Seguidamente enlazo un video estremecedor con un planteamiento interesanisimo,que pretende explicar las razones de la piratería en el "Cuerno de Africa".A pesar de extensión,unos 28min. creo que merece la pena su visionado completo.
http://dotsub.com/view/8446e7d0-e5b4-496a-a6d2-38767e3b520a
Somalia, una de las regiones más pobres del planeta, agoniza y muere de hambre, se ha convertido también en uno de los paises más peligrosos.
Los nuevos piratas, no solo somalíes, sino también mercenarios internacionales, fuertemente armados, roban y atacan los barcos pesqueros españoles y franceses principalmente, que están esquilmando sus recursos pesqueros.
También otros barcos de banderas de conveniencia están utilizando sus costas como auténticos vertederos de residuos ilegales, tóxicos e inclusive basura nuclear y de metales pesados.
F. J.
2 comentarios:
Comentario de "aml":
Pues sí, me ha producido una incómoda turbación el vídeo y aquí me tienes contándotelo tan tranquilo. Esto es más o menos la humanidad y lo que se puede esperar de ella.
Ser políticamente correcto supone en no pocas ocasiones una actitud deplorable y miserable. En la segunda parte del pasado siglo el comunismo provocó y aceleró un proceso general de descolonización, movido no por principios morales sino por intereses estratégicos. Esto dio lugar a un proceso desordenado que afectó especialmente a los países africanos carentes de la identidad, la tradición y la cultura precisas para acceder con éxito a un proceso de autonomía e independencia.
Somalia ha sido uno de los países que más han sufrido las consecuencias de aquel proceso, ya que se asentaba en un territorio de escasa riqueza y apenas alcanzaba la estructura tribal y que, en sentido contrario, tenía alto valor estratégico. Sus hambrunas, consecuencia de las sequías, son tradicionales. En 1992 hubo una que Estados Unidos trató de aliviar enviando alimentos y ayudas que fueron devueltos por decisión del Congreso Unido de Somalia. Hubo incluso intentos en 1992 de establecer algo así como un protectorado internacional de la ONU. Pero en pocos años fracasó. Las cosas no han cambiado mucho, cuando en 2011 las NNUU montan y puente aéreo que va desde Nairobi, capital de Kenia, a Mogadiscio, y las autoridades keniatas ralentizan ocasionalmente su funcionamiento. La propia Kenia sufre una hambruna no declarada como tal por la ONU.
Y como se repiten las catástrofes, se repiten los fracasos de los intentos de atajarlas. Las ONG (las realmente elogiables y las coyunturales que van lo suyo) y los organismos nacionales e internacionales se esfuerzan en allegar recursos. Se crean comisiones y observatorios. Se anuncia a bombo y platillo un envío de 10 toneladas de alientos que pueden solucionar el problema de unos días de entre 3.00 y 4.000 personas, cuando la hambruna afecta a tres millones y medio de somalíes.
No estoy en contra, naturalmente, de esos envíos, pero debe afirmarse que únicamente sirven para acallar conciencias rociándose de buenísmo. NI tampoco, en sentido contrario, admito una culpabilidad de todos por lo que sucede; curiosamente el progresismo ha abrazado con inesperado entusiasmo el sentido judeocristiano de culpa. NI somos tan importantes como para ser responsables de lo que sucede, ni tan poderosos para corregirlo. Todo es fachada, fariseísmo, escusa.
La crisis de la ineficacia de los políticos no es solamente un problema nacional; trasciende a lo europeo y salta hasta lo internacional. Las Naciones Unidas autorizan intervenciones armadas en Irak, en Afganistán, en los Balcanes. Libia es el último ejemplo. Somalia es otra cosa. Simplemente un espejo.
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