta de datos que prueben qué conocimientos se escribieron en el códice, el libro también es el pasatiempo favorito de muchos especialistas en cifrado. Se cree que el manuscrito Voynich es, en realidad, un complejo manual de conocimientos botánicos y de alquimia que se escribió de manera que un lector casual no pudiera descifrar nada.
Esta idea se soporta en el hecho de que, en la época en la que fue escrito, transmitir ciertos conocimientos podía ser una actividad peligrosa. el problema es que no se ha logrado descrifrar el método utilizado por el autor o autores para enmascarar la información.
Se ha probado cifrado de sustitución, cifrado con códigos, cifrado visual y hasta esteganografía sin ningún éxito. Las hipótesis sobre el método utilizado van desde los algoritmos complejos hasta el uso de varias capas de ocultación anteriores al cifrado, como recurrir a un idioma exótico y eliminar las vocales.
El enigma final del libro no es tanto su propósito como su autor. No se sabe quién lo escribió. Se ha llegado a atribuir al fraile y polígrafo franciscano Roger Bacon. También se ha atribuido a diferentes alquimistas y a Jacobus Sinapius, un especialista en hierbas medicinales, médico personal de Rodolfo II de Bohemia y encargado de sus jardines botánicos. Hasta se decía que podia haber sido una estafa del propio Voynich sobre un libro del siglo XV que solo tenía ilustraciones.
Por lo que a la ciencia respecta, el Códice Voynich podría ser el trolleo más épico de la historia de los libros, o el último recipiente conocido de secretos desconocidos para la ciencia actual. Quizá la copia facsímil de Siloé logre aportar algo de luz sobre el libro más raro del mundo.
Por la transcripción:
F.J. de C.
Madrid, 28 de febrero de 2.017