Actualidad política española: El fenómeno “Podemos” o las mentiras de unos falsos profetas.
Un viejo compañero, y sin embargo, amigo que une a su amplia formación humanística unos rigurosos criterios históricos en general y del Derecho y la ciencia Política en particular, me envía (bajo el seudónimo "Cuncún") el siguiente artículo sobre el fenómeno de la irrupción de Podemos en la vida política española.
F.J. de C.
Madrid, 27 de enero 2.015
Resulta increíble la polvareda que se ha levantado con el asunto de Podemos, que aunque, dado lo que promete, no deberíamos reconocerle solvencia alguna, y si acaso la misma que a un tratante de pociones y ungüentos mágicos, de esos que procuran curación inmediata de cualquier mal, el remedio para amores no correspondidos o la vida eterna, perdemos el tiempo valorando el riesgo que representa para Espańa un triunfo en las urnas del tipo de Syriza en Grecia, como si pudiéramos influir en los acontecimientos futuros desde nuestros comentarios, que no hubieran debido cruzar el umbral del soliloquio. Mi posición ante el caso es que tengo miedo a Podemos y que de cumplirse los más negros augurios planearán otra vez sobre el solar patrio inicuas sentencias de condena por "desafecto a la República"; esto ya ha ocurrido en las mejores familias.Madrid, 27 de enero de 2.015
Resume un vademecum colocado en una de las estanterías, que tengo de poco uso, que los embarazos ectópicos, es decir, "fuera del lugar" adecuado para que la vida sea viable, se producen debido a una obstrucción en las trompas de Falopio, o lo que es lo mismo: ¿ qué hace un partido como Podemos irrumpiendo "fuera de lugar", en concreto, en la escena política de la Comunidad Europea y, en general, de cualquiera de los países avanzados, que gozan de un adecuado nivel de cultura, bienestar económico y un correcto, más o menos, funcionamiento democrático?.
La aparición hasta ahora de tales partidos había quedado relegada como un algo posible o un peligro real a los países en vías de desarrollo, en los que se dan las circunstancias necesarias para obstruir el normal funcionamiento de las instituciones y hacer imposible que ese país nazca a la vida democrática, como ocurre con la obstrucción de las trompas de Falopio. Siempre ha habido y siempre existirán agregados así, de la catadura de Podemos, cuando se dan los impedimentos oportunos para debilitar la fe en la Democracia; y ahora se dan. Cada día nos despertamos con informaciones que ya hace tiempo han colmado nuestra capacidad de asombro y ahora, postrados y casi en estado de perplejidad catatónica, debemos confirmar y dar validez oficial al chascarrillo de que "lo malo no es la noticia, sino la cara de tonto que se te queda".
¿Cuáles son los caladeros habituales en donde los tales Pablosiglesias, los Monederos, los Chaves, los Castros de ahora y los Troskis, Lenis y Stálines de entonces, todos buenos patrones de pesca, faenan?; los de siempre:
- en la muchedumbre de indignados por la corrupción política, que tienen derecho a la honestidad de su clase dirigente (en los tribunales se tramitan más de 1600 casos de corrupción y no pasa un día sin que afloren titulares involucrando a alcaldes, consejeros, partidos políticos, hasta a la Casa Real en procesos judiciales por abuso de poder; y también, sí, los Sindicatos, que pasaban por ser, para muchos, lo más honesto y puro del Sistema. Los españoles perciben que somos un país de corruptos", que la corrupción es una de las grandes lacras del país, por delante incluso de los problemas de índole económica); ¿y quién tiene el papo suficiente para pretender que no se indignen contra esos cacos, que hubieran debido ser espejo de virtudes?
- en la muchedumbre de pobres y hambrientos por el paro, que constitucionalmente tienen derecho al trabajo (en España, en 2013, ya había tres millones de personas en situación de "pobreza severa", según la terminología de Cáritas, esto es, que viven con menos de 307 euros al mes); ¿cómo no sentirse solidario de quien no puede atender a sus necesidades vitales hasta el punto de poner en peligro su propia subsistencia y la de las personas que de él dependen?
Pero no es a "ellos" a los que la sociedad debiera temer, sino al "medio" en el que se desarrollan; que permite aflorar estas alimañas oportunistas, nocivas y perjudiciales para la misma sociedad, ante la que, sin embargo, ellos se presentan como sus salvadores; que condenan a sus políticos como la casta deleznable que, sin embargo, ellos anhelan ser; que quieren un voto de confianza para implantar un proyecto de Estado que, sin embargo, sus protagonistas hace tiempo dinamitaron ante fracaso tan estrepitoso, como en la URSS; o todavía languidece en la miseria, como en Cuba; o a ella se precipita "quam maximis itineribus", como en Venezuela; o han transformado la doctrina, como en China, en tal manera que ni Hegel ni Marx ni Engels, querrían reconocerla, aunque les forzaran a una prueba genética. En fin un flagrante sinsentido, como el de "era de noche y sin embargo llovía".
- en la muchedumbre inculta, muy poco formada, aunque no diré analfabeta, que tienen derecho a recibir una buena educación (los adultos españoles tienen el peor nivel educativo de la OCDE. - dice un informe, tipo PISA - y somos los últimos en matemáticas de 23 países, y los penúltimos en comprensión lectora; tenemos problemas para entender prospectos de medicamentos, una cuenta de la compra con ofertas variadas o para interpretar estadísticas sencillas como por ejemplo analizar gráficas del recibo de la luz o libros como El Quijote); ¿qué añadir? Un buen patrón faena en estas aguas.
Pero aquellos primeros hijos de Marx (es sólo una cuestión de gusto), en su bestialidad bolchevique, eran más francos, más sinceros, me parece a mí: agitación, organización revolucionaria y paso en el momento oportuno a la ofensiva resuelta, que, en principio no habrá que renunciar al empleo del terror ... (Lenin). Pero estos de aquí son arteros, sigilosos, nada de lucha armada; eso ya vendrá en su momento; ahora hay que hacerse con la sociedad civil de indignados, parados sin medios de subsistencia y todo el cardumen de especie inculta, ignorante sin haberlo deseado, víctima inocente, pero incapaz de pensar por su cuenta, que se mueve en todas direcciones a impulsos de su corazón y arrastrados por su entusiasmo siguen ciégamente a un jefe que les "promete y guía"; son como esos insectos que inoculan su freza en otros para asegurar la supervivencia de su prole y al nacer la devoran viva. Así hizo Chaves, que, aconsejado por estos iluminados, ha alimentado su descendencia con el cuerpo exánime de la sociedad civil venezolana.
Y hablando de la Sociedad Civil, la pobre; en los últimos tiempos, se ha convertido en un talismán, en el obscuro objeto del deseo de todos los ideólogos, pensadores y políticos (calificaciones que, aunque parezca mentira, se excluyen entre sí y a lo más que llegan es a emulsionarse, si se les agita con fuerza).Todos desean tener con ella un coqueteo; una aventura; los más atrevidos, una relación sentimental, pero, por favor, que sea poco duradera: la Sociedad Civil, interesante, sí, pero qué peligro. Mucho cuidado.Pues bien, estos golfos apandadores del poder y, por qué no decirlo, de las comodidades futuras que comporta, se han aprovechado de ese malhadado término, Casta Política, inventado y aireado por todos los medios informativos, para desacreditar a "todos" los políticos, aunque a veces un escrúpulo inesperado, les obliga a dar un paso atrás y en un cómico gesto, alzando las manos exclaman: ¡no todos, no!; y al rebufo de esta categórica afirmación, arremete Podemos contra "todos" esos políticos, partidos y gobiernos de la Democracia, que a sus adalides les ha permitido vivir sin estrecheces, educarse hasta niveles por encima de la media nacional, eso sí, con su esfuerzo, y ahora (qué bien) en trámite de enriquecimiento personal, aunque oculto y vergonzante (pues, qué mal), y esos tales osan opinar en contra del Sistema que se afanan en dinamitar, y sin miramientos pretenden convencer a la afición, no a nosotros, claro, de que esa Casta Política se ha arrojado sin miramientos, como el lobo de Gubbio, sobre el pueblo, su gente, sus presuntos seguidores, que son, naturalmente, los incultos que han sido engañados y explotados, los indignados por la corrupción y los empobrecidos por la crisis. Así de fácil; así de tonto.
¿Y por qué golfos apandadores?, porque no piensan compartir el poder político tan pronto se hagan con él ni dar la posibilidad por medios democráticos a que otro lo consiga, porque, digámoslo claramente, son la verdad absoluta a la que todos deben someterse, quieran o no.
¿Y por qué así de fácil, así de tonto?, porque será posible fácil y tontamente, siempre que exista una masa crítica de incultos, pobres sin trabajo e indignados por la corrupción. Para ello, lo ideal, populismo y la violencia que se pueda. Y según nos cuenta la historia políticoeconómica de los países en los que el populismo de izquierda, como Podemos, se ha instalado, resumo, al principio todo bien (empleo, mejora de salarios e igualdad social) y, enseguida, todo mal (intriga de poderes, carestía, desequilibrios económicos y quiebra del Estado) y entonces o se abandona el sistema, como en la URSS, o se mantiene por la fuerza, como en Cuba o Venezuela.
¿Y en China? Ha salido espantada de la miseria de Mao y camina hacia la prosperidad por andadura capitalista y armadura firmemente autoritaria, que llama sin sonrojo comunismo. Un dato: ya hay una clasificación en los diarios revistas, televisiones y los más enterados del pueblo que crean opinión en todos los países, de quiénes son, los más ricos de China con una relación, encabezada por Jack Ma, de 354 personas, cuyo patrimonio supera los 1000 millones de dólares, 39 más que en 2013, aunque para España, el más rico sea el multimillonario chino Wang Jianlin porque ha comprado, entre otras muchas cosas, el 20 por ciento del Atlético de Madrid; y eso tiene bemoles.
Pues no, no creo que China vaya a tener un embarazo ectópico. Es cuestión de tiempo, pero nacerá en su momento una criatura sonrosádamente democrática, la propia de los países que son como "se debe ser".
"Cuncún".
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