Urdangarín una serie de consejos y recomendaciones a petición de Crónica (*) y que seguidamente se reproducen de nuevo pues no han aparecido en el primer artículo:
1. Trabaja tu mente
«En el tránsito del poder a la prisión es clave trabajar la mente o saldrás destruido. La mente te empezará a fallar. No claudiques ante ella. Trabájala. Quien no trabaja su mente, no se entera de nada. Quien no cuida la mente, se muere. El poder de la mente es la clave en la prisión y en la vida. No te atormentes. No te conviertas en un ser extraño, porque esos daños emocionales afectarán a tu sistema orgánico, a tu sistema inmune. Los daños serán irreparables. Hay presos que salen tan perjudicados emocionalmente que cuando se ven de nuevo en libertad se mueren. Le ha pasado a presos muy poderosos como Mariano Rubio [ex gobernador del Banco de España] o [Kenneth Lay] el dueño de Enron».
2. Mantente ocupado
«Es importante hacer algo. No te sientes en el patio a ver cómo pasa el día. Me encantaba la labor de la biblioteca o preparar los recursos al resto de presos. Me pasaba el día ocupado. Si no haces nada, el día se hará eterno y será complicado luchar contra tu mente».
3. Sé feliz
«Tienes que saber vivir feliz cuando eres presidente de un banco o cuando te toca ser preso. No vivas en las cosas materiales, sé tú mismo. Un día vino a verme mi mujer y mis hijas. Y una le dijo a mi esposa: "Papá está feliz". Lourdes le contestó: "Tu padre sabe ser feliz en cualquier sitio". Hay que saber serlo en cualquier sitio, ante cualquier circunstancia. Si sólo sabes ser feliz en las moquetas de los palacios te va a ir mal. No es muy agradable pasar de una mansión a una celda. Al final la vida de la cárcel acaba siendo como la de un colegio mayor. Yo era feliz y me gustaba cantar. Tanto que un día el jefe de los charlines me preguntó que cómo iba cantando por la cárcel. Yo le respondí: "O canto o me amargo la vida". Y él me respondió: "Pues tiene usted razón"».
4. No te aísles
«Relaciónate con los demás. Si algún preso te habla, contéstale con educación. Ellos no querrán hacerte daño porque creerán que si se hacen amigos tuyos podrán salir de allí de forma más fácil. Es más, te mirarán con respeto. Siempre ven a los poderosos así. A mí nunca me insultó nadie. Y habrá una vigilancia especial sobre ti por parte de los funcionarios. Hazte amigo de los insoportables... Si te aíslas, la soledad te comerá».
5. Piensa en que saldrás de ahí
«No en el pasado, ni en por qué estás ahí. Piensa en que algún día saldrás de allí. Esa es la única certeza. No te atormentes. Piensa en cómo estarás el día en que salgas y que hay beneficios penitenciarios. La cárcel puede ser una liberación. Hay dos prisiones. La de tu cabeza que ha estado pensando en tu ingreso en prisión y luego la real. La primera es más tremenda. Empiezas con los miedos. Ahora asume tu realidad. Yo me alegré de haber pasado por prisión. Tienes que saber que tu familia es tu soporte. Y que cuando salgas estarán ahí».
6. No asustes a los tuyos
«La gente que te quiere sufre más que tú. Porque piensa en esa leyenda negra de la cárcel, de que si estás rodeado de pederastas, de violadores, de terroristas y luego no es para tanto. Así que cada vez que tengas una comunicación sólo transmite aspectos positivos, ve arreglado, que no te noten abandonado físicamente. Que te vean entero. Cuéntales anécdotas graciosas. ¡Piensa en que no estás tan mal, coño! Que no estás en el peor sitio del mundo. Que te vean entero».
7. Duchas de agua helada
«A mí me venían muy bien cuando la mente trataba de vencerme. Hacía comba y meditación y esa agua fría de Alcalá Meco no sabes cómo era».
8. Sigue la actualidad
«Lee la prensa. No te desconectes del mundo al que vas a salir. Si te conviertes en un monje cisterciense luego vas a decir dónde estoy».
9. 'Vis a vis' familiares
«Yo nunca tuve un vis a vis íntimo. No me gustaba la idea de tener relaciones en una cama donde pasaba mucha gente y con un funcionario marcándote el tiempo. Todo eso eliminaba el componente romántico. Luego, cuando salía en algún permiso me desquitaba».
10. Te alegrarás de haber pasado por ahí
«Mi paso por prisión me hizo mejor persona, me hizo disfrutar más de las pequeñas cosas. Ser más generoso. A veces, cuando en casa me dan la lata y no me dejan leer, me acuerdo de esos momentos de tranquilidad en Alcalá Meco donde me pude leer mil libros».
Y, finalmente... asume tu realidad
«Este tiempo de juicios, de espera a conocer la sentencia, has estado metido en una prisión más tremenda que la prisión real. En la prisión de la mente. Ahora ya ha llegado el momento de pensar que ya estás en la cárcel y puede que sea hasta una liberación para ti».
F.J. de C.
Madrid, 25 de junio de 2.018
(*)
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