Introducción.
Se cumplen 38 años del intento de golpe de estado que fracasó precisamente por la actitud imprevista de Tejero al impedir que el general Armada accediera al hemiciclo para postularse como nuevo Presidente desbaratando así los planes inicialmente trazados.
El rocambolesco 23F concluiría con con un fallo del Tribunal Supremo condenando a treinta años a los generales Armada (cumplió diez años), Milans (cumplió siete años) y al teniente coronel Tejero (cumplió quince años); absolviendo al comandante Cortina ( de los servicios de inteligencia, entonces Cesid) y con distintas penas entre doce años y seis a otros oficiales, ninguno de los cuales llegó a cumplir las condenas (1).
El nuevo intento de Golpe.
Se da la circunstancia de que en estos días se está celebrando también en en el Tribunal Supremo el juicio oral a los 12 líderes independentistas catalanes por el intento de secesión de Cataluña respecto al resto de España en el otoño de 2017 que constituyó otra tentativa de golpe de estado, con la aprobación en el Parlamento catalán de leyes de ruptura con el Estado, la organización y celebración de un referéndum ilegal (prohibido por el Tribunal Constitucional) y la declaración unilateral de independencia de la “república de Cataluña” (2).
Documento histórico sobre el 23 F.
Hoy aparece publicado (3) el mensaje que el Rey Juan Carlos I envió al general golpista Milans del Bosch y cuyo contenido preciso figura en la transcripción taquigráfica de la comparecencia secreta celebrada ante el pleno del Congreso el 17 de marzo de 1981 por parte del entonces ministro de Defensa, Alberto Oliart, para informar sobre el intento de golpe de Estado. El ministro explica cómo y por qué fracasó el intento golpista cuando compareció, días después del Golpe, ante los diputados secuestrados durante el golpe de Estado del 23F. Seguidamente se reproduce esta interesante información, creo que inédita hasta el momento(al menos en parte):
Juan Carlos I envió a Milans un télex con cinco puntos a las 2:30h. En el primero de ellos afirma: "Juro que ni abdicaré la Corona ni abandonaré España. Quien se subleve estará dispuesto a provocar una guerra civil y será responsable de ello". En la misma comunicación, remitida tras su mensaje en la televisión, el rey ratifica su "rotunda decisión de mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente" y concluye: "Después de este mensaje ya no puedo volverme atrás".
El rey emérito incluye una de las frases que más se le han reconocido: "Cualquier golpe de Estado no podrá escudarse con el Rey, es contra el Rey"; y otra con la que ordena retirar tropas "por España primero y por la Corona después", después de asegurar: "Hoy más que nunca estoy dispuesto a cumplir el juramento a la bandera".
"Te ordeno que digas a Tejero que deponga su actitud", continúa el monarca. El jurista Alberto Oliart se lo expuso a los diputados que habían vivido en sus propias carnes el secuestro de los 200 guardias civiles "confusos, dudosos y temerosos" que acompañaban a Tejero. El jurista y entonces ministro también explicó que los servicios de información no habían podido anticipar la intentona porque sus autores "antepusieron la seguridad a la eficacia".
"Buscaron esa seguridad en la participación de muy pocas personas, hasta el mismo día del golpe, lo que explicaría que no se detectara por los servicios de información", reseña el documento. Oliart reconoce en el escrito que tiempo atrás el Gobierno ya tenía "indicios" de una posible "conspiración", aunque nada apuntaba a lo que iba a ocurrir la tarde del 23 de febrero.
Los diputados que tenían su turno después del discurso preguntaron sobre dichas afirmaciones, a lo que Oliart apuntó, por ejemplo, que Tejero, que previamente había sido condenado por su implicación en la "Operación Galaxia", no estaba sometido a vigilancia porque no tenía fuerza a su cargo. Tampoco afirmó poseer datos de fiar sobre la posible relación que los golpistas mantenían con Ronald Reagan, entonces presidente del Gobierno de Estados Unidos, o cualquiera de las personas que rodeaban al republicano.
Además aseguró que desconocía qué políticos y partidos iban a formar el Gobierno que el teniente coronel Antonio Tejero pretendía construir según las proposiciones del general Alfonso Armada con la finalidad de "solucionar la crisis". Oliart consideró entonces que los golpistas tenían gran convicción en que, tras el asalto al Congreso, "se produciría una reacción en cadena" en las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad el Estado.
También remarcó que no había tenido en cuenta la "enérgica e inequívoca actitud del Rey, que destruyó el efecto causado en un primer momento por la utilización del nombre de Su Majestad de forma dolosa", afirmó. En este sentido, asegura que el teniente general Milans del Bosch anuncia a otros mandos un "acto de fuerza" del que "tiene constancia el Rey". También les dice que el general Armada le había dicho que el monarca "estaba al corriente de todo" y que esperaba que este general acudiera al Palacio de la Zarzuela, algo que nunca sucedió.
Uno de los relatos claves dentro de la declaración es cuando narra como Armada se dispone a acudir al Congreso para mantener una conversación con Tejero en la que le propone un Gobierno presidido por él y formado por representantes de los partidos, algo que el entonces teniente coronel de la Guardia Civil no tiene en consideración, y aboga en su defecto por una Junta Militar presidida por Milans del Bosch, quien le asegura en una conversación telefónica que "no quiere ser protagonista de nada" después de recriminarle que debe obedecer a Armada, algo que el teniente ignora.
El exministro de Defensa consideró que a las 01.23 horas de la madrugada del día 24 de febrero, justo después de la emisión del mensaje que el rey envía a los españoles, el Golpe de Estado fracasa. "El golpe está ya prácticamente sofocado y reducido a la ocupación del Congreso", subrayó en su declaración, donde narró los detalles que marcaron la ocupación del Congreso. Según reveló el ministro de Defensa, el autor del Golpe le había dicho al director de la Guardia Civil, el general Aramburu Topete, que estaba "dispuesto a todo" después de ocupar el Parlamento, y que antes de entregarse le mataba para luego pegarse él mismo un tiro.
Aramburu cogió su arma cuando comenzó el asalto al Congreso, pero su ayudante paró sus intenciones al observar cómo los guardias montaban su armas, según declaró Oliart, que detalló los movimientos del director de la Seguridad del Estado, Francisco Laína, que actuó como jefe del Gobierno mientras Suárez y los ministros estaban secuestrados.
"El rey se ha equivocado", fueron las palabras del general Armada en su despacho. "El rey ha comprometido a la Corona divorciándola de las Fuerzas Armadas. Este es un asunto militar y tenemos que resolverlo los militares", continuó cuando Laína se había negado a aceptar la "solución anticonstitucional" que le proponía. El ministro de Defensa terminó su intervención elogiando al monarca Juan Carlos I por su "ejemplo de ejercicio de la suprema magistratura un Estado y de respeto a la soberanía popular".
F.J. de C.
Madrid, 23 de febrero de 2.019.
Notas: