Una manada de elefantes se encuentra rodeando el abrevadero, los enormes animales se muestran visiblemente alterados. La noche anterior los leones habían matado a una cría y los restos del pequeño aún se encuentran allí. Los leones descansan alrededor del agua y de su presa. El estado nervioso de los elefantes no se debe únicamente a los leones, ni por la presencia de un cadáver cerca del agua que vienen a buscar. Una cría de la manada se encuentra atrapada en el abrevadero, ha quedado literalmente del revés, y no puede salir por sus propios medios. El pequeño patalea inútilmente por salvar su vida, no sería la primera ni la última vez que un accidente como este le cuesta la vida a una cría de elefante.
Los elefantes, como nosotros, son animales que invierten un gran esfuerzo en su descendencia. Perder una cría es, como para nosotros, un daño irreparable y ahí radica su nerviosismo. Así comienza este vídeo grabado en octubre de 2015 (aunque publicado recientemente), en el Parque Nacional Hwange, en Zimbabue. Los responsables del vídeo llamaron a los servicios del parque, pero tardaban horas en llegar.
La madre, desesperada, intentaba en vano rescatar al pequeño, acaparaba el abrevadero evitando que el resto de la manada pudiese acercarse al elefante y al agua. Eran horas de calor y esto la enfrentó con la manada. Comenzaron a apartarla del agua, empujándola, llegando a dejarle algunas marcas con los colmillos. Pero ella no se rendía.
Las limitaciones de un animal de sus características solo le dejaban una forma de aproximarse y cubrirse al mismo tiempo, andando de espaldas. La madre se aproximaba de espaldas y el resto de la manada, alrededor de la cría, la alejaba a empujones. La situación no parecía que fuese a acabar bien para los dos principales afectados. Entonces, una segunda manda, liderada por su matriarca, entró en escena. Se aproximaron a velocidad vertiginosa (“break-neck speed” en palabras de la autora del vídeo).
Lo que ocurrió a continuación es especialmente interesante. La matriarca del segundo grupo, nada más llegar, centró sus esfuerzos en rescatar al pequeño. Rodearon a la matriarca, atentos a la situación y sin involucrarse. En el vídeo se puede observar como la madre (que anda de espaldas) sigue tratando de acercarse, pero el segundo grupo la mantiene alejada. También se aprecia como los elefantes controlan a los pequeños alrededor (min.3:50), y mantienen alejada a la madre (especialmente patente en min. 5:02). Después de varios minutos de esfuerzo, en los que la matriarca usa su pata izquierda delantera, la trompa y la frente con destreza (tirando o empujando del lugar correcto y hacia el lugar correcto), la matriarca consiguió sacar al pequeño elefante atrapado. Después del rescate pasaron varios minutos durante los cuales la segunda manada continuaba rodeando al pequeño (siempre cerca de su rescatadora) sin dejar que se aproximase la madre. Pasado ese tiempo, la matriarca se alejó del grupo con el pequeño y, de alguna forma (quizás retrocediendo y alejándose ligeramente de él, min 7:00), dio el visto bueno a la madre para acercarse. Ella se encontraba mucho más lejos que durante el proceso de rescate, (por contagio emocional o por entender que el peligro había pasado) parecía mucho más relajada.
El papel de las matriarcas vuelve a quedar patente una vez más. Este es un ejemplo de algo que la ciencia ha demostrado (pero aún seguimos descubriendo), las sociedades de elefantes son sistemas muy complejos, donde las matriarcas juegan un rol fundamental. Cuanto mayores son, mayor es su importancia en el grupo.
Aquí tenéis el vídeo:https://youtu.be/-31APArAVPI
F.J. de C.
Madrid, 13 de febrero de 2016.
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