viernes, 3 de agosto de 2018

San Ignacio de Loyola, “El Capitán de Loyola”.


Cuando yo era niño oía decir a mis mayores que todos los santos tienen octava, queriendo decir que cualquier celebración religiosa podía celebrarse y de hecho se celebraba durante los siete días siguientes a la fiesta oficial.Escribo este artículo tres días después del 31 de julio (es decir, dentro de su octava), fecha que la Iglesia celebra la festividad de San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, dado que debido a  lo excepcional de la vida y la obra de este gran personaje lo hace merecedor más todavía.
Iñigo López de Loyola,  nació en Loyola (Guipúzcoa) en 1491 y murió en Roma en 1.556. Recibió una educación  elemental,aunque con una base religiosa sólida. Dedicado a la milicia, tuvo una intensa actividad tanto militar como cortesana.En mayo de 1521, se encontró defendiendo como soldado la fortaleza de Pamplona contra los franceses; durante la batalla, una bala de cañón le alcanzó, rompiéndole una pierna e  hiriéndole la otra.
José María Pemán y Pemartín, (Cádiz, 1.897, 1.981) fue un escritor español, que cultivó todos los géneros literarios, destacando como ensayista, dramaturgo, novelista,  y poeta; fue además notable orador y periodista. Escribió una popularísima (en su tiempo) obra teatral “El Divino Impaciente”, que aunque dedicada a San Francisco de Javier,  otro ilustre jesuita amigo y contemporáneo del de Loyola, describe a éste en los siguientes versos:
“….En el cerco de Pamplona, siendo mozo,le alcanzó una bala la canilla,y aunque le desjarretó los huesos todos,libró del trance por maravilla.Sólo un vicio le quedó del que no pudo librar:una indecisa cojera que le da cierta maneracasi graciosa de andar….”y sigue Pemán:“… Estando herido, en Loyola,el Flos Sanctorum leía,yen leyéndolo, le hervíasu buena sangre españolade tal modo, que ya ansia,calzando siempre más puntos que el que más,llegar a ser más Santoque fueron juntos todos los Santos de ayer.Según ha dado a entender,ahora anda en trance de ir a Roma,con intención secreta de conseguirlicencia de Fundación,pues, según parece,sueña no sé qué empeño futuro.Y triunfará, de seguro;que cuando en algo se empeña,paso a paso, bien o mal,repartiendo por igual la suavidad con el mando,cojeando, cojeando, llega siempre hasta el final……..” 
También fue Pemán guionista de cine y me resulta grato recuperar de YouTube una antigua película española de 1948, “El Capitán de Loyola” que narra la vida del Santo:
 Para enmarcar históricamente la biografía de Iñigo, recordemos que en  1.492 Colón descubre América; en 1502, llega allí, Francisco Pizarro y hacia 1.520 se produce la conquista del Perú.
En 1.534 Iñigo de Loyola funda la Compañía de Jesús.
El Concilio de Trento donde ya destacan algunos nuevos teólogos jesuitas se celebra en Trento (Italia) entre 1.545 y 1563.
Las “Reducciones del Paraguay”, una de las más singulares y bellas creaciones de la actividad misionera de los  jesuítas en América, fueron poblados indígenas organizados y administrados por los misioneros jesuítas en el Nuevo Mundo como parte de su obra civilizadora y evangelizadora.
Resultan ser especialmente significativas las actividades de la Compañía de Jesús desde su fundación, en el ámbito de la enseñanza. La nueva orden religiosa se crea sobre la base de un selecto grupo de compañeros universitarios de Iñigo, formados todos en la Sorbona la prestigiosa Universidad de París y sus nuevas vocaciones se reclutan en residencias universitarias cercanas a los centros docentes mas famosos de la época: París, Padua, Coimbra, Lovaina, Colonia, Valencia entre los años 1540 y 1544.
Finalmente, permítaseme recordar aquí mis felices años de niñez en los años 50 del siglo XX cuando pasaba con mis padres y hermanos largos veranos en San Sebastián; en contra de lo que sucede ahora, las iglesias se llenaban incluso en días laborables y no digamos los domingos y festivos con los fieles llegando hasta la calle pues no cabían materialmente en el templo; el dia de San Ignacio, 31 de julio, se celebraba la festividad del Santo,en toda Guipúzcoa,y particularmente en la Basílica de Loyola y en la iglesia de los Jesuitas de San Sebastián, de forma tan solemne como apoteósica y se cantaba al final de cada misa, con gran devoción, “la marcha de San Ignacio”, en vascuence por cierto, alguna de cuyas estrofas todavía recuerdo:
“Inazio gure patroi handiaJesusen konpainiafundatu eta dezu armatu...(Fundador sois Ignacio y general de la Compañía real que Jesús con su nombre distinguió….) 
 F.J. de C.

Madrid, 3 de agosto de 2.018

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