viernes, 31 de mayo de 2019

“Zuloaga: 1870-1945”,en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.



Ignacio Zuloaga Zabaleta (Eibar, 26 de julio de 1870-Madrid; 31 de octubre de 1945); autor de una obra que sobrepasa las 1.000 pinturas, Zuloaga logró en vida el aplauso internacional de expertos y coleccionistas, siendo uno de los más relevantes pintores españoles de la primera mitad de siglo.
Nacido en una familia de artistas, de credo tradicionalista, se forma en el taller de damasquinado de su padre y acude al Prado para copiar a los pintores clásicos: Velázquez y El Greco, a los que considerará, junto a Zurbarán, Ribera y Goya, como sus maestros.
En 1890 se traslada a París y vive en Montmartre; en París, ciudad en la que pasaría largas temporadas,entre 1891 y 1895 mantuvo una intensa relación con el grupo de Gauguin, conoce también a Degas, así como a otros pintores españoles residentes en la ciudad. Pero también se vincula con Segovia. Gran retratista y paisajista, la dureza cromática de sus obras y su dramatismo de tintes psicológicos fueron a menudo asociados al cliché de la España negra.
Su calidad es indiscutible y sus obras recorrieron medio mundo, incluida una gira por Estados Unidos.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao se propuso hace unos años hacer una revisión exhaustiva de su biografía y su catálogo; de las 810 obras catalogadas por Lafuente Ferrari se ha pasado ahora al millar.
Casi un centenar, 95 obras,  se exhibe, hasta el 20 de octubre, en el museo bilbaíno. De ellas, un 60% es inédito. Hay importantes préstamos de la familia Zuloaga, así como de colecciones privadas y destacados museos españoles junto a préstamos de Alemania, Austria, Bélgica, Estados Unidos, México y Rusia, entre otros.

La exposición muestra no uno, sino hasta tres Zuloagas, que se corresponden con las principales etapas del artista español más importante del cambio de siglo, con permiso de Sorolla. Arranca con sus primeras obras (1870-1898) y se centra en su producción parisina. Su estancia en Sevilla en 1897 y, especialmente, su viaje a Segovia en 1898, dan un giro radical a su pintura. Nace un segundo Zuloaga, que anhela atrapar en sus cuadros la esencia, el alma española a través de los tipos y costumbres de los pueblos de Castilla. Pinta en español.
Piensa en hacerse torero, pero, para suerte del mundo artístico, cambió los capotes por los pinceles. Su monumental «Víspera de los toros», presente en la muestra, le proporciona su pasaporte internacional.


Excepcional retratista, realiza una soberbia galería de vagabundos, mendigos, aldeanos, manolas, gitanas, toreros, picadores, prostitutas, proxenetas, echadoras de cartas, bailarinas, cupletistas, bebedores de absenta, ... muy velazqueños, «La enana doña Mercedes» y «El enano Gregorio el Botero», préstamos del Orsay y el Hermitage, respectivamente.


Dentro de su repertorio taurino, impresiona el gesto seco y tocado con un castoreño de Retrato del picador El Coriano (1903):


Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras; con mayor razón cuando se escribe sobre un gran pintor como Zuloaga; por ello se incluyen los siguientes videos:



Este proyecto es fruto de una iniciativa que nació hace 5 años y que, gracias al trabajo de los dos comisarios -Javier Novo, jefe del Departamento de Colecciones, y Mikel Lertxundi, historiador del arte e investigador- hoy se convierte en un retrato inmenso de la evolución pictórica del artista. Esta exposición, se persigue “destacar la intencionalidad del pintor y rescatar la codificación pictórica que encierra su obra”, explica Novo. “Lo que muchos eruditos como Ortega y Gasset nombraban como españolada, se modifica con estas codificaciones”,señalan los comisarios, para quienes Zuloaga no responde a la figura de una persona antipatriota, sino de una persona fascinada por una España que estaba en desaparición, en caducidad y decadencia.
¿Dónde queda lo del retrato de Franco? Ni el famoso retrato de Franco ni el de Millán-Astray están en la exposición..




Y es que, tal como afirman los comisarios de la exhibición, "Zuloaga trasciende esos años 40, no hemos querido distorsionar su figura"“el régimen se aprovechó de Zuloaga -pues no le incomodaba la cercanía con los líderes franquistas ni llegar a hacer un retrato del mismo Franco-, pero él, como estratega, también se aprovechó del régimen”, continúan, “aunque el retrato de Franco es una pieza excepcional, hemos considerado que incluirlo en la exposición habría centrado la atención del público en él antes que en el resto de los cuadros, es una idea que trasciende de lo artístico”.

F.J. de C.
Madrid, 31 de mayo de 2.019

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